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---------LO PROMETIDO ES DEUDA------------- LES ENTREGO EL ARTÍCULO QUE REDACTE A PRINCIPIOS DE LAS ACTUALES ADMINISTRACIONES Y QUE SIRVIERON COMO FONDO PARA OTROS ARTÍCULOS SOBRE XINGU, LA LEO NUEVAMENTE Y DE VERDAD QUE A VECES TEMO TENER VOZ DE PROFETA (JAJA ES BROMA), PERO EL ARTÍCULO CUENTA CON VIGENCIA A PESAR DE LOS RECIENTES HECHOS,,,EN FIN, CON ESTA ENTREGA CUMPLO UN COMPROMISO CON LAS PERSONAS QUE PARTICIPAN EN ESTE FORO DE EXPRESIÓN, SALUDOS A TODOS Chingu, ¿nuevo conflicto por venir?. *Hipocresías gubernamentales federales, estatales y municipales, interés económico de municipios y de políticos en torno a 700 hectáreas de tierra Por Jorge Davish. Luego de la adquisición del polígono donde ahora se proyecta la construcción de la refinería mal (ahora) llamada bicentenario, se dio a conocer por este tecleador que de las poco más de 700 hectáreas de terreno 254 estaban registradas a un asentamiento teotihuacano conocido como Xingu (castellanizado a Chingu), desde entonces este nombre cobró mayor relevancia como quizás la misma ex Hacienda de San Miguel Chingu no la tuvo jamás, pues la omisión o error del gobierno de Hidalgo al concentrar en el polígono F1 un sitio arqueológico, en su momento puso en riesgo la adjudicación del proyecto en tierras hidalguenses, en momentos en el que todos los mexicanos creímos que el proyecto se iría a Guanajuato por ser una entidad gobernada por el mismo partido político que el del presidente Felipe Calderón. Hoy estas tierras abandonadas de la mano de Dios y en donde sistemáticamente los vecinos de El Dendho y de otras zonas protagonizaron una destrucción masiva de los vestigios arqueológicos, recobra relevancia ahora que Tlaxcoapan pretende reclamar casi 500 hectáreas de dicha área territorial como parte de sus linderos mediante un decreto de 1862 que asignaba presuntamente estas tierras a este municipio. Breves antecedentes. Previo a los trabajos de salvamente que encabezó en 2011 el investigador Fernando Getino Granados, arqueólogo adscrito al área de Rescate y salvamento de las oficinas centrales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la zona estaba casi devastada por parte de los campesinos que en la década de los veintes recibieron esos predios en dotación, predios que en la época colonial pertenecieron a la Hacienda de San Miguel Chingu. Hasta la llegada de este investigador que siguió el trabajo de Clara Luz Díaz Oyarzabal en la década de los 70´s, a nadie le interesaban estos polvorientos predios, a mi parecer ni a los mismos campesinos, ya que hay que recordar que previo a la venta de los terrenos para conformar un solo polígono, Atitalaquia no estaba en la jugada que se mantenía a través del entonces contralor del estado Fernando Moctezuma Pereda y el secretario de planeación Eugenio Imaz Gispert, fue el entonces diputado Lino Liberio quien impulsó a los campesinos para vender sus tierras, mismas que en la zona de Xingu eran poco productivas por ser de temporal y presentar mucha piedra lo que las hacía difíciles de trabajar. Campesinos, vecinos, propios y extraños por décadas destruyeron y excavaron la zona destruyendo prácticamente la totalidad de los más de 125 edificios o sitios registrados en el trabajo para acreditar el grado de licenciatura de la entonces pasante de arqueóloga Clara Luz Díaz, hoy apenas un puñado de montículos, entre ellos el del mogote o el de la cruz, sobreviven ya que los mismos campesinos contaron historias de como con maquinaria agrícola arremetieron contra los montículos para tratar de emparejar las tierras y formar los surcos para las parcelas. De la destrucción, a pesar de que el INAH tenía conocimiento y se contaba con un registro oficial del sitio arqueológico, nada se hizo, ni siquiera con los trabajos de introducción de canales de la Conagua, menos con la construcción de las grandes torres de alta tensión de CFE, menos el municipio, nadie hizo nada, ni Atitalaquia ni menos Tlaxcoapan por cumplir y hacer cumplir la ley vigente en México que obliga a gobiernos y particulares a proteger el patrimonio arqueológico, nadie hizo nada hasta que el terreno fue legalmente propiedad de Pemex al recibir las 720 hectáreas en donación, fue entonces que por arte de magia apareció el INAH y le sacó a Pemex casi 8 mdp para el rescate o salvamento arqueológico en apenas una decena de hectáreas de Chingu, curioso fue que antes de entrarle a estos trabajos los arqueólogos ya tenían un inventario de los juguetitos nuevos y equipos que se comprarían con el dinero que Pemex les pagaría por los trabajos de investigación, lo cual sabemos siempre ha sido su mejor negocio, dicho lo anterior bajo el argumento de que cuando la zona fue destruido literalmente, no intervino el INAH a sabiendas de que no les sacaría ni un peso a los campesinos porque no lo tenían, pero a Pemex si porque ellos si contaban con recursos. La investigación pasó rápidamente, el INAH entregó la carta de liberación de los terrenos para que la empresa que ganó la