¿HAY AMARGURA EN TU CORAZÓN? Vivimos en un mundo muy - TopicsExpress



          

¿HAY AMARGURA EN TU CORAZÓN? Vivimos en un mundo muy convulsionado donde la gente se muestra cada vez más ansiosa e irritada. Con frecuencia se originan discusiones en la calle entre los choferes de autos, ya sea porque uno va muy despacio, o porque va muy rápido, o porque se tardó en moverse varios segundos más de lo que supuestamente debía después que la luz del semáforo cambió a verde. A veces estas discusiones han terminado en peleas, en algunos casos fatales, producto de lo que se conoce como falta de tolerancia, y en inglés se conoce como "road rage", lo cual no es más que la manifestación de una ira acumulada que encuentra la manera de manifestarse en estos incidentes. Lo peor de todo esto es que a veces llegamos a nuestro hogar pensando encontrar un lugar de refugio, pero nos damos cuenta que allí también se originan las mismas o peores fricciones. Por todos lados vemos personas enojadas, actuando con ira, maldiciendo. Generalmente se culpa al "estrés" o presiones externas como la causa de estas situaciones; sin embargo el problema hay que buscarlo en el interior del ser humano, allí donde la ira se ha ido acumulando, creando raíces de amargura que afectan el comportamiento del individuo y de aquellos que le rodean. La Biblia nos alerta acerca de esto. Dice Hebreos 12:15: “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.” Efesios 4:30-31 > No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados del pecado. Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. No solamente la amargura afecta nuestro estado de ánimo, sino también entristece al Espíritu Santo, dice el pasaje de hoy, dañando nuestra relación con Dios. Es un estorbo en nuestra vida espiritual, creando obstáculos que nos impiden alcanzar la gracia de Dios y disfrutar de sus bendiciones. Y el resultado se refleja en nuestra relación con los demás pues la amargura contamina. ¡Qué dañina es la amargura! ¡Cuánto necesitamos eliminarla de nuestras vidas! Pero, ¿qué podemos hacer? Habrá momentos en que sintamos ira, ¿cierto? Sí, es cierto, pero no debemos permitir que la ira se acumule en nuestros corazones al punto que surjan raíces de amargura. La Biblia dice en Efesios 4:26: “Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados.” Es muy importante que eliminemos de nosotros, lo más pronto posible, la ira que en un momento determinado hemos sentido antes de que el diablo pueda aprovecharse de nuestro estado de ánimo. En Gálatas 5:19-26, el apóstol Pablo escribe una lista de “las obras de la carne” entre las que incluye la ira, los pleitos, las enemistades, y muchas otras en esta categoría. Entonces, en contraste, menciona “el fruto del Espíritu” que es “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.” La única manera de extirpar ese espíritu de amargura y de violencia que sacude nuestro mundo es manifestando el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. Para ello es necesario, en primer lugar aceptar a Jesucristo como salvador, y después entablar una íntima comunión con Él por medio de la oración y la lectura de la Biblia diariamente. Cuando el corazón del ser humano halla la paz en Cristo, sus palabras y acciones reflejarán esa paz, y la ira y la amargura no encontrarán espacio para manifestarse. ¿Sientes que te irritas con mucha facilidad? Si algo no te sale como pensabas, ¿te molestas al punto de llenarte de ira, y hasta proferir palabras que no glorifican a Dios? Cuando el congestionado tráfico no permite que avances con rapidez y necesitas llegar a tu destino a una cierta hora, ¿te llenas de ansiedad y sientes coraje en tu corazón? Si tu respuesta es “SÍ” a una o más de estas preguntas, es muy probable que en tu corazón haya brotado alguna raíz de amargura que esté impidiendo que la gracia y la paz del Señor se manifiesten en tu vida. Acércate al trono de la gracia de Dios, y deposita ante Él toda amargura o resentimiento que están contaminando tu alma, y pide al Señor que te llene de su paz inefable. ORACIÓN: Padre Santo, arranca de mí toda raíz de amargura que esté afectando mi relación contigo, y haz que tu Santo Espíritu llene mi corazón de tu amor, de tu gozo y de tu paz. En el nombre de Jesús, Amén.
Posted on: Thu, 26 Sep 2013 12:50:57 +0000

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