08-07-13 (Referencias al Criticón de Gracián. ¿Si eso se dice - TopicsExpress



          

08-07-13 (Referencias al Criticón de Gracián. ¿Si eso se dice en el año 1994 qué no se podría decir en el 2013? El vértigo acelerante parece se haya instalado para siempre. Capítulo 33 de TINTERO DE PLOMO. Eulogio Soriano Lázaro. Mira editores, Zaragoza, 1994) Cuando saliste de esta isla, ingenuo andrenio que habías vivido en la transparencia, te diste de bruces con las trampas tendidas en cualquier trocha. Supiste de la Fuente de los Engaños. Sólo entonces comprendiste que la violencia está sembrada por doquier. Y ahora, a los niños les meten la guerra en casa y les roban la ingenuidad y la paz. Y apenas han abandonado la teta de plástico, ya están vacunados a cualquier sorpresa, que es lo mismo que inyectarles de por vida el aburrimiento. ¿Adónde nos ha llevado esa ventana que nos mete en casa los trapos más sucios de la especie humana? ¡Dios mío! ¡Qué saltos y sobresaltos en tu vida! El medio siglo desandado te parece una magnitud cósmica. Lo que va del neolítico a la era de la manipulación de los genes. Desde una piedra pulida que encuentras por allí o un molino de mano donde se machacaba el trigo, o desde la zoqueta, ese guante de madera, que protege los dedos de la hoz en la siega, hasta este ordenador con que cuentas tu vida. Tu generación ha sido testigo de transformaciones técnicas que producen vértigo. Como dice un autor, el hombre acaba de abandonar el neolítico y ha entrado en nueva era. Ha dejado la reja y el cayado y se ha marchado a la luna. Y ese es el problema. Que todo ha llegado de golpe. Y todo para tu generación. Los cambios, las metamorfosis, las evoluciones fueron siempre adecuadamente lentos en la Geología y en la Biología. Millones de años para concluir una labor, un producto, una roca, un cristal, un jilguero. Sólo la inteligencia última del hombre ha sido capaz de poner velocidad de rayo de luz y de vértigo a su propio caminar y al caminar de la materia y de la vida, del átomo y de la célula. Capaz de suscitar crisis de crecimiento en la Naturaleza, que antes era facultad divina. El mismo hombre se ha montado en un vehículo que le impide ver el paisaje. Y eso es malo. Te nacieron a aquella era sosegada de la que tienes nostalgia. Te secuestran y te conducen a este otro mundo, sin tiempo para ajustarte las alas, o aletas, para volar el espacio infinito o salvarte de la tempestad oceánica. Y aquí estás acordándote de tu abuelo Paulino que cardaba la lana o de tu abuelo Perico que zahumaba los mures que se echaban en el zafrán. Aquí estás, entre especulaciones modernas sobre el dominio de la herencia que pueden crear monstruos, recordando aquel tempo -miles de años parecen haber pasado- en que esperabas que el viento soplara para aventar la mies de la parva. Medio siglo atrás, cuando el hombre vivía pegado al campo y al rebaño, sólo representaba una brizna, un átomo de polvo. Todo ha cambiado. Y tú has sido testigo y lo estás siendo. Ese tempo de los sujetos, objetos y aconteceres se ha hinchado de pronto y apenas si cabe entre la aurora y el ocaso. ¡Tantas cosas suceden en un día! Y, antes, ¡tan pocas cosas sucedían en siglos! Y la historia te ha reservado a ti ese instante de tener que traspasar la frontera de un tempo a otro tempo. Y casi mueres en el intento y el vértigo casi te hunde en el abismo. Lo que va desde tu abandonada infancia posbélica y tu abandonado pueblo primitivo es, en sustancia cambiante, como una era geológica. Como entre el Terciario y el Cuaternario. Lo vivido, el tempo, no cabe en el tiempo que aparece preñado de aconteceres. El hombre está enfermo de vértigo que le ahuyenta del sí mismo pensante y lo enreda en la materia con la que se confunde. Era, tal vez, el mes de marzo el de "los algarazos" o el mes de abril el de "las aguas mil" de 1950. Un pequeño fraile regordete con acento catalán y edad más que mediana. Sotana negra con cordón de borlas del mismo color. Cristo de madera al pecho con enmarcación dorada. Y babero francés de rígido material blanco, colgado de la camisa sin cuello. Como decías no hace mucho, parece adivinarse que la vida neolítica de este pueblo llega a su fin. Algo flota en el ambiente. Las familias se han llenado de hijos en pocos años. Este campo duro apenas da para la subsistencia de tanta gente. Aún no ha llegado el primer tractor que será la señal del desfile. Pero algo flota en el ambiente… (Tu pueblo, apenas ruina y las montañas. Cantiga XXXI, de vaca y novillo)
Posted on: Sun, 07 Jul 2013 06:24:08 +0000

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