¡¡¡ARGENTINA LLAMANDO!!! No quiero verme como un cementerio de tibios hasta los huesos. Un ayuntamiento de momias transeúntes, lúgubres caminantes hacinados en el vacío que encadena la independencia. No quiero gente frenética con la desigualdad. Quiero más gente poética, volver al olor de la tinta fresca, las cartas de puño y letra… Hijos míos, no me digan que es una antigüedad. Si es excelso nuestro idioma, ¿por qué surgen seudos léxicos de moda como aljibe sin polea? Quiero voces genuinas, no de moda. Yo no quiero una ciudad de desertores estudiantes de pibes con sueños fracturados, de ignorancia ambulante, alimento para la iniquidad. No quiero meteoritos, oxidados sentimientos, sumergidos y calados en rictus de ceños aerolitos. Hijos blancos y celestes: pide urgente mi corazón una transfusión de argentinidad. Y que el blanco y el celeste no sea un sueño descreído que flamee en la tesitura ante un pueblo distraído con gargantas anegadas y vista indiferente a mi tierra flameante en las alturas. Una guitarra sin cuerdas, no suena ni a murmullo. Argentinos, entonemos con orgullo nuestro himno nacional. Y a compartir el mate, ¡eso es argentinidad! Cuánta oferta de tecnología cuánta demanda de entendimiento, qué falta de cortesía aqueja a la población. Hay hermanos fatigados por la burocracia exquisita, pide requisitos hasta para respirar. Parece que sólo falta que diga: hoy no hay tiempo, ni lugar para morirse, lo tendrá que postergar. No quiero garras perversas que desgarren mis honores, seres impermeables, rostros con antifaz, sacándose los ojos escondidos, unos a otros por mucho o por poco por el patrimonio nacional. ¿Dónde están los brillantes herederos del Río de La Plata y del Paraná? ¿Y dónde los revolucionarios celebrando a los de Mayo? ¿Están en abstinencia los hercúleos del país, dónde el Che, Belgrano y San Martín? ¡Yo no quiero gente de Halloween! Siembren mis latifundios y eche raíces la descendencia de un pueblo cantarín. Yo quiero pasión en mi pueblo la pasión que no conocen los violentos, subversivos, me deshonran los altivos. Siéntanme, extendida, grandiosa en cada semilla del territorio nacional, donde germina el núcleo de la victoria de un pueblo apasionado más allá de lo personal. Yo soy Argentina y suplico por un acto de grandeza hacia la posteridad. Sonia Isabel POETA ARGENTINA
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 15:45:26 +0000
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