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LUNES 19 DE AGOSTO DE.2013 SANTORO Y LOBO EN LA MIRA DEL FBI Bajo sospecha POR POR WALTER GOOBAR Bajo sospecha 09.05.2012 El gobierno de los Estados Unidos les canceló la visa a los dos periodistas del Grupo Clarín. La trama del espionaje internacional. La denuncia de las víctimas del atentado a la AMIA. Mirá la galería de fotos. Una investigación publicada el pasado domingo en el diario Miradas al Sur reveló que el periodista Daniel Santoro, del diario Clarín, y su colega Guillermo Lobo, del canal de noticias TN, están bajo investigación por parte del Departamento de Estado y el FBI norteamericanos por sus presuntas vinculaciones con una red internacional de espionaje que tendría gravísimas derivaciones para la causa AMIA. En lugar de admitir –o incluso denunciar– que la embajada de Estados Unidos les revocó las visas a ambos porque están sospechados de la posible comisión de un delito que aún no ha sido precisado, Santoro denunció que es víctima de una conspiración montada por la Secretaría de Inteligencia y el gobierno argentino que –en todo caso– cuenta con la anuencia cómplice del FBI y el Departamento de Estado. Para demoler en cuestión de minutos lo que él califica de “montaje”, el multipremiado Santoro no precisa someterse al detector de mentiras de Chiche Gelblung, sino que le bastaría movilizar las cámaras de TN y Canal 13, junto a un móvil de Radio Mitre, para cubrir su ingreso a la embajada de Estados Unidos. El excelente cronista Julio Bazán llenaría el tiempo muerto de la espera con su habitual pericia. El punto culminante sería la salida triunfal y sonriente de Santoro y Lobo blandiendo las visas recién estampadas bajo unos suaves acordes de “God bless America” como música de fundo. Sería una puesta en escena soberbia que con la estética y los recursos del Grupo Clarín se transformaría en una prueba irrefutable de que Lobo y Santoro han sido víctimas de la patraña que denuncian. El único inconveniente es que no lo pueden hacer. Estos son los motivos. Como resultado de una sigilosa pesquisa que aún está en curso, la embajada estadounidense habría cancelado anticipadamente las visas de los dos periodistas. Según pudo establecer este cronista, Guillermo Lobo fue informado por vía telefónica el 8/10/11 que debía presentarse a sellar la cancelación de su visa en la sección consular. Paralelamente, para obturar posibles filtraciones, se produjo el desplazamiento de una empleada de prensa de la legación que constituía un riesgo de seguridad porque mantenía una relación con el periodista científico. A medida que avanzó la investigación, la embajada decidió revocar la visa de otro sospechoso: Jorge Hatrick, un hombre muy ligado a la parte más oscura de la Armada, al punto de ser muy amigo de Alfredo Astiz. Además, Hatrick se desempeñó como vicepresidente de Asuntos Jurídicos de la Asociación Argentina de Visitantes Internacionales (AAVI), entidad en la que el Grupo Clarín tiene también su incidencia a través de Guillermo Lobo, quien se desempeñó como vicepresidente de Ciencia y Tecnología. En tercer término, la investigación estadounidense puso la lupa sobre Daniel Santoro, quien recién a comienzos de este año recibió una llamada idéntica a la de Lobo indicándole que ya no podría ingresar a los Estados Unidos e invitándolo a presentarse para sellar su pasaporte. Ambos periodistas optaron por hacer caso omiso al llamado porque sabían que en los casos normales se coloca un sello “cancelado sin perjuicio”, pero en los casos de personas investigadas por espionaje, terrorismo o narcotráfico se estampa un lacónico sello “cancelado” que no sólo les impediría entrar a Estados Unidos, sino que los convertiría en sospechosos en distintos aeropuertos del mundo. Lo que llamó la atención de los investigadores norteamericanos –que en junio de 2010 pusieron fin a lo que en su momento fue calificado como el caso de espionaje más grande y espectacular que Rusia llevó a cabo contra Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría– fueron los contactos entre el hacker argentino –prófugo en el Uruguay– Iván Velázquez y el periodista del diario Clarín Daniel Santoro por intermedio de su colega de TN Guillermo Lobo. El pasado sábado, el autor de esta nota se comunicó con Santoro, quien a lo largo de un extenso diálogo telefónico se negó a confirmar o desmentir si su visa estadounidense