1961: Sotogrande, El nuevo paraíso terrenal De Sotogrande sólo - TopicsExpress



          

1961: Sotogrande, El nuevo paraíso terrenal De Sotogrande sólo se transmite por los medios de comunicación que es un “refugio de gibraltareños”, eludiendo en la información lo que ha representado y representa para la economía de la comarca y concretamente de San Roque. Quiero subrayar que aquí nos sentimos orgullosos de contar con este paraíso que muchos envidian... No son precisos muchos años para que la capa del olvido termine enterrando nombres propios, de personas, que son las que en verdad inician la historia de los pueblos. En el mío, en San Roque, pocos vecinos saben de los esfuerzos e influencias que desplegase un irlandés, un adinerado industrial de Gibraltar llamado Guillermo Hillson, casado con la tarifeña Juana de Quintanilla y Ayllón (que buscó refugio después de la pérdida del Peñón, en 1704, en el cortijo de Rocadillo, en Carteya), para que las primeras casas de la actual ciudad se ubicasen junto a la antigua ermita del santo protector cuando llegaban las epidemias, allá donde colocaba sus tenderetes el quincallero Diego Ponce. Como también pudiera olvidarse con el paso el tiempo que fuese precisamente otro hombre de procedencia británica, esta vez un escocés, Joseph McMiking, un veterano militar nacionalizado estadounidense y que había participado en la Guerra del Pacífico junto al legendario general McArthur, amigo de Franco1, casado con la multimillonaria Mercedes Zóbel de Ayala y Roxas, quien estupendamente guiado y aconsejado por un sobrino de esta última, Alfredo Melián Zóbel, decidiese que el “paraíso del Mediterráneo” podría ubicarse justamente en el valle que forma la desembocadura del Guadiaro, iniciando de esa forma el despegue del actual Sotogrande2. Por aquellas fechas, año 1962- 1963, era yo secretario del abogado Pedro Hidalgo Martín, a la sazón alcalde de San Roque, y tuve ocasión de conocer y tratar personalmente con aquellos pioneros y propulsores de lo que hoy es la más lujosa urbanización de Europa y que, en principio nacía con el nombre de “Financiera Sotogrande del Guadiaro S.A.”. Me refiero no sólo al entramado familiar que financiaba tan ambicioso proyecto, con experiencias anteriores en Filipinas, sino a los hombres que “trabajaban sobre el terreno”. Recuerdo a un vasco incansable, Andrés Larequi Arteche, a un negociador infatigable como Fernando Montojo, a un ingeniero de caminos ilusionado con el proyecto, Jaime González Páramo, a un arquitecto inquieto como José Cáceres Triviño, a un comunicador eficaz, era norteamericano y Wallace quiero recordar que se llamaba, a quien después acompañaba siempre con la cámara en ristre José Benítez Berbén, corresponsal de Televisión Española, y a quien sucediera como “transmisor de imágenes” un fabuloso fotógrafo de La Línea, Salvador Plana (“Doro”); a un relaciones públicas como Jaime de la Serna, a un entendido y perito en céspedes como era Manuel Pantoja, quien además de la responsabilidad que tuviese en la explotación agropecuaria de Valderrama, donde se experimentaba con cruces de ganado selecto francés y suizo con el autóctono, tuvo que hacer frente al compromiso de aclimatar el césped tipo bermuda que se trajo, en planchas, desde el estado de Georgia (EEUU) en transportes especiales, comentándose entonces, incluso, que fueron utilizados para tal misión varios aviones bombarderos del ejército norteamericano que las transportaron desde la base naval de Pensacota hasta la base de Rota. En fin, un “equipo estupendo” al que habría que añadir a profesionales “consagrados” que se trajo más tarde McMiking de todas las partes del mundo, como los arquitectos Coderch3, Vicente Belloc, Carvajal, o al prestigioso especialista en campos de golf Robert Trent Jones para que ideara uno especial aquí. Así nació el fastuoso campo viejo, cuyo número siete fue considerado en aquel momento como el mejor del mundo. Hizo venir, también, de Madrid, a Carmen Guerendiain, la directora del hotel Ritz, para que pusiera orden en el ramo de la hostelería. En el año 1979 Financiera Sotogrande cede el campo de golf a los socios y se hace cargo de la presidencia del Club de Golf Enma Villacieros Machimbarrena, permaneciendo en dicha responsabilidad hasta 1988, año en el que fuese elegida presidenta de la Real Federación Española de Golf. El resultado de la confluemcia de tan destacados profesionales no se hizo esperar. En el año 1966 Franco visitó la urbanización que se estaba configurando junto al río Guadiaro, acogiéndose a la ley de Centros de Interés Turístico (CIT), en tanto estaba en avanzado proceso de aprobación el primer Plan General de Ordenación