2. El único amor de gallade. Historia creada por Anyelik - TopicsExpress



          

2. El único amor de gallade. Historia creada por Anyelik Elizabeth Gallardo. Aún recuerdo el día en que la vi la primera vez. Ella era una dulce niña de 7 años llamada Anyelik que tenía una larga cabellera negra y ojos del mismo color. Yo por mi parte, era un ralts salvaje. Ella estaba en un orfanato sola, siempre sola, no tenía ningún amigo. La veía cada día sentada bajo una caseta de juguete. La miraba largo rato a través de una verja, su linda cara, tan hermosa que era. Pasaban los días queriendo hacerme notar, que ella supiese que yo estaba ahí. Hasta que un día me lancé. Así sin más, fue un impulso al verla allí bajo aquella caseta de juguete, Llorando. Verla llorar algo que me mataba. Me colé pon un hueco de la verja y me acerqué a ella secando sus lágrimas. Ella nada más verme se quedó mirando mis ojos. Se veía aún más hermosa de cerca. Con solo mi presencia logré calma sus lágrimas y ya con eso me sentía feliz. Y desde ese día nos hicimos los mejores amigos. No había día en el que no jugásemos. Así durante 3 largos años. Yo ya no me sentía solo pues la tenía a ella como amiga. En el lugar donde nací, nadie me quería por ser un macho, me decían que nunca podría evolucionar en gardevoir, y si lo hiciese, ningún entrenador me querría como pokemon. Eso en verdad me partía por dentro. Sus palabras siempre fueron crueles por parecer diferente, solo por mi aspecto físico. Pero aquella niña, ella no me rechazó por aquello, es más, llegué a evolucionar en kirlia a su lado, esos maravillosos 3 años. Yo, yo no necesitaba nada más para ser feliz, tener al lado a quien más amaba me era suficiente. Ella lo había perdido todo, a su familia y su mejor amigo en un accidente, pero, no perdía la esperanza de ser feliz y siempre me sonreía. Como no enamorarme de ella. Hasta que, una mañana feliz me desperté dispuesto a verla como cada día, pero, no la vi. Ni al siguiente día, ni al otro ni al otro. Esperé 7 largos años y ella no volvió jamás a esa casita de juguetes que había en aquel patio de recreo. Yo en ese tiempo ya había evolucionado a un poderoso gallade. Las kirlias y ralts que antes se burlaban de mí, ahora me admiraban y sufrían por mi amor, pero yo, no la quería a ninguna. No sentía nada por ninguna otra pokemon, ni tan siquiera otra chica humana, en alguna ocasión alguna chica intentó capturarme pero yo no me dejé. Sudé hasta la última gota para ser libre y volver a verla, a mi Anyelik. Aunque hubiesen pasado los años, aunque ella ya fuese una linda chica de 17 años, aunque estuviese con un chico humano y me hubiese olvidado, yo aún la amaba y cada vez más y más. Su ausencia solo había servido para que mi corazón la necesitase hasta tal punto, que había veces que deseaba morir por no poder verla. Esta mañana desperté temprano para ir al mismo sitio de siempre a esperarla. Sé que parezco estúpido esperando a alguien que muchos pensaran que ya jamás regresará, pero yo, no pierdo la esperanza, cuando estas realmente enamorado, eso es lo último que se pierde. Estuve horas y más horas, hacía frio, el otoño había llegado y un montón de hojas anaranjadas y amarillentas cubrían el viejo parque abandonado donde muchos años atrás, ella y yo reíamos sin descanso. Miraba como las hojas caían, como los pidgey junto a otros pokemon voladores cantaban a la mañana. Aún llevaba alrededor de mi cuello aquella bufanda que ella tejió para mí, siempre la llevo encima aunque haga calor. Ya estaba atardeciendo y este día, era este día en el que pensé que ya no iba a regresar, pensaba en ese mismo instante, que era inútil seguir allí, quería levantarme, irme... El viento frio azotó mi cara y me puse en pié. Me di la vuelta, cuando... -No te marches por favor, ahora que por fin he vuelto a encontrarte... ¿díme si aún me recuerdas? Me di la vuelta, no me lo podía creer, allí, estaba ella, aun más hermosa que la última vez que la vi, su cabello igual de largo. Su cálida sonrisa. Ella corrió y se lanzó a mis brazos besando mi boca. Nos fundimos en un apasionado beso, incluso el frio de aquella tarde, no impedía que lo disfrutáramos. Llevaba tantos años deseando probar el sabor y el agua de sus labios. Era como un fruto sabroso, de exquisita y rica vid. Que cuanto más se le oprime, mas jugo deja salir. -Juju, veo que ahora estas hecho todo un hombrecito mi gallade. Anyelik, eres tú, no sabes, en serio, no sabes la de años que esperé por ti. -Lo sé mi gallade, yo también estuve años deseando volver a tu lado. Pero, aquel día me adoptaron y no me dejaron despedirme, quería volver a por ti pero no me dejaron, era una familia muy rica y estricta, siempre me tenían vigilada. Pero, al fin, logré escapar, todo gracias a mis amigos de clase, tengo tantas cosas que contarte. ¿Sabes, al fin hice amigos? ¿Amigos? Entonces, yo que fui para ti. -Tú, tú eres más que eso, tú, tu eres lo que más amo en el mundo, me da igual que seas un pokemon, eso nunca me importó. ¿A ti te molesta que yo sea una humana? Pero que dices, seas lo que seas, te amo de igual manera, fuiste la única que supo ver más allá de mí, la única que me aceptó por cómo era y nunca me juzgó. ¿Sabes? Pensé, que nunca vendrías, pero