licitación para construir los casi 14.7 kilómetros lineales de bardeado iniciara la obra, pero de los resultados de las investigaciones, de las propuestas para que el sitio fuera rescatado y expuesto como un nuevo sitio arqueológico en la región nada se discutió, el orgullo del patrimonio arqueológico, de nuestro pasado, de nuestras raíces, todo eso quedo en segundo plano por el interés que supone la construcción y eventual operación de la más grande y moderna refinería de México, esto luego de 34 años de que no se construye un nuevo tren de refinamiento en un país como México con una importante extracción de crudo de sus pozos pero con poca refinación del mismo, lo que nos obliga paradójicamente a importar a estas alturas casi la mitad de las gasolinas que se consumen en el país. A nadie le importó lo que supone como historia fue el asentamiento teotihuacano más importante y próspero fuera de la gran urbe de Teotihuacán, asentamiento que fue ubicado entre los años 300 y 400 después de cristo y que fue anterior al periodo de mayor auge del imperio Tolteca, en el que se calcula que más de 20 mil personas habitaron esta urbe dedicada a producir y proveer el estuco tan preciado en las construcciones de esa época, a nadie le importó entender de las relaciones comerciales que se establecieron con zonas tan lejanas como Oaxaca y Veracruz, poco le importó al grueso de la población en crisis, quienes ven en la construcción y operación de una nueva refinería los empleos que tanto anhelan y que saben que el gobierno de Hidalgo (uno de los diez estados más pobres del país) por si sólo jamás podrá impulsar, por ello políticos y ciudadanos se han adherido fuertemente al proyecto como única tabla de salvación y han exigido que se inicie a la voz de ya su construcción, todos sabedores de que no hay de otra y pese a que la nueva refinería pueda generar males sociales como pobreza, hacinamiento poblacional, inseguridad, cinturones de miseria, sobre poblamiento, servicios insuficientes y vías insuficientes, sin tocar el tema de la ecología, todo esto pasó a un plano menor considerando la necesidad de que las familias cuenten con un ingreso vía el empleo que la refinería ofrecerá de manera directa para quienes forman parte del circulo privilegiado del sindicato petrolero, tanto como por los empleos indirectos. A falta de un plan serio, oportuno y tangible del gobierno de Hidalgo por impulsar la llegada de inversiones y con ello fuentes de empleo, sus políticos se han subido al tren de la nueva refinería como única vía para el desarrollo económico y social de la zona, el cual aún no se sabe si será como no lo pintan, pues hasta la fecha no hay estudios que nos digan si todo será miel sobre hojuelas, lo cual es ingenuo pensar que sólo así será y que por ende los gobiernos, tanto federal, local y los municipales que comparten territorio con las dos refinerías, deben empezar a impulsar políticas metropolitanas para frenar y revertir los problemas que acarreara tener dos refinerías en operación. Y quien me diga que el estado si ha pensado en el futuro, que si cuentan con planes, que se están preparando, que me lo demuestren, porque ni Eugenio Imaz (quien en un momento de diarrea verbal llegó a decir que en Chingu sólo habían tepalcates, esto sin olvidar que hubo quien juraba y perjuraba que en el sitio no había vestigios arqueológicos), ni su predecesor en la Secretaría de planeación Alberto Meléndez Apodaca han mostrado a los hidalguenses el famoso plan maestro para el desarrollo de la región Tula Tepeji, si, ese costoso proyecto que costo, o puedo decir, con el cual se chingaron 450 millones de pesos de los mil 500 mdp que el estado pidió prestados para comprar los terrenos de la nueva refinería, esos mil 500 que por tanto han chillado sus politiquillos de quinta y han pedido que se les regrese, politiquillos de quinta como Ramón Ramírez que han dicho que con ello se coartó el progreso del estado, pero que todos debemos recordar, fueron los requisitos que la federación puso (y debemos decir mal impuso) para quienes quisieran adjudicarse el proyecto en sus estados, al final nadie le puso una pistola a Miguel Ángel Osorio Chong para que aceptara, como nadie le puso un arma al banco para que les prestara, fueron a crédito y así se pactó, no entiendo porque luego la chilladera de todo el mundo por que el dinero se les regresara, nadie pensó que una vez entregado el polígono de la nueva refinería al día siguiente iniciaría la construcción de la obra (aunque hay que reconocer que si hay un retraso en el arranque de la obra), ni que fueran puentes 2007 como los de Tula (para sacarlos de la manga y mal planearlos y diseñarlos), o los bulevares de la UT, menos distribuidores de Tepeji, no son obras al vapor, electoreras ni adjudicadas como lo pretendieron en su caso, a las constructoras de los políticos del poder en Hidalgo (ya que hay que recordar que a la federación le entregaron una carpeta con las empresas constructoras y proveedoras que exigieron fueran contratadas en la obra, si chucha