¿QUÉ TUL? Recibí e hice lo que suelo hacer metódicamente con - TopicsExpress



          

¿QUÉ TUL? Recibí e hice lo que suelo hacer metódicamente con las solicitudes de amistad. Pispeo, por si acaso mi subjetividad detecte precozmente a un Hannibal Lecter que simbólica y literalmente quiera comerme a besos o partirme en cuatro, o quizás una emula de la yiya Murano me invite a libar un tecito con bombones caseros. Pero no. Resulta que resulta que un caballero de lo más caballero y que es director del ballet oficial me invitó al estreno de la consagración de la primavera en el colón cordobés, el teatro del Libertador. Pienso que un caballero como éste habrá bosquejado una sonrisa piadosa ante mi pregunta campesina de cómo vestirme para la ocasión; “de paracaidista o escritor, buzo o samurái. Como a vos te guste”, me contestó. Y yo, que el ser vivo más cercano que tengo es un pollo, me quedé patitieso. ¿De dónde ha salido este buen samaritano que sin saber sabe que hace cinco años que no piso ni un cine ni un teatro? Esa jornada de septiembre comenzaré temprano por sacar de su caja mis zapatos impolutos, desempolvaré el jean de ocasiones especiales y plancharé la camisa lila. Igual destino tendrá mi bóxer flamante. Regaré los frutales y las habas y los puerros, daré de comer a las gallinas y a las perras, le pasaré Blem al auto y saldré catapultado a disfrutar de la bonhomía de un solidario virtual; porque siempre, pero siempre, he confiado en la bondad de los desconocidos. Y lo bien que me ha ido en esta vida. Y si bien porto una neurosis que puede catalogarse de “normalita”, mi impulso por devolver tamaño acto me coloca (y descoloca) en un brete: ¿Qué le regala un habitante de un perdido caserío del Noroeste cordobés al director de un ballet oficial?, una docena de huevos del corral en medio de los aplausos podría ser un horror; aceitunas caseras desde la platea un oprobio sin retorno y viajar con una cabra viva en celo dentro del auto me impediría la circulación en el puesto caminero policial, así y todo le coloque el cinturón de seguridad obligatorio y más a sabiendas de cómo se marean las cabras en las autopistas. Y ni soñar con un cerdo, porque aparecer con una chancha pinta en la boletería sería políticamente incorrecto y por eso deseché de plano esa intentona, al igual que ofrendarle tres gallinas en camarines por consejo del verdulero. Ya pensaré qué. En tanto, gracias don Ale Cervera por tamaño gesto. Allí nos veremos.
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 02:06:51 +0000

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