aun así... Seguía esperándote. -Mi gallade, nunca pierdas la esperanza, quien sabe si en el último momento.... juju... Y ahora, ven conmigo, quiero enseñarte tantas cosas. Ahora, vivo sola en un pequeño piso y trabajo por las tardes en una pastelería, mis padres adoptivos no lo saben, así que, podremos vivir felices tú y yo juntos por siempre. Ella tomó mi mano y nos fuimos juntos por la ciudad, recorrimos muchas calles y en todo momento con una gran sonrisa en nuestras caras. Saben ustedes lo que es estar al lado de quien más amas y saber que eres correspondido, ser feliz a su lado, reír juntos, hacerlo todo juntos, mirar su linda cara, sus hermosos ojos y agarrar sus frías manos para calentarlas esa tarde de otoño, así mientras ambos os miráis fijamente. Mirar a través de esa ventana. Sus ojos, son como los astros del cielo, que no palidecen nunca, que lejos de atenuarse, con los años más fulguran. Cada día se veía más hermosa que el día anterior. Anyelik, por ti daría todo, seré tu esclavo de amor si tú lo deseas. Eres vida de mi vida y me pongo de rodillas como si fueras una diosa. -Ajjajajja, no seas tan exagerado, con que estés a mi lado me basta. Después de tener su mano junto a la mía largo rato, ella se acerca a mi oído mientras yo bebía un chocolate caliente. -¿Quieres que nos vayamos ya a casa? Me encantaría ver como es tu casa, además, ya refresca mucho y no quiero que te resfríes. Desenrosqué la bufanda que ella me hizo de mi cuello para ponérsela. -No gallade, la hice para ti y nadie más puede usarla, yo estoy bien tranquilo, anda, vayamos a casa. Andar a su lado, es cómo si el tiempo no fluyese, no contaba los minutos ni las horas, solo sabía que era el gallade más afortunado del mundo. Nada más llegar ella conectó un brasero y me dijo que me sentase en el sofá. Allí ella se sentó sobre mí y yo la rodeé con mis brazos. Estábamos tapados con una manta en el calor del brasero. Sentía su cuerpo templado contra el mío. Entonces, metí mis manos bajo su jersey para poder sentir más el tacto de su piel, era suave, estuve así largo rato, hasta que deslicé mis manos de arriba abajo palpando e intentando adivinar hasta qué punto era suave su piel. En ese momento su piel se puso de gallina. Que te pasa mi Anyelik. -Juju, me hiciste cosquillas sin querer. ¿Ah sí? Ahora vas a ver. Comencé a jugar con ella a buscarla las cosquillas. Cada vez que tocaba alguna parte de su cuerpo ella se reía de esa forma que daba alegría a mi corazón. Su linda sonrisa acompañada de sus carcajadas, me hicieron excitarme de tal manera que con un movimiento rápido la puse bajo mi cuerpo cuidando que no escapara de entre mis brazos. Me quedé mirando sus bonitos ojos que me miraban fijamente algo sonrojada. Te amo. No sabes cuánto te amo. En ese momento mordí su cuello con pasión, lo mordí como si dependiera de hacerlo para vivir. Morderlo de esa forma en la que clavas tus colmillos sin llegar a causar un dolor brusco. Sentía como ella clavaba sus uñas en mi espalda y su cálido aliento dejaba mi oreja como un espejo cuando se empaña por el calor. Sentía como su boca cogía aire entrecortadamente y su garganta deseaba gritar de alguna forma lo que yo la hacía sentir. ¿Me dejas hacerte el amor? -Gallade, házmelo por favor, te necesito tanto en este mismo instante. Eso me sacó una sonrisa, sobretodo la forma en que me lo dijo. Yo sin dudarlo desnudé su cuerpo. Tenía un hermoso cuerpo que no paré de tocar y acariciar. Era aquel cuerpo que había deseado tantas noches, ese cuerpo que me hacía perder la cabeza. Años deseando saber la suavidad que podría tener, el olor que desprendían los poros de su piel. Y ahora, lo tenía enfrente, como si lo hubiesen expuesto allí solo para mi disfrute. Lo besé de arriba a abajo, descubrí sus vergüenzas, sus complejos, y con eso, eliminé su pudor. Anyelik, no debes odiar nada de tu cuerpo, con el naciste y es perfecto a su modo, es el cuerpo que más me gusta y el que tanto he deseado. Así, tal y como es, solo quiero hacer que disfrutes. Ella sonrió tímidamente, y con sus dos manitas, acarició mi cara. -Por favor, bésame, bésame hasta que te canses, te necesito ahora mismo, ámame. La besé una y otra vez mientras entraba en su interior. La besé tantas veces que hasta perdí la cuenta. El viento se escuchaba tras las ventanas y la oscuridad invadía aquel pequeño cuarto, pero aun así, ella era mi luz guía. Tantos momentos que vivimos en aquella vieja casa. Tantos recuerdos, tantas noches. Tantas veces que la amé... Besé sus labios de nuevo mientras ella dormía... El doctor vino a traerle sus medicamentos para el alzheimer. Han pasado más de 60 años mi Anyelik. Puede, que ya no recuerdes nada.... Pero yo, por siempre voy a ser tu gallade, porque te amo. De pronto, una lágrima se dejó ver mientras ella dormía. Tengo la esperanza de que en sus sueños pueda seguir recordándome como la amé. El amor, es lo único que si es puro, siempre permanece vivo, y aunque parezca que se haya olvidado, en cualquier momento, un viejo recuerdo, puede hacer que el vuelva de nuevo a darnos noches en vela pensando y más pensando. Fin.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 17:11:42 +0000

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