“La oración es abrir el corazón y el alma a Dios en una forma - TopicsExpress



          

“La oración es abrir el corazón y el alma a Dios en una forma sincera, sensible y afectuosa, por medio de Cristo, con la ayuda y en el poder del Espíritu Santo” – Juan Bunyan Juan Bunyan fue un gran predicador del siglo XVII. Fue encarcelado en 1660 por predicar “sin licencia” en bedford, Inglaterra, al enseñar que los cristianos podían elevar sus propias oraciones personales sin la necesidad de un sacerdote o un “libro de oración” (una costumbre muy común en Inglaterra por esos años”. Bunyan, Además de escribir su clásica y reconocida obra “El progreso del peregrino” (uno de los libros más leídos de la historia), durante sus doce años de continua privación de libertad, también aprendió que una maravillosa forma de glorificar a Dios en sus sufrimientos era orar a menudo y hacerlo fervientemente; motivo por el cual escribió un libro titulado “La oración”. Sus pensamientos y meditaciones sobre la oración se forjaron en el yunque de la persecución religiosa y, estando en la cárcel, escribió: “La oración es abrir el corazón y el alma a Dios en una forma sincera, sensible y afectuosa, a través de Cristo y en el poder del Espíritu“… ¡Qué gran resumen de la exposición bíblica acerca de la oración! Las Escrituras nos enseñan que la oración es una herramienta poderosa (Santiago 5:16), pero ¿qué caracteriza esta oración poderosa? Me gustaría utilizar la frase de mi hermano Bunyan para responder brevemente a la pregunta: Sinceridad: Este es un elemento crucial en la comunicación… ¡aún más lo es en la oración con nuestro Padre!. Desde la primera oración que elevamos como seres regenerados hasta nuestra eterna alabanza celestial, todo acto comunicativo con nuestro Padre debe estar cargado de sinceridad. Dios dice: “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” Jeremías 29:12-13 Sensibilidad: La oración no es soltar unas pocas expresiones de un parloteo elogioso y de vanas repeticiones, sino que proviene de un equilibrio perfecto entre una convicción racional y un sentimiento sensato en el corazón. La oración está cargada de sensibilidad, puesto que nuestra alma es sensible. A veces oramos después de pecar, lo cual nos genera una sensación de suciedad e impiedad, de requerir la misericordia de Dios para limpiarnos (1 Juan 1:9). A veces oramos cuando estamos tristes (Santiago 5:13). Lo importante es entender que nuestra oración debe provenir de un corazón sensible a la obra de Dios, de un corazón sensible al Espíritu de Dios trabajando en nuestras vidas. Afecto: Cada sílaba de nuestra oración debe estar cargada de afecto. Es imposible leer la sección poética de la Biblia (Por ejemplo, Job, Salmos o Proverbios) sin encontrar cientos de oraciones y plegarias rebosantes de afecto, de amor, de fervor por la Palabra de Dios, de pasión por hacer su santa voluntad, por conocerle, etc. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” Salmos 42:1 “Quebrantada está mi alma de desear tu Palabra en todo tiempo” Salmos 119:20 “He deseado tu salvación y tu ley es mi delicia” Salmos 119:174 Mediación de Cristo: De todos los elementos, creo que este es imprescindible. A veces podemos orar con una minúscula pizca de sinceridad, sensibilidad o afecto, pero JAMÁS PODRÍAMOS SIQUIERA PENSAR en orar a nuestro Padre si Cristo no fuese nuestro Mediador. “Porque hay un Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo…” 1a Timoteo 2:5 Esta verdad bíblica es tremendamente importante. Si Cristo no hubiese venido, muerto y resucitado, jamás tendríamos acceso a nuestro Padre. Él es el Camino, es quien nos abrió una entrada directa al Trono de la Gracia (Hebreos 4:16). Cada vez que oremos, oremos recordando que toda oración llega a nuestro Padre gracias a Cristo y el Evangelio consumado por su obra en la cruz. Ayuda y poder del Espíritu Santo: Dice Bunyan: “Sin el Espíritu Santo, aunque tuviéramos mil libros de oraciones, no sabríamos cómo deberíamos orar, especialmente debido a que tenemos debilidades que nos incapacitan por completo para hacerlo conforme a su voluntad”. Si la oración tiene poder es porque el Espíritu Santo nos ayuda. Él nos ayuda a dirigir una plegaria agradable ante Dios, cual incienso que otorga aroma fragante delante de sus narices. El Espíritu Santo es quien nos guía, nos orienta y nos dirige hacia la voluntad de Dios (Juan 14:26, 16:13). Él obra en nuestras vidas para amoldarnos, para realizar una obra de santidad progresiva en nuestros corazones (Filipenses 1:6). Y, dentro de todas esas maravillosas funciones, él intercede por nosotros ante Dios cuando nos dirigimos en oración. “y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, NO LO SABEMOS, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles…” Romanos 8:26,27 Eso es una oración poderosa: Una oración sincera, sensible, afectuosa; atendida por nuestro Dios por medio de Cristo gracias a la poderosa intercesión del Espíritu Santo que mora en nosotros. “Ore a menudo, porque la oración es un escudo para el alma, un sacrificio ofrecido a Dios y un azote a Satanás. La oración alejará al hombre del pecado; o el pecado alejará al hombre de la oración”
Posted on: Sun, 23 Jun 2013 20:58:03 +0000

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