-Dennis, tengo una pregunta para tí -dijo Max-, y añadió: Nuestro sistema inmunitario tiene la capacidad tiene la capacidad de distinguir un agente extraño en el organismo, pero cómo distinguir en nuestra mente y corazón los pensamientos que no son nuestros y que son nocivos para la salud física y mental? -Suena como a emociones invasoras que nos afectan para mal -contempló Gio. -Ah, entiendo -volvemos a retomar el tema de los invasores! Según los entendidos: nuestros pensamientos son ondas cerebrales que se asemejan a materia cuántica que (valga la redundancia) materializan nuestros deseos; incluso miedos más profundos. Agregó Jess. -Yo siento, pienso y quiero más tiempo, o sea más vida! Dijo Gio. -Eso se podría lograr interpretando las señales que el tiempo nos envía desde el futuro -expresó el anfitrión a manera de revelación. -Cuando yo era niña hablaba como niña, pensaba y juzgaba como niña; pero cuando ya fui mujer, dejé lo que era de niña! Declaró Jess. -Y, eso qué tiene eso que ver con el tema que nos ocupa, ahora? Inquirió Hugo. -Sencillo querido -respondió ella-, invierte el orden de los acciones y, en lugar de que la mente juegue contigo, juega tú con ella y: toma el control de lo que entra y de lo que sale también. Argumentó Jéssica. Extracto del libro: Caín, el mundo y sus huellas. Capítulo 3. El Árbol. -
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 15:55:12 +0000
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