y tus calzonzotes), así que, en ese sentido hay que ser claro y esto se tuvo que haber dicho desde antes. De los mil 500 millones de pesos que Hidalgo contrató como deuda, mil 50 fueron para el pago de los predios, 450 fueron, según, usados para crear un plan maestro del cual nadie sabe más que es una bonita historia, pero nadie cuenta con los documentos en las manos, digo que se chingaron o robaron ese dinero pues el mismo Meléndez Apodaca cuando llegó a la Seplader reconoció que 450 mdp eran mucho dinero para elaborar un proyecto de esa naturaleza, desconociendo el costo real del proyecto y el uso destino del dinero restante…¿y así el gobernador saliente pidió que se les regresara los mil 500 mdp? Robo sobre robo. Llegado Francisco Olvera al poder, éste cambió su discurso en relación al tema de la nueva refinería, enterró el hacha de guerra y prefirió ser condescendiente con la federación anunciando y aceptando que todo iba en tiempo y forma, discurso que no todos sus secretarios ni sus correligionarios alcaldes de su partido han asimilado, pero como se sabe, el proyecto va, va bien, va en tiempo y forma como lo han dicho miles de veces Calderón y Olvera, por lo que no entiendo la estúpida necedad de medios y reporteros de salir a cada rato con las preguntas a políticos y las notas de…refinería si va o…Hidalgo da gracias por la nueva refinería, o… si se construye la refinería, una y otra y otra vez, yo les preguntaría a mis colegas, ¿alguien ha dicho lo contrario? Entonces no veo cual es la noticia entendido el concepto como algo novedoso, diferente o fuera de lo común. Dejando de lado mis propios enfrentamientos con mis colegas, y volviendo al primer párrafo, nadie antes se interesó por los terrenos de Xingu, ni cuando eran de los campesinos y eran tierras poco productivas, ni cuando en el sitio se asentaron viviendas, menos cuando se construyó un panteón encima de los vestigios, nadie habló de Chingu cuando se trató de llevar servicios, construir canales y torres de conducción de líneas eléctricas, el interés surge por el entendido que una gran parte de la refinería será construida en dichos terrenos, por lo menos unas 500 de las 700 hectáreas, y si bien por legislación los predios donde se asientan infraestructuras productoras como el caso de Pemex, no pagan impuesto predial, si permiten el aspecto de la gestión y es ahí donde Tlaxcoapan pide ahora que 500 hectáreas le sean reconocida dentro de sus límites gracias a un decreto de 1862 del entonces gobernador del estado de México Felipe Berriozábal. El secretario municipal de Tlaxcoapan Eric Felipe García García ha dicho que su municipio estudia o analiza hacer el reclamo para hacer efectivo el decreto con el cual se le restaría parte del territorio a Atitalaquia, municipio de quien no sabemos su postura, o si se amparara ante dicho decreto o si el decreto en sí mismo es inacatable, si expiró o si es inviable, lo cual es natural pensar, ya que Atitalaquia no se quedará de brazos cruzados ante la promoción legal que pretenda hacer sus homólogos del gobierno de Tlaxcoapan, no sabemos si como lo dijo García García, todo se desarrollará por la vía legal y de las buenas relaciones, aún es temprano para saberlo, no sabemos tampoco si el estado, (esperemos que no) se meterá en el asunto, ya que en todos los lados donde se mete en asunto limítrofes sólo lo hace para regarla (hasta por eso ya les dicen los jardineros, porque sólo la riegan), mas a sabiendas de que de un lado son petistas y del otro priistas. NO sabemos cómo se desarrollará esta nueva controversia, si será un asunto de meses, o un largo litigio de años, desconocemos que vaya a resultar de las primeras declaraciones oficiales del gobierno de Tlaxcoapan, lo que sí sabemos es que nuevamente Chingu será motivo de controversia, quizá de enfrentamiento legal, lo cierto es que antes nadie se desgarró las vestiduras por dos aspectos, digo nadie, ni el estado de Hidalgo, ni los municipios de Atitalaquia ni de Tlaxcoapan: 1.- Por proteger el pasado arqueológico del país en concordancia con lo que les demandaba el cargo a los entonces alcaldes de Atitalaquia, los gobernadores de Hidalgo, del país y al mismo INAH. 2.- Nadie se desgarró las vestiduras por llevar servicios a la zona, nadie se ocupó de elevar las condiciones de vida de la gente asentada alrededor del Chingu, menos por elevar las condiciones de los campesinos quiénes ahí sembraban. 3. – Nadie está viendo por como vivirán y si será necesario reubicar a las familias que quedaron asentados rasantes con la zona del bardeado de la nueva refinería, antes si todos ven por el asunto económico, lo cual no está mal por sí sola, pero al menos disimulen un poco señores políticos, digan en sus discursos que les preocupa la gente, finjan amigos políticos, tal y como siempre lo han hecho, total, al Chingu, al sitio arqueológico, a la parte del pasado de los mexicanos, al xingu se lo llevo la…
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 17:28:59 +0000

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