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-Las aferraba a un imposible, fingía el poder tocar aquella estrella que en cualquier momento se marcharía como solía hacer a diario; movía los dígitos, jugaba con la sombra que se producía al situarlas contra la luz que aún obsequiaba y caminaba conforme se perdía en el acto del acoso. Las ráfagas de viento colisionaban contra su piel, recreaban la brisa cada que ingresaba por sus fosas nasales y la liberaba entre cada suspiro; sabía que ya no era únicamente oxígeno, era un anhelo que dejaba ir con el solo cerrar los ojos y enfrentar el fulgor que lo cegaba en cada intento de lograr lo imposible: contemplar el sol. Las calles no estaban abarrotadas de gente, podía caminar con plena parsimonia y facilitaba la misión que por ahora ejecutaba; los pocos individuos que tenían la suerte de formar parte de aquel recorrido, lo miraban con un toque de extrañeza por la manera en que perdía la mirada en la opacidad de la noche, en la negrura de la bóveda celeste. Las luces comenzaron por adornar la ciudad, los faros orientaban los caminos que parecían no tener fin, ¿las luceros? Ellos embellecían más la noche, les daba el refinado toque y despertaban esperanzas a quien se decidiera a admirarlas. Sus ojos transitaban en las fachadas de los establecimientos que pasaba, aparentaban buscar algún ente a través del impecable cristal; en ocasiones se detenía para divisar el interior de dicho lugares y en otras, meditaba si era bueno el adentrarse, aventurarse a hallar lo que tanto necesitaba. Eran silenciosos, cuidadosos y discretos, cada paso que daba tenía el fin de no advertir su llegada y esperaba que su torpeza no arruinara la sorpresa que tanto le costo maquilar, que tanto llegaba a significar para él. Sobre la pequeña mesa de la sala dejó la bolsa que contenía todo lo indispensable y uno por uno fue extrayendo los elementos. Acomodó lo mejor que pudo el más grande de ellos, ¿el más pequeño? El más pequeño dominó a quien figuraba tener más presencia, pero resultaba todo lo contrario; el sobre yacía bajo el reproductor y cuido que estuviera a la vista de quien llegase a verlo. La luna se plasmó en cuanto curvó los labios en un afable gesto, tan blanquecina se distinguía que solo era motivo de admirar y ese mismo era el regocijo que le producía la posible reacción en esa persona que hasta estas alturas era más que un amigo para él; de quien se enamoraba irremediablemente. Abandonó esa zona del departamento, ya yacía sobre el lecho que todas las noche custodiaba el más hermoso de los sueños y ante la indecisión, se atrevió a asir el móvil. Un mensaje redactó, dijo lo necesario y lo envió. [SMS: Xiao Lu] Yo que tú, iría a la sala... No te demores que el tiempo corre. |Epístola| 11/09/13 Justo ahora me halló en una triste banca, en la misma ciudad, esa misma que transitamos cada que hay algún llamado o simples ganas de disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos; no sería triste si tú estuvieras a mi lado, si fueras parte de esta escena. La gente transita a mi alrededores, ignoran que es lo que realmente hago y yo los ignoro a ellos; mi mente vaga en un mar de recuerdos y en cada uno de ellos estas tú. Hoy fue un día algo atareado, he tenido que organizar mi día por completo para llegar a cumplir con mis obligaciones, aún así, no he podido incluirte en mi "agenda". Pero te extraño. Extraño tu simple presencia y aroma. En algún extraño recoveco de mi alma, me enfado conmigo mismo por atesorarte a tal escala. No hay remedio, ¿verdad? No importa, no lo necesito. Sigo siendo un niño pero llego a camino de ser un joven, un hombre que cuidará de ti. Confío plenamente en mí y sé que podré hacerlo pero la pregunta es: ¿Me permitirás hacerlo? Podría haber escogido simples palabras, aquellas que suelen utilizarse con tanta frecuencia a través de las confesiones pero no, soy un terco. ¿Sabes eso de mí? Te dejaré conocer cada aspecto de mi personalidad, con tiempo y dedicación. Hyung, Xiao Lu, LuHan... Realmente no sé cómo debería clasificarnos pero creo que lo que quiero decir es, bueno, espera. Pon la canción que te he dejado, es muy importante. Me recuerda a ti y a un par de palabras que me has dicho. Es para ti. Ahora sí, la cuestión es. ¿Gustarías de tenerme como quién te cuide y vele tanto como se nos permita? ¿Gustarías de permitirme quererte tanto como mi corazón me lo permita? (eso sonó demasiado cursi pero, bueno, tengo deslices). Hyung, se mi novio. Oh SeHun, tu chico de las poesías.
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 23:41:37 +0000

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