ha sido cancelada, pero insistió varias veces en que no omitiera nada de lo que él decía. –Por consejo de mis abogados no voy a hacer ningún comentario. Todo esto es una campaña en mi contra montada por los servicios de inteligencia para desprestigiarme. Esa información sólo puede provenir de los servicios de inteligencia. –Cualquier operación en su contra se desmoronaría con que usted me dijera que tiene la visa al día y que puede viajar a Estados Unidos cuando quiera. –La cuestión de las visas es un tema confidencial. Y esa información se publicó en varios portales sin que nadie me llamara para un comentario. –Yo sólo puedo responder por mi trabajo. Y lo estoy llamando justamente para que haga su descargo. –Es que esa información sólo puede provenir de los servicios de inteligencia. Yo respeto tu trabajo y tu trayectoria, y no puedo creer que te prestes a esta maniobra y uses como fuente una información de inteligencia. ¿Vos creés que yo puedo formar parte de una red de espías rusos? –Yo no le estoy preguntando por el espionaje ruso, sino por su visa. Tiene muchos años en este oficio y a nadie se le hubiera ocurrido desmentir su investigación sobre el tráfico de armas a Croacia con el argumento que la información provenía de algún servicio de inteligencia. En lo que a este caso se refiere, yo tampoco me baso en fuentes de inteligencia, sino que he corroborado la información con fuentes diplomáticas y judiciales. –¿Qué fuentes? –Obviamente no las puedo nombrar. Pero toda esta nota perdería su sentido si usted pudiera decirme que puede viajar a Estados Unidos cuando le venga en gana. Además, me llama la atención que si le han quitado la visa de manera injusta, no haga una denuncia pública, porque sería un atentado contra la libertad de expresión y de ejercicio del periodismo. –Ya te he dicho todo lo que te podía decir. Cuatro horas más tarde, Santoro se arrepintió de lo que había dicho y aduciendo no tener el teléfono de quien firma esta nota, mandó a mi página web un mensaje indicando que sólo quería ser citado con la frase “Sin comentarios”, un absurdo después de que había quedado absolutamente en claro que el diálogo era para ser publicado. Es obvio que el FBI y la Justicia norteamericana jamás comunican a los sospechosos que están bajo investigación, pero la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires hubiera desmentido de manera inmediata una nota en la que se afirma que agencias gubernamentales estadounidenses investigan a dos periodistas argentinos y que el asunto ya le ha costado el puesto a una empleada de la oficina de prensa de la propia embajada. Sin embargo, la legación diplomática ha mantenido –hasta ahora– un elocuente silencio de radio. Veintitrés se comunicó este miércoles con una fuente gubernamental estadounidense en Washington, y ante la consulta por el caso Santoro y Lobo, el funcionario –que no pertenece a ninguna de las 16 agencias de inteligencia del país del norte–, admitió: “Algo hay, pero no puedo entrar en detalles”. Entre otras cosas, Daniel Santoro es investigado por el FBI porque según los agentes estadounidenses, a mediados de 2003 el ex juez federal Juan José Galeano les permitió a los periodistas del equipo de investigación del diario Clarín –que Santoro comanda– tener acceso al informe secreto de la causa AMIA que había sido elaborado por la SIDE y sobre el cual debía guardar estrictas medidas de reserva. Según el mismo informe del FBI, Santoro y otro periodista del equipo digitalizaron el documento en forma completa. Más tarde, el archivo digital fue entregado a otro periodista del mismo multimedios. Unos días más tarde, en agosto de 2003, el periodista Guillermo Lobo habría viajado a Europa para entregar el material a los espías rusos, quienes, a su vez, habrían procedido a hacerlo llegar a su destinatario final: el gobierno de Irán, seriamente involucrado en el atentado a la mutual judía. Para los iraníes acceder a ese documento secreto era cuestión de vida o muerte en esos días, porque el ex embajador de Teherán en la Argentina, Hadi Soleymanpour, se encontraba detenido en Londres, acusado de haber participado en el atentado, y Buenos Aires reclamaba su extradición a la Argentina. Pero la requisitoria finalmente le fue denegada por las autoridades británicas.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 01:52:15 +0000

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