LA OPERACIÓN M. ALAYA La política, con la misma lógica del mercado bursátil, ya tenía descontada hace semanas la imputación de Griñán. In péctore ejercía de preimputado desde la convocatoria de primarias en junio; y sobre todo desde que se puso a sí mismo, ante la declaración del interventor, fecha de caducidad inmediata. La marcha del presidente fue una dimisión preventiva. Griñán ha manejado los tiempos ante el marcaje de Alaya para que esta tormenta no le sorprendiera con la púrpura de San Telmo; pero eso no blanquea la gestión socialista. La investigación tenaz de Alaya durante tres años salvo el paréntesis por enfermedad –solo es un chascarrillo del mentidero que se tratara de una depresión por el fracaso electoral del PP- ha desactivado el sistema clientelar con el que el partido hegemónico durante treinta años regaba sus intereses con el saco sin fondo del erario; y además con un carácter muy personalista, guiada por su coraje, inteligencia y audacia. Tanto que la investigación de Mercedes Alaya se podría denominar Operación M.Alaya. Claro está que el juzgado de la Alaya no es el tribunal de La Haya. Ese personalismo suyo lleno de luces tiene sombras. Su hoja de ruta ha discurrido a veces por el filo de la navaja del calendario político. Este mismo auto del martes con el que le ‘reventó’ su fiesta al nuevo gobierno con una imputación mediática es examinado por la Fiscalía Anticorrupción. La audacia en su investigación le ha llevado a permitirse gestos excesivos. Naturalmente se puede creer que lanzar ese auto en plena fiesta inaugural del gabinete es casualidad, como el auto a tres días de las municipales de 2011 contra el nº2 del Ayuntamiento de Sevilla, rival de su amigo Zoido; o el auto a tres días de las generales del 20N apuntando a Griñán; o encarcelar a Guerrero en la campaña de las autonómicas de 2012 y a cuatro días hacer declarar al chófer de la cocaína; o citar al interventor en víspera de las primarias… También se puede creer que Dios juega a los dados. Allá cada cual. Ella parece disfrutar de esa agenda, muy segura de que al final solo quedará la consistencia de su investigación. Y además es posible que joderle el cóctel inaugural al susanato en palacio tuviera algo de justicia poética. La Operación M.Alaya ha superado el centenar de imputados, por cierto como la Operación Malaya en Marbella. Allí ahora, en la cuenta atrás para la sentencia, nadie recuerda al juez y sus errores. Lo determinante más allá de la repercusión penal, como en Marbella, es que M.Alaya ha destapado la maquinaria burda de esa cleptocracia. Eso, como el gilismo, es lo que quedará. Aunque Griñán haya escapado de la etiqueta de ‘presidente imputado’, el susanato no puede esperar que así se haya cerrado ese capítulo turbio de la historia andaluza. La sombra de los Eres tiene la silueta del aparato.
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 08:40:30 +0000