¡Ya volví! Sé que mi regreso es totalmente intramuscular para muchos de ustedes, pero volví, y para aquellos amados lectores que me preguntan cómo me fue, debo decirles que qué les importa. (Es broma no sean nenas). Estoy encantado de la vida y ese indefinible encantamiento es precisamente como el aliento de Dios. Es escuchar la risa de la gente. En “Un mundo para Julius” Alfredo Bryce cuenta la historia de esos pobres seres humanos que todavía no nacen y ya tienen la vida resuelta. Algunos de ustedes saben; mis padres no son músicos, ni artistas y mi comienzo no fue fácil pero el Lunario del viernes pasado fue la confluencia de largas noches en vela, tristes desalojos, sueños en la banca de algún parque, logros postergados, tocar noches enteras gratis porque “entre los invitados hay personas que te podrían contratar”, dormir en la parte trasera de un camión. Así fue. Pues con la hermosa y excepcional modestia que me caracteriza les aviso que nos fue de pocas tuercas. Gracias a todas las personas que nos acompañaron al Lunario. Mil gracias. Ustedes no lo saben pero de forma casi imperceptible cada vez que se reían, mi alma se volvía más y más grande. Amigos, sé que entraron por la puerta del Lunario, pero mi sensación es que descendieron de las alturas. Gracias otra vez. Nos visitó gente muy querida de toda laya y catadura y además contamos con la presencia varios amigos del medio de la televisión como el gran José Ramón Fernández, Gus Rodriguez, Gustavo Adolfo Infante, Carlos Slim Domit, Kiko Guerrero, Carlos Martínez, Arturo Elías Ayub, Armando Benítez, Alex Romero entre varios más. Gracias a todos. Para presentarnos se la rifó mi gran amigo René Franco quién salió a ese terreno prodigioso que es el escenario a crecer. Bien por él. A mitad del espectáculo y para sorpresa de todos, de adentro de mi piano de cola negro salió la fabulosa “Guereja” la señora María Elena Saldaña quién en cinco minutos dio una cátedra de cómo se debe hacer comedia. Fue y es de lo mejor que me ha sucedido en esta y varias reencarnaciones más. La parte memorable fue cuando a mitad del Huapango de Moncayo, una de mis neuronas decidió que lo que ella realmente quería era dormir así que inexplicablemente cambié algunos compases y puse a parir ornitorrincos en reversa al director Fernando Meza quién ha de haber sentido la muerte en dos volúmenes. El accidente duró unos cuantos segundos que fueron los suficientes para que Mr. Meza cambiara de su azul natural a un blanco ostión y así, recorriera con plenitud la gama de colores de Michael Jackson. Esto gracias a Dios Fue de lo único que se dio cuenta la gente. Rápidamente vi que desesperado, comenzó a mover las manos en múltiples direcciones para indicarle a toda la orquesta que yo, por mis purititas pistolas había decidido cambiar el compás 32 por el 57 ¡Horror al crimen! Eran tantos los manotasos al aire, que por un momento, la similitud con Shiva, la diosa de los 20 brazos fue extraodinaria. Mi reconocimiento a él y a toda la banda que hace posible este espectáculo. Y ya. Gracias a todos! Sello de lacre y broche de latón.
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 06:58:57 +0000