¿NO HABÉIS OÍDO LA LEY? Por: Rvdo. Gilberto M. Rufat Base - TopicsExpress



          

¿NO HABÉIS OÍDO LA LEY? Por: Rvdo. Gilberto M. Rufat Base Bíblica: Gálatas 4:21-31 “21Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 22Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. 23Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. 24Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. 25Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 26Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. 27Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. 28Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. 29Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. 30Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. 31De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.” Introducción Algunos comentaristas cristianos han llamado la carta a los Gálatas, la epístola de la suprema libertad cristiana. En ella encontramos una fuerte apología de la salvación o justificación por la fe. Pablo comienza su carta con un profundo asombro, que va acentuándose hasta la indignación contra aquellos que deliberadamente querían alterar el evangelio de Jesucristo, el mismo evangelio por el cual él había perseguido a la Iglesia y que ahora con tanta tenacidad defendía. Para el apóstol, lo que estaba en juego era la libertad de los creyentes, ya que, se veían arrastrados otra vez al judaísmo, aquel que les había esclavizado. Debido a que, los judíos y los cristianos trazaban su origen en Abraham, Pablo les presenta una alegoría entre Sara y Agar. ¿Qué es una alegoría? Una alegoría es una figura retórica que consiste en representar una idea abstracta, a través de símbolos o imágenes. A diferencia de la parábola que resalta o acentúa el tema central, en la alegoría los símbolos o componentes de la misma pueden tener varios significados, como veremos. 1. HIJOS DE LIBERTAD O HIJOS DE ESCLAVITUD Pablo comienza la alegoría estableciendo la diferencia entre los dos hijos de Abraham, uno de la esclava (Agar) y el otro de la libre (Sara). Comencemos con un breve resumen histórico, a fin de colocarnos en contexto. A los 75 años, Dios llamó por gracia a Abraham de un pueblo pagano. Le dijo que saliera de su tierra y de su parentela a la tierra que él le mostraría y le prometió descendencia. Abraham responde al llamado divino y procede a salir de su tierra y parentela. Cuando Dios le llama, Abraham era mayor de edad y su esposa estéril, ¿cómo cumpliría Dios su promesa? ¿Hacia dónde le dirigía? ¿Cuál sería el propósito? Durante todo esto, aunque Abraham no tenía todas las respuestas, no obstante, caminó por fe. Luego, pasados 11 largos años, a los 86 años, su esposa Sara le sugiere que tome a su esclava y que sea ésta quien le de descendencia. Abraham se allegaría a la esclava, la cual concibió a Ismael, 14 años antes de Isaac, quien nacería a los 100 años de Abraham. Nacido Ismael, Abraham trató que Dios lo bendijera y Dios no accedió, lo cual era de conocimiento de los judíos. De manera que, Pablo pasa a presentar la imposibilidad de que Ismael, el hijo de la esclava pudiera pasar a ser parte del pueblo y verdadero linaje de Dios. A Abraham se le había dicho que en Isaac le sería dada descendencia. Pablo dice que hay dos clases de personas; los de la carne y los del Espíritu. Unos son esclavos y otros han sido libertados. El hijo de la carne, vino como consecuencia de la falta de fe en el plan de Dios, por tal razón, no podía heredar. Según Pablo, éste seguiría siendo esclavo. La explicación teológica es que ningún hijo de la carne, puede heredar, pues no es hijo de la promesa. Los hijos de la carne, según la carta a los Romanos, no pueden agradar a Dios. El problema con Ismael radica en que es nacido de la carne, lo que lo excluye de la bendición de Dios. Dios había sido claro con Abraham, aún en el capítulo 15 de Génesis en donde Abraham le pregunta a Dios, qué sucedía con la promesa, pues en todo caso, sólo veía que uno de sus siervos heredaría. En ese mismo capítulo, Dios le volvió a asegurar que en un hijo de Sara le sería dada descendencia. Aunque tristemente en el capítulo 16, vemos a Abraham tomar la mala decisión de seguir el consejo de su esposa, lo cual era un acto de falta de fe e inmediatamente comenzó a traerle repercusiones de índole familiar. La carne no puede heredar la vida eterna. Fue esto, lo que Jesús trató de hacerle entender a Nicodemo en el evangelio de Juan, capítulo tres. La Biblia enseña que los seres humanos nacemos en un estado caído el cual únicamente puede ser cambiado, a través de la soberana gracia de Dios. La diferencia entre Ismael e Isaac radica en el predeterminado consejo de Dios, el cual actúa, de acuerdo a su soberana voluntad. La diferencia entre a Sara y Agar no era una de clases sociales, sino, a cuál de las dos eligió Dios para traer a Isaac a la vida, según su disposición de trazar un linaje mediante el cual llegaría el varón que le aplastaría la cabeza a la serpiente (Gn.3:15). 