‘Mi enemigo íntimo’ [Mein Liebster Feind] Werner Herzog, - TopicsExpress



          

‘Mi enemigo íntimo’ [Mein Liebster Feind] Werner Herzog, 1999 «El primer plano es una larga secuencia de una gira que realizó Klaus Kinski allá por la década del ´70. Se llamaba algo así como “La Gira de Jesús”, donde Kinski, como un loco desaforado, producía una reinterpretación de los Evangelios. La gente, esencialmente, iba no tanto para escuchar dicha reinterpretación, sino para presenciar los niveles de locura a los que Kinski era capaz de llegar. Con eso, noviembre de 1971, es con lo que comienza “Mi enemigo íntimo”, el documental que, en 1999, realizó Werner Herzog sobre su tormentosa relación con el fellecido actor a lo largo de casi treinta años. Una siguiente secuencia muestra a Herzog visitando el departamento donde viviera cuando era chico, y donde compartiera el espacio con un ya lunático Kinski durante unos meses. El departamento ha sido modificado, pero no la memoria de Herzog. Este va reconstruyendo el pasado, los orígenes pero, al mismo tiempo, construye un Kinski indefectiblemente ficcional, casi mitológico. El recorrido elegido por el director se centra, sobre todo, en las experiencias de rodaje de “Aguirre, la ira de Dios” (1972), sobre la odisea de otro delirante, el conquistador traidor a la Corona española Lope de Aguirre, y “Fitzcarraldo” (1982, y que fue rodada en inglés porque la mayor parte del elenco no hablaba alemán, y luego doblada), que relata la empresa de otro personaje de similares características, Brian Fitzgerald (quien, para construir un teatro de ópera en Iquitos, llevara a transportar su barco, por tierra, de un río a otro para encontrar una nueva y rica fuente de caucho en el Perú de 1894). Por momentos, Herzog parece regodearse en mostrar lo más excéntrico y monstruoso del comportamiento de Kinski. Sus accesos de violencia desmesurada, su cobardía, su permanente estado de puesta en escena. Lo curioso es que, y esto seguramente está buscado por el propio Herzog – quien, por otra parte, en algún momento hasta lo admite explícitamente – hablar de Kinski es hablar de sí mismo. Con numerosos registros y entrevistas, la personalidad brutalmente bipolar de Kinski queda en evidencia así como su megalomanía. En “Aguirre…”, Kinski le mete un sablazo en la cabeza a uno de los extras y le vuela un pedazo de dedo a otro de un balazo. En “Fitzcarraldo”, los propios aborígenes le ofrecen a Herzog deshacerse de ese hombre insoportable y terrible. Pero, en todo momento, esa mueca viviente expresionista en que se transforma la caracterización de Kinski no es otra cosa que el reverso de la misma moneda. Al tiempo que los indígenas peruanos ofrecen matar a Kinski, le dicen a Herzog que lo que más les preocupa es, en realidad, él, porque no habla, porque permanece calmo frente a los ataques del maníaco. En “Aguirre…”, Kinski, haciéndose el ofendido, amenazó con abandonar el rodaje poco tiempo antes de su finalización. Herzog lo amenazó de muerte. El testimonio del propio Kinski está por fuera del film, en su autobiografía, o en algún diario de rodaje. Es igual de desmedido que lo que muestra el relato de Herzog. Pero ¿no es, acaso, otra ficción? El personaje que muestra el director alemán es casi irreal, y es sólo creíble dentro de un entorno ficcional. Entonces, más allá de Kinski, la narración también es acerca de lo épico de cada rodaje… En este documental no aparece, pero en “Fitzcarraldo”, el deseo de Herzog de repetir la hazaña de Fitzgerald (aunque sin desarmarlo y con un barco más pesado), acabó con un hombre muerto. En este film, sí, aparece una secuencia en la cual el camarógrafo casi pierde su mano por rodar en un barco que se bamboleaba por el río Urubamba. En “Aguirre…”, su primer plano secuencia busca la experiencia casi mística de la epopeya en busca de El Dorado por la selva peruana: los actores visten armaduras reales, subiendo por los caminos de corniza. Asimismo, cada rodaje mencionado responde a un personaje que se ve a sí mismo como un semidiós, alguien capaz de desafiar las leyes naturales. El personaje protagónico es, siempre, una extensión de ese deseo de trascendencia de su director. Por eso, Kinski es Herzog y este es aquel, intercambiables. Herzog se muestra como cordial, educado, tranquilo, agradable y simpático, pero sus proyectos faraónicos requieren de un compromiso y un sacrificio tan grande como la egomanía explícita de Kinski. De la misma manera, como parte de su diario de rodaje en “Fitzcarraldo”, el director se refiere a la naturaleza como algo terrible, salvaje, donde la armonía no es otra cosa que una lucha encarnizada por la supervivencia, un lugar oscuro (en el sentido psicoanalítico de la palabra, como aquello donde habita lo desconocido e inconmensurable), para luego aclarar que no es con desdén que dice esto, sino con la mayor de las admiraciones; esto no lo repele, sino que lo atrae. Kinski es, para Herzog, como esa naturaleza en estado puro, que necesita ser encaminada. Curiosamente, es con "Nosferatu", una recreación de la historia del vampiro, que el realizador menciona que el actor había quedado drenado. El resultado en la pantalla es, según Herzog, para aquel ser plenamente expresionista (Kinski, no Nosferatu), un reflejo del estado vital de su medium. Por eso, quizás, este homenaje a Kinski por parte de su amigo / enemigo, se centra en la ficción, porque es ahí donde existió, donde vivió, y lo extraficcional fue algo, irónicamente, extradiegético a la vida "real" del actor. El “enemigo íntimo” de Herzog es, al mismo tiempo, su doble, él mismo, ambos se canalizan mutuamente. Por eso, como cierre, el director elige otro fragmento más de “La Gira de Jesús”: excentricidad, megalomanía, el comienzo y el fin; todo.» *Diego Braude : imaginacionatrapada.ar/Cine/mi-enemigo-intimo.html
Posted on: Sat, 15 Jun 2013 00:58:37 +0000

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