- "No importa qué... Nunca te rindas, Ryan Jhonson..." - le - TopicsExpress



          

- "No importa qué... Nunca te rindas, Ryan Jhonson..." - le susurró una voz en su cabeza, una voz extraña, desconocida... y a la vez tan cálida y amigable que le confundió al extremo. Era de noche, las 4:30 de la madrugada y su habitación sólo estaba iluminada por la leve luz que entraba por las cortinas, luz artificial combinada con la hermosa luna que decoraba el cielo. Él podía verla pues la ventana quedaba justo al lado de su cama, y la cortina estaba lo suficientemente movida como para permitirle ver el paiasaje aún estando recostado... Y entonces, se puso a recordar. Había nacido en una familia respetada, adinerada y poderosa de Estados Unidos, la familia tenía muchas expectativas puestas en él, le imaginaban siendo un magnate de las financias, el hombre que llevaría a la familia a los más altos rankings de los más adinerados... Y aún así... Toda su vida la había pasado lejos de sus padres... Los veía para fechas importantes, o cuando estaban de descanso... El resto del año él estaba a cargo de una sirvienta que se divertía burlándose de él y haciéndole pasar terribles penurias para su joven mente. Si había algo que Ryan valoraba con todas sus fuerzas, eran los regalos que sus padres le traían cuando llegaban de algún viaje. Juguetes maravillosos que él atesoraba, mas no rellenaban la inmensa falta que le hacían las dos figuras más importantes para él. Aún así, los cuidaba como si éstos fuesen a romperse con el más mínimo mal trato, exageradamente delicado con todas sus pertenencias... La sirvienta que cuidaba de él tenía diversos problemas en su vida no laboral, mucha rabia contenida por las reiterativas infidelidades de su novio y no tenía con quién descargarse... A excepción de Ryan. Sin dudarlo atacaba a cada regalo que los padres del chico le hacían una vez éstos se marchaban nuevamente a los largos viajes de negocios, disfrutando de ver las lágrimas en el pequeño que sólo observaba, pero jamás la acusaba. En su inocencia, recibía cientos de reclamos por sus padres, que pasaban varios meses sin traerle un nuevo juguete, algo que le recordase que sus padres le querían y que estaban con él a pesar de la distancia... Pero ella volvía a romperlo y él quedaba totalmente destrozado, triste y silencioso, pues no se atrevía a delatar a la mujer que siempre le acusaba de haber destrozado cada juguete que le regalaban. Y aún así, cuando cumplió los 6 años, su madre le regaló un hermoso colgante de oro con una cruz del mismo mineral. ¡La sirvienta no podía creer que le hiciesen ese regalo a un crío y se imaginó vendiéndola y ganando millones! Cuando trató de robarle la cruz al niño, éste la defendió con uñas y dientes... ¡No podía permitir que le robasen algo tan valioso, no ahora! Su madre le había dicho que si destrozaba ese regalo, nunca más le volverían a regalar algo... Entonces, ¿cómo podría sentirse él cerca de sus padres? ¿Cómo podría sentir él su cariño a pesar de la distancia?... Fue aquél día en que su poder despertó de una terrible forma, su dedo índice apuntó fúrico contra la sirvienta, y sin poder controlarlo el niño, un hermoso y mortífero rayo rojo impacto contra la mujer que murió al instante para posteriormente ser calcinada por el rayo... Pero aún así, ella había destrozado la cruz. Ryan no podía creer lo que había hecho, ¿él había matado a alguien? No podía entender el motivo, ¿tan grande había sido su ira?... ¿Cómo había sido capaz de arrojarle un rayo a la mujer? ... Pero ella estaba muerta, la cruz estaba destrozada y él... Él se sentía sucio, triste y desamparado... Se sentó en una esquina de su habitación, abrazado a sus rodillas y ocultando su rostro, llorando por días hasta que su madre y su padre regresaron, encontrándose con la terrible escena... Ryan les explicó qué había pasado, que él no había querido, que él nunca quiso dañarla a pesar de todo lo malo que le había hecho pero que no podía permitir que destruyesen su nuevo tesoro, a pesar de que éste ya estaba totalmente destrozado a excepción de la cruz. No dudaron en expulsarlo de su casa, más aún cuando empezaron a reparar en la enfermedad que empezó a azotar el joven cuerpo del niño. Le abandonaron pues no le servía, le abandonaron pues era un asesino... A un niño de 6 años, le dejaron en la calle a su suerte, esperando que la muerte fuera benevolente y lo matase sin más... Pero Ryan sobrevivió. Pasó un año de su vida tratando de aprender a controlar sus poderes, temeroso de volver a dañar a alguien... Y en ese año, salvó la vida de una de las niñas de un Orfanato, que al descubrir que el joven Ryan de ahora 7 años no tenía un hogar decidió llevarlo con ella. Con su inocencia y timidez, Ryan se convirtió rápidamente en juguete de todas las niñas del lugar, acostumbradas a tratar con hombres y dirigir juegos como las casitas, aunque muchas veces había niñas jugando a la pelota en el patio. Durante 3 años, fue la muñeca de trapo de todas las niñas sin excepción, le peinaban, le pintaban y le ponían vestiditos, él sólo se dejaba, callado y siempre con una expresión triste en el rostro... Nadie sabía su origen, nadie sabía qué le había pasado, sólo conocían su primer nombre. Ryan. El orfanato prontamente vio el potencial de Ryan, era un chico inteligente, demasiado inteligente por lo que no dudaron en darle estudios, en ponerle en una escuela y hacerle recuperar el año perdido en el que estuvo vagando defendiéndose de toda clase de peligros e inconscientemente alimentando la corrupción de su cuerpo... No sólo terminó la escuela con honores, si no que el estado decidió pagarle la oportunidad de estudiar en una de las más caras y prestigiosas universidades del país, la Universidad de Princenton. Ryan cursó no 1, si no 3 carreras a la vez en un periodo de tiempo récord... Aunque eso no le llenaba, pues sentía sus poderes todavía presentes en él. Fue un día de verano cuando decidió que él debía usar sus poderes para proteger al resto... Daba igual si el resto le temía, todo su poder debía ser usado para el bien, y cómo no, igual daba lo que pasase con su vida muy a pesar de que el orfanato le había llevado al médico y ya estaban investigando sobre su rara y única enfermedad, una enfermedad que estaba terminando con él ,que le estaba matando... - ¿Soy... un mal hijo? - le preguntó a la luna, pero ésta no le dio respuesta alguna, estaba solo, no había escuchado más voz que la suya al hablar, pero ahora... Ahora cerró los ojos y preguntó.- ¿Qué soy yo...? De nuevo no hubo respuesta, por lo que decidió que era mejor abrazarse a la almohada y tratar de dormir nuevamente, pues, cada vez que cerraba los ojos y dormía, un nuevo secreto de la historia de Illidan se iba revelando.-
Posted on: Sat, 17 Aug 2013 05:39:57 +0000

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