#67 Había quedado enamorado de la petisa. La siguiente noche fui - TopicsExpress



          

#67 Había quedado enamorado de la petisa. La siguiente noche fui a por ella nuevamente; debo señalar que ese día me lo pasé en la cama. Comí otro sándwich en el mismo lugar que la noche anterior. La esperé hasta la medianoche pero no apareció. Me estaba poniendo furioso, no podía contra mi ansiedad. Se me ocurrió preguntarle a unas chicas colegas de Anabela, el resultado fue humillante. Me fui de la plaza antes de que la insistencia por ofrecerme remplazo fuera demasiado insoportable y respondiera el acoso de aquellas damiselas con violencia. El manoseo me resultaba violento y antes de darme cuenta me vi rodeado por tres feas, muy feas, putas que querían llevarme a un hotel de cuarta a unas cuadras de ahí. Me liberé pidiendo disculpas como un caballero, pero totalmente avergonzado por estar pidiéndole perdón a unas putas de mierda por no verme tentado por lo que tenían para vender. Caminé hacia Republique, tomé una calle que no había tomado nunca, algo oscura, pero no me preocupé demasiado y apuré el paso. La callejuela pegaba una curva a mitad de cuadra, cuando la caminé, dos tipos salieron de la oscuridad y me interceptaron bajo la luz de una farola. Solo habló uno de ellos, de aspecto parecía Marroquí, el otro, también multo pero más bien arábico o turco, se quedó callado, acompañaba cada palabra de mi interlocutor con una sonrisa y moviendo la cabeza de forma afirmativa, era realmente irritante. El marroquí me increpaba por no haber aceptado aunque sea alguna de "sus" chicas, me trataba de gay, lo cual no me ofendió tanto como que quisiera mi dinero de todas formas, ya que según él había probado su mercadería. Mi negativa fue rotunda e intenté esquivarlo y salir de esa situación caminando en la misma dirección que llevaba cuando me asaltaron. El mudo me agarró del brazo y el parlanchín sacó una navaja de su bolsillo. El reflejo de la luz de la farola sobre el filo me molestó tanto como si me hubiera cortado. Toda mi cólera acumulada desde el manoseo de esas negras se concentró en la cara de mi atacante. Dí un salto y le caí con una trompada a la nariz, el que me tomaba del brazo no pudo hacer nada al respecto, del salto me había zafado como si estuviera aceitado. Giré y aproveche el efecto sorpresa para darle dos trompadas a él tambien. Cuando estaba por darle la tercera observé que el marroquí se incorporaba, no podía dejar que eso suceda. Estampé el puntín de mi zapatilla en su nariz por segunda vez mientras le gritaba- "¡A ver cómo te levantás ahora... puto de mierda!". - como tres veces se lo grité, estaba totalmente fuera de mi. Los dejé a ambos tumbados sobre los húmedos adoquines y seguí caminando hacia el río. Pero al cabo de unas cuadras, mientras me enfriaba de la calentura, me surgió un pensamiento inquietante. Yo había estado preguntando por Anabel, si iban a por ella podrían pasar dos cosas, la primera que la lastimaran y la segunda que dieran con mi apartamento y conmigo. La primera no me resultaba difícil de digerir, pero la segunda era inadmisible. - continúa -
Posted on: Sun, 23 Jun 2013 02:28:43 +0000

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