¡Caray con Martí de Riquer! Le tenía por un intelectual puro. Sabía de su problema en un brazo pero lo atribuí a algún defecto de nacimiento. Ahora me entero que, aunque se ufanaba de haber llegado los 99 años porque jamás practicó deporte alguno, hizo algo más que deporte: la guerra. Ingresó en el Tercio Virgen de Montserrat, estuvo en la batalla del Ebro y en Benissa le volaron un brazo. Pero lo que más me ha llamado la atención es que, como el padre de José María Aznar, actuó en los altavoces del frente. Un servicio arriesgadísimo pues el enemigo tringulaba, por el sonido, la posición de quien hablaba y no le disparaba con fusil sino con cañón.
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 08:55:04 +0000
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