2. DIFERENCIAS ENTRE LOS DOS PACTOS Ahora Pablo va a establecer que las dos mujeres representan dos pactos. Uno proviene del Sinaí y el otro de la cruz. Uno se centra en la ley y el otro en la gracia de Cristo Jesús. Uno mantiene un pueblo en una Jerusalén terrenal y el otro levanta un pueblo hacia una Jerusalén celestial. Mia amado hermano, la ley, según la propia carta a los Gálatas cumplía varios propósitos dentro del plan de Dios, pero nunca el salvarnos. La ley, como dice Pablo en el capítulo siete a los Romanos es santa, buena y justa, pero nosotros vendidos al pecado. De manera que, la ley aunque buena no puede cambiar nuestra naturaleza y mucho menos exonerarnos, pues lo único que hace es condenarnos. Santiago escribe que si cumpliéramos todos los mandamientos, pero falláramos en uno, nos haríamos culpables de todos, pues la ley demanda absoluta obediencia. Pablo contesta el propósito de la ley en el capítulo tres versículos del 19 al 24: “19Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. 20Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. 21¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.” La ley tenía el propósito de llevar a los hijos a Cristo. También dice que era temporera, hasta que llegase la simiente, la cual es Cristo. Además dice, que la misma no podía sino confinarnos, ya que no podía darnos libertad. Es triste el que algunos creyentes pretendan creer que a través de sus vidas santificadas, según ellos y por medio de la obediencia crean o pretendan poder alcanzar la salvación, que sólo es posible por medio del perdón y la gracia de Cristo. Ningún sistema religioso puede salvar y exclusivamente existe un camino, el cual es Cristo, como un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 3. HIJOS DE LA CARNE O HIJOS DEL ESPÍRITU Los hijos de la carne como ya estableciéramos nacen así, pues según Jesús, lo que es nacido de la carne, carne es. La razón estriba en que todo ser humano nace en un estado caído, con una tendencia innata al mal, producto del resultado de la caída de Adán y Eva. De manera que, Pablo no exagera cuando en la epístola a los Efesios dice que los creyentes estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Muertos es una palabra apropiada porque representa un estado en el cual la persona ya ha pasado de vida a muerte y nada puede hacer por sí misma. Únicamente una intervención de la gracia de Dios podría revivir lo que está muerto. Lo mismo sucede en el cuadro del valle de los huesos secos, en el que Dios le pregunta al profeta, si los huesos vivirán y el profeta contesta que sólo Dios lo sabe y que una intervención directa de Dios mismo podría causar tal acontecimiento. El valle de huesos secos representa la condición de la nación de Israel ya predicha desde el Antiguo Testamento y evidenciada en su rechazo del Mesías que tanto anhelaban. Cuando Dios intervino, los huesos comenzaron a producir vida. De la misma manera, nadie puede salvarse a sí mismo. Nada se puede hacer mientras se está muerto. ¿Acaso puede un muerto decidir alguna cosa? Por eso, Pablo le dice a los Efesios que ellos eran hechura de Dios, esto es, el resultado de la gracia divina. Isaac no hizo nada para merecer la salvación y ser elegido según el designio de Dios, por tanto, de la misma manera hoy, sólo Dios llama a sus hijos y los reúne en su rebaño. Jesús dijo, yo conozco mis ovejas, Jesús nunca pretendió ser el pastor de todas las ovejas. Éste sabía que sólo las que el Padre le había dado se acercarían a él y no estaba desilusionado si no todos le seguían, pues sabía que únicamente los hijos llamados por la gracia del Padre responderían. En el evangelio de Juan capítulo seis, podemos verlo de manera clara, contundente e irrefutable. Mientras aún sus discípulos no entendían por qué Jesús les hablaba de manera dura, Jesús les aclara que nadie puede venir al Hijo si primero no fuere enviado por el Padre. Jesús no andaba buscando discípulos, sino juntando los que el Padre le había dado. Lo maravilloso es que, Pablo le dice a los creyentes en Cristo por la fe, que ellos como Isaac son los hijos de Dios y herederos de la promesa. Conclusión Pablo no trata de establecer algún vínculo para unir a ambos, pues tal acción sería contraria a Dios y fútil en su ejercicio. Todo lo contrario, reconoce que existió y existirá una lucha entre ambos, donde los hijos de la esclava perseguirán a los hijos de la libre. Hermano en la fe, no trate de hacer una mezcla entre gracia y obras, entre fe y ley, pues no mezclan. “10Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” (Gálatas 3:10-14) Bendiciones...
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 23:52:18 +0000

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