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-LA MATRIZ ILUMINISTA DE LIBERALISMO Y SOCIALISMO- La casa de cambios que la familia Rothschild tenía en Francfurt encomendó al ex jesuíta judío Adam Weishaupt la recopilación y actualización de los protocolos talmúdicos elaborados por los sabios (sabio, escriba y rabino son tres denominaciones de un único sacerdocio mosaico) a partir de la Torá. Una vez concluida su tarea, Weishaupt, siempre bajo el patrocinio de la casa Rothschild, instituyó el 1º de mayo, noche luciferina de Walpurgis, la Orden de los Iluminados. En realidad, y aunque la fiesta del 1º de mayo se justifique en el ajusticiamiento de los libertarios que encabezaron la célebre huelga de Chicago por la jornada de ocho horas, lo que realmente se celebra de manera encubierta es la creación de la Orden. Los nuevos protocolos de Weishaupt configurarían en adelante el soporte ideológico del iluminismo. Al socaire de la Orden, cuyo círculo de poder más recóndito lo componían, y siguen componiendo, los patriarcas de las trece ancestrales familias de financieros judíos, o mercaderes en la antigua terminología, nacieron las dos grandes ramas operativas del sionismo moderno: el movimiento económico sionista, o liberalismo capitalista, y el movimiento político sionista, o capitalismo de Estado socialista. Uno y otro, por supuesto, fieles al doctrinarismo determinista, además de tener en común otros objetivos, como por ejemplo: desarraigo de las religiones, en especial la católica, mediante diversos expedientes, entre ellos la propagación en el seno de las mismas de procesos sincretistas y gnósticos, o su erradicación revolucionaria; destrucción de las monarquías católicas; desmantelamiento de los Estados-nación mediante el doble mecanismo de la creación de entidades supranacionales y la excitación de los nacionalismos étnicos; y establecimiento, en fin, de un imperio mundial sometido a la ideología y al poder iluministas. No pueden desdeñarse, entre otras muchas constataciones acerca de la conspiración mundialista, datos expresivos como los siguientes: Marx pertenecía a la Orden y mientras escribió “El Capital” fue financiado por la casa Rothschild, según confirman los recibos que custodia la Biblioteca Nacional británica. Es asimismo inexplicable el liberalismo capitalista sin la influencia del calvinismo; el socialismo, en sus diversas versiones, es igualmente inexplicable en su plena dimensión sin el conocimiento de los ideólogos del movimiento político sionista, trascendido a movimiento revolucionario mundial; las constituciones de Anderson que dieron soporte ideológico a la francmasonería contenían análogos supuestos; esa misma identidad se percibe en las directrices del primer Congreso Mundial Judío, celebrado en Basilea en 1897; las distintas ramas masónicas dependen jerárquicamente de la Orden a través del grado hermético Arco Real y de B´Naï B´Rith, organización masónica reservada exclusivamente a los judíos, pero cuyos miembros lo son a su vez de las logias gentiles de unas u otras obediencias; las muy influyentes organizaciones de poder creadas durante el último siglo (CFR, Pugwash, RIIA, Bilderberg, Trilateral, Davos, Club de Roma, etc) están inscritas en el círculo exterior de la Orden, a cuyos dictados se pliegan; la sede actual del supremo poder perceptible de la Orden se ubica, como subraya Ladrón de Guevara, en el rascacielos de Nueva York coronado por un luminoso de grandes dimensiones con el número cabalista 666, signo apocalíptico de la Bestia, el cual sirve asimismo de base al código de barras, cuya generalización y tratamiento informático facilitará un control inidividualizado de la humanidad; no por casualidad, la sede del poder central de la Orden está situada frente a la catedral llamada de San Juan el Divino, templo habitual para ritos gnósticos, masónicos y satánicos; el mando supremo de la Orden lo ostentó tradicionalmente el jefe de la casa Rothschild (algunos sostienen que pasó a los Warburg), aunque el que hoy aparece como portavoz es el jefe del clan Rockeffeller. LIBERALISTAS O SOCIALISTAS, TANTO DA JEAN DANIEL, director de “Le Nouvel Observateur” y de izquierda, asistió como invitado a la reunión del Foro de Davos en 1993. Su experiencia la trasladó a un sustancioso artículo que tituló con ironía “Circo de invierno en la cumbre”. Sostenía que “los dos mil dueños del mundo” están instalados en la teoría de los ciclos. Y añadía “Sí, hay un pensamiento único que, gracias a los Estados Unidos, domina todo el planeta (…) A la hora de aplicar el modelo americano, los estadounidenses saben hacerlo mil veces mejor que los demás”. La mundialización, en efecto, puede traducirse por americanización. Pero el poder político norteamericano, colonia de Israel, no fabrica el pensamiento único. Lo administra. La sala de los botones se ubica en el edificio Rockefeller, bajo el signo 666. Luego de subrayar la presencia en Davos de los neosocialistas Claude Ticket y Laurent Fabius ( antes de entrar en el fragor político habían sido altos cargos en sociedades de los Rothschild), sentenciaba Jean Daniel como resumen de lo que había presenciado: “Si el marxismo se define, entre otras cosas, por una creencia en el determinismo económico, todos estos capitalistas son increíblemente marxistas. No es la primera vez, desde luego, que se observa una visión similar entre el economicismo de los liberales y el de los marxistas”. Nada de insólito encierra que los marxistas se transformaran en socialdemócratas tras el hundimiento de la Unión Soviética. Se había cerrado la tenaza mundialista y se imponía el pensamiento único bajo tópicos etiquetados.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 18:04:40 +0000

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