“Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará” Salmos 91:7 Marcos 4:35-41 En 1961, el Huracán Carla, azotó la región costera de Texas, con tal furia que devastó casi por completo todo lo que había a su paso. En la pequeña población pesquera de Kemah, prácticamente no quedó nada en pie. Los cuerpos de auxilio se encontraban atareados rescatando a los habitantes de las zonas aisladas y aledañas a la playa. Días después, cuando el nivel del agua hubo bajado y la zona fue abierta de nuevo y manejamos hacía allá. Tal y como los noticieros lo habían reportado, prácticamente no había ni una sola estructura en pie, sin embargo, al caminar cerca del agua, era casi imposible creer lo que veían nuestros ojos. Allí, rodeada por montones de escombros de los edificios, había una palma perfectamente en pie con todas sus ramas y hojas intactas. Sorprendente, ¿no es cierto? Pero eso no es todo, un pájaro con comida en su pico revoloteó cerca de nosotros y aterrizó en la orilla de un nido y aunque no podíamos ver a los polluelos, podíamos entender por el ruido que estaba alimentándolos. Los fuertes vientos que arrasaron con torres de acero y edificios de ladrillo cayeron sobre, debajo y alrededor de esta palma, mientras que ésta y el nido en ella se mantuvo intacto. Mientras contemplaba con asombro este suceso, recordé las veces en que he sentido que me encuentro en medio de la tormenta, soy golpeada fuertemente y por todos lados, por el enojo, el desaliento, el temor y la ansiedad. Sin embargo, aun en medio de esas tormentas, he podido descansar en paz y seguridad, porque mi Señor es más poderoso que esas tormentas creadas por mí o por otros humanos. “No hay que temer ni que desconfiar, en los brazos de mi Salvador; por su gran poder Él me guardará de los lazos del engañador. Libre, salva, del pecado y del temor; libre, salva, en los brazos de mi Salvador” (letra de un himno cristiano).
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 00:24:23 +0000
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