Urbana de San Roque, el “Plan Alvear” (el director del equipo de redacción se llamaba Jaime de Alvear Criado), que se aprobaba definitivamente en el año 1967. El Club de Golf, diseñadso por Robert Trent Jones, había sido inaugurado en el año 1964. Al comenzar el nuevo siglo alcanza los 1.400 socios; está presidido por José Antonio Polanco que había sustituido en 1996 en dicho cargo a Walter Rodríguez Figueroa, siendo director gerente de Eugenio Reviriego). Y ya Sotogrande había adquirido renombre internacional. El historiador británico George Hills, en el capítulo primero de su libro El Peñón de la Discordia - Historia de Gibraltar, editado en 1974 y lógicamente preparado durante los años anteriores, escribía: “Debe observarse que Estrabón, Mela, Plinio el Viejo, Silius Itálico y otros ciudadanos del Imperio romano que escribieron sobre el Peñón, no consideraron a Calpe como una entidad territorial, sino como parte de un conjunto mayor que abarcaba desde el Promuntorium Junonis (Cabo Trafalgar) hasta Monte Calpe e incluso hasta Barbesula, en el río Guadiaro, donde los acaudalados de diversas naciones disfrutan actualmente sus ratos de ocio”. Esta última observación es lo suficientemente indicativa de ese prestigio internacional alcanzado ya por aquellas fechas. También en el estudio realizado por “Iberplan - Maxwell Stamp Asociates Ltd.”, que se publicó por la Fundación Juan March/Editotial Ariel, en 1976, con el títullo “Gibraltar : ¿Británico o español?” y subtitulado “El futuro de Gibraltar y la economía española” se hacía mención a la “confianza” existente en el desarrollo turístico que pudiera impulsarse desde Sotogrande: “Durante el cuatrienio se declaró Centro de Interés Turístico el complejo de Sotogrande (San Roque) con una extensión de 1.313 hectáreas y una inversión total prevista de 1.136 millones de pesetas4”. Es cierto que el proyecto tenía “tintes elitistas”. En una información que aún permanece “colgada” en internet puede leerse lo siguiente: “Comenzaron a brotar impresionantes mansiones que serían habitadas por multimillonarios americanos, ingleses y apellidos españoles de postín: los Vallejo Nágera, Domecq, Marsans, Garrigues Walker, marqueses de Urquijo… Mientras tanto, los Pérez y los Martínez se embarcaban en imposibles hipotecas para adquirir un pedacito de suelo en Torremolinos. En un lugar tan selecto como ese no había sitio para la petanca; lo suyo era los deportes con pedigrí, léase golf o polo”. Veinte años más tarde de aquellos inicios de lo que más bien parecía un “proyecto familiar” de los Zóbel, concretamente en 1984, el banquero Paul Jeanty propuso al millonario boliviano Jaime Ortiz-Patiño, que se había retirado a vivir a Sotogrande y a jugar al golf, que comprara el entonces llamado campo de “Las Aves” y lo llevara como un club exclusivo para él y sus amigos. Ortiz Patiño, al parecer preocupado porque a los vecinos no les entusiasmara mucho la idea de tener a un extranjero como propietario, sugirió que un consorcio de ocho poderosos hombre de negocios, residente en el complejo o visitantes asiduos, se constituyeran en sociedad y compraran el campo. Aquellos “poderosos socios” eran George Moore, considerado el más importante banquero en el mundo en los años 60, en los que dirigió el Citibank; Rainer Gut, presidente de Credit Suisse; Helmut Maucher, presidente de la Nestlé suiza; Jacques Bemberg, perteneciente a la más importante familia franco-argentina en finanzas, ganadería e industria; Enrique Zóbel Olgado, presidente de Ayala España; Philip Oppenheimer, de la compañía sudafricana de diamantes y el propio Paul Jeanty, el banquero belga que le sugirió la idea a Ortiz Patiño. En septiembre de 1985 se forma el nuevo club. Trent Jones, nuevamente, es el encargado de rediseñar el campo, que se rebautizó como “Valderrama”, el nombre originario de la finca sobre la que se asienta. Por aquellas fechas habían llegado los ayuntamientos democráticos y era alcalde de San Roque Eduardo López Gil (también fui su secretario) quien, aunque consciente de la importancia que estaba adquiriendo el complejo urbanístico que se desarrollaba en el término municipal, estaba lejos de entender aquella “acumulación de capital” que se estaba produciendo en torno a un club de golf. Claro, que tampoco nadie podía suponer lo que iba a significar “Valderrama” para el turismo de la zona, doce años más tarde, a partir de la celebración de la Ryder Cup en 1997 y muchos menos imaginar que este proyecto de “supermillonarios” llegaría a recibir una subvención de la Junta de Andalucía5.
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 10:05:41 +0000

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