.. Anticipo. Último momento: ..Último momento: .Recibí por - TopicsExpress



          

.. Anticipo. Último momento: ..Último momento: .Recibí por mail las noticias que impactan . lanacion | Revista.Domingo 14 de febrero de 2010 | Publicado en edición impresa.Oxígeno / Diálogos del alma La aventura interior Revista Por Sergio Sinay inShare. . Señor Sinay: En la columna Despertar para cambiar usted cita a un discípulo de Fritz Perls, John O Stevens, en un párrafo en el que dice que cuando tomamos conciencia (contacto profundo) con aquello de nosotros que queremos cambiar, la transformación sobreviene más tarde o más temprano. Es una noticia alentadora, pero me resulta una verdad a medias. Al tomar conciencia del oprobio, de la traición que nos estamos haciendo, se produce la posibilidad de un cambio, pero para que este cambio opere es necesario el ejercicio de la voluntad en acciones concretas. La motivación resulta estéril si no va acompañada de disciplina, factor indispensable para vencer nuestras propias resistencias al cambio. Clelia (Kita) Cá, quien presidió la Sociedad Gestáltica de Buenos Aires, decía que no es suficiente con saber lo que sentimos; lo importante es qué hacemos con lo que sentimos. Esta idea subyace, por ejemplo, en el mito de Orfeo y Eurídice y en la leyenda de la mujer de Lot. En todo cambio hay un punto en el que tenemos que seguir adelante y no mirar hacia atrás. Sergio Chiarlante El mito que recuerda nuestro amigo Sergio, narra las peripecias de Orfeo, personaje de la mitología griega agraciado con el don de la música (el sonido de su lira aplacaba el alma de los hombres). Cuando su amada Eurídice muere, picada por una víbora, él toca y canta las canciones más tristes que se conocen, hasta que los dioses, conmovidos por su dolor, le aconsejan bajar al inframundo y pedir a Hades, dios de ese lugar, que le permita recuperarla. El viaje significa atravesar peligros y enfrentar demonios, a quienes persuade con la música. Hades permite a Eurídice regresar y pone un requisito: Orfeo caminará delante de ella y jamás se volverá a verla hasta que el sol de la superficie los bañe a ambos. Orfeo cumple casi hasta el final, pero, ansioso, se vuelve antes de tiempo y pierde para siempre a Eurídice, que se desvanece en el aire. Podría interpretarse que cada logro significa un cambio y que ese cambio tiene un costo que es preciso aceptar. Que no basta con la voluntad de alcanzar un propósito, sino que es necesario agregarle actitud para sostenerlo hasta sus últimas consecuencias. En Gestalt, pensamiento que cita nuestro amigo, se sostiene que el deseo de cambio nace de una pugna entre alguna de las muchas polaridades internas que nos habitan (temerario-cauteloso, exigente-exigido, extrovertido-introvertido). La necesidad de cambio es la voz de uno de los términos de la polaridad y, aunque ella se imponga, la transformación no traerá calma a menos que sea producto de un conciente y profundo trabajo interno que permita a la persona, primero, reconocer esas polaridades como algo natural de su ser, y luego, integrarlas. Es decir, donde usamos "o" (ser apasionado o racional), usar "y". Así lo explicó la inspirada Kita Cá, a quien nombra Sergio: "Los opuestos no son tales, sino una realidad a ser integrada." Cuando esa integración ocurre, la persona encuentra su foco en su propio interior. Y sobre esto apunta la gran psicoterapeuta chilena Adriana Schnacke en Sonia, te envío los cuadernos café: "No es fácil decidirse a saber quién es uno mismo, sobre todo cuando se nos hace evidente que nuestros problemas se solucionarían «si mi marido comprendiera que», «si mi madre no fuera tan», «si nos alcanzara la plata para». Buena parte del sufrimiento humano pasa, recuerda Schnacke, por tratar de cambiar a los otros o al medio ambiente o, caso contrario, por tratar de ser como los otros nos exigen o esperan que seamos. Esto suele disparar una compulsión a la transformación, el propósito reiterado de "iniciar un cambio", la machacona promesa de transmutar la propia vida (hábitos que, sobre todo, se intensifican a comienzos de año, luego del cumpleaños o tras una crisis). Conviene recordar, a esta altura, a Arnold Beisser, psicoterapeuta que quedó cuadripléjico a los 24 años, creador de la teoría paradójica del cambio y autor de Tránsito apacible . Para Beisser, el cambio verdadero se produce cuando una persona cesa en el intento de convertirse en lo que no es para conocer, aceptar y profundizar aquello que es. A menudo, volver la cabeza hacia atrás representa la negativa a desapegarse de las ilusiones de ser otro. Seguir buscando el cambio en horizontes externos, cuando la meta de la gran aventura transformadora está en el centro de la propia alma.
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 16:11:24 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015