13. ADVERTENCIAS PARA LOS PENITENTES. Lo que deben observar los - TopicsExpress



          

13. ADVERTENCIAS PARA LOS PENITENTES. Lo que deben observar los penitentes es procurar no sólo evitar el pecado mortal sino de llevar vida muy buena y fervorosa, para estar así mejor dispuestos para la comunión frecuente y también diaria. Sin esto sería muy difícil que quisieran frecuentar la Santísima Comunión; es mas, sería muy difícil que quisieran de verdad frecuentar la Santísima Comunión; mas bien sería muy difícil que tuviesen ánimo para vencer el respeto humano, que deben vencerlo en nuestros días aquellos que se acercan a menudo a la Sagrada Mesa. Así también sus confesores se animarán a concederles la mayor frecuencia a la Santísima Comunión. Aun los más rigurosos, que quizás no hagan todas las consideraciones arriba citadas, viendo que sus penitentes llevan vida buena y fervorosa se darían cuenta que es injusto negarles la Santísima Comunión frecuente. Pero teniendo que buscar un confesor o siendo conveniente cambiar el que tienen, suponiendo que los sujetos sobre quienes puede caer la elección sean todos buenos igualmente, prefieran uno entre los que conocen ser más inclinados a conceder la Comunión frecuente. No les deberá parecer extraña esta frecuencia si se considera que esos confesores siguen mejor el sentido de las autoridades ya citadas; que de ellos obtengan los fieles la mayor frecuencia sería su máximo bien, el Santísimo Sacramento. Entonces no puede haber dudas, que quienes elijan por confesor a uno de entre estos, sacarán mayor provecho espiritual. ¿Qué debería hacer un alma que por cualquier motivo no pudiese llegar a esta elección y estuviese obligada a confesarse con un sacerdote poco flexible a concederle la comunión frecuente? He conocido a una señorita que ya pasaba los veinticinco años de edad y por lo mismo debía suponerse que tenía un juicio maduro, su confesor temía dos cosas: el voto de castidad y la Comunión frecuente. El voto de castidad se lo permitía propiamente como dosis homeopática de mes en mes; y la Comunión sólo tres veces por semana. Deseaba ella que le permitiese hacer el voto perpetuo y comulgar cada día. Pareciéndole entonces tener justos motivos para no dejar a aquel confesor, y queriendo a! propio tiempo satisfacer sus santos deseos, se dirigió a otro para obtener un consejo. Este, examinado el estado de su conciencia le sugirió que continuase confesándose con aquel simplemente para recibir la absolución cada semana, según su costumbre; pero asimismo que eligiese otro director a quien de tiempo en tiempo se presentase para obtener una regla de espíritu y por lo tanto dependiese de él acerca del voto y de la Comunión. Eligió ella ese mismo; y éste le dijo que hiciese enseguida voto perpetuo de castidad y lo renovase cada mes, cuando su Confesor le permitía; que comulgase diariamente, y que interrogada por el confesor cuántas comuniones había hecho, le contestase, que las tres permitidas: lo que era verdad, porque entre las siete comuniones hechas, durante la semana estaban también las tres. Ella practicó el consejo con gran consuelo de espíritu. El confesor se quedó con sus temores; y ella con la satisfacción de haberse consagrado perpetuamente a Dios en el estado de pureza por medio del voto que es su salvaguardia; y recoger el fruto más que duplicado de los efectos del Santísimo Sacramento. ¿No sería este un ejemplo imitable? Del libro EL BANQUETE DEL DIVINO AMOR de Padre José Frassinetti
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 20:58:00 +0000

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