"Cambio de Tactica" y "El policía" por Manuel Gonzales Prada: Es - TopicsExpress



          

"Cambio de Tactica" y "El policía" por Manuel Gonzales Prada: Es de verse el heroísmo del ejército para defender al ahíto y despachurrar al hambriento. De general a soldado raso, todos revelan el mismo encono y la misma fiereza con el huelguista. -¿Pides pan?, pues come hierro y plomo. -¿Pides justicia?, pues calla eternamente. Las ciudades se transforman en selvas, los obreros en animales de caza, los militares en sabuesos y galgos. Los que se dejan arrollar por la delincuencia,los que sucumben ante la mafia política;en la protesta marchan de triunfo en triunfo, pisoteando las entrañas de niños, de mujeres y de ancianos. Porque el heroico defensor del orden público descarga el rifle, sin averiguar por qué ni sobre quién, importándole un bledo que la bala hiera al amigo, al hermano, al padre o al hijo. Merced al ambiente degenerador de la caserna, el hombre se transforma en animal adiestrado para embestir a sus compañeros; peor aún: se convierte en máquina para funcionar con rigidez matemática, pulverizando con tanta indiferencia al grano que nada siente como a la carne que gime de dolor. Y esto nos ofrecen por tema de admiración y ejemplo los glorificadores de la carrera militar.No, no merecen admiración ni pueden servir de modelo los polizontes del rico, los sicarios del obrero, los profesionales del asesinato. ¿Puede haber cerebro más lóbrego ni corazón más duro que el cerebro y el corazón de un hombre encanecido bajo el uniforme? Lo más inteligente y lo más sensible de un viejo inválido es su pata de palo. Por abusivos y despóticos, por inflados y soberbios, por inhumanos y crueles, todos los portadores del fusil son igualmente aborrecibles, desde el gran mariscal que llora lágrimas de cocodrilo al divisar el campo de batalla donde acaba de hacer morir a cincuenta mil desgraciados, hasta el cabo instructor que arroja una lluvia de palos sobre el humilde recluta por no haber adquirido el suficiente grado de embrutecimiento para convertirse en autómata de evoluciones militares. La Humanidad avanza muy lentamente, porque al acelerar el paso, tropieza en las redes de un sacerdote o se hiere en la bayoneta de un soldado. El reino del sacerdocio declina: el imperio de la milicia no da señales de concluir. El hisopo nos arroja de cuando en cuando algún asperges inofensivo aunque mal intencionado; el fusil nos quebranta diariamente los huesos o nos desangra las venas. La blusa tiene su peor enemigo en la casaca. La sociedad burguesa puede compararse a un vetusto edificio que amenaza ruina. Los nobles, los capitalistas y los sacerdotes son apolillados y endebles puntales que nada sostienen; las columnas de hierro macizo, los que impiden el derrumbamiento final, son los militares.
Posted on: Fri, 05 Jul 2013 05:19:32 +0000

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