20 DE JUNIO, DÍA DE NUESTRA BANDERA NACIONAL. Me permito - TopicsExpress



          

20 DE JUNIO, DÍA DE NUESTRA BANDERA NACIONAL. Me permito contarles una parte de mi vida de infancia. Cuando era niño fui muy tímido, y aún lo fui hasta cierta etapa de mi juventud. Esa timidez hacía que me avergonzaran muchas cosas: por ejemplo, que me dijeran que tenía unas pestañas grandes y hermosas y que elogiaran mis ojos. Con el tiempo, mirando fotos de aquélla época de mi vida, aprendí a reírme de mí, y más de una vez dije que yo por entonces parecía "una papa brotada, porque era puro ojos". También me avergonzaba de los elogios que recibía por ser buen alumno. Y aquí lo que relaciono con el Día de la Bandera. Estando en 5º grado, casi a fin del ciclo lectivo, llega el momento de designar al mejor compañero y al abanderado para el próximo año. Pues, sorpresa mayúscula me llevé cuando por votación de mis compañeros y de las docentes me eligen ser portador de la bandera, y también mejor compañero. Obviamente, las maestras no permitieron que me llevara ambos premios, así que designaron mis escoltas de abanderado, y el premio de mejor compañero se lo llevó una alumna que yo quería mucho. Fue justo. Pero yo debía volver a casa. Y cómo hacía para decir en mi casa algo que debía ser contado con naturalidad, y yo con toda mi verguenza a cuestas. Llegué, y reconozco que de los nervios, estaba endemoniado. Me reía, andaba inquieto, no quería almorzar, se me subían los colores y los calores a la cara. Mis padres y mis hermanos me preguntaban qué me pasaba, y yo respondía "nada...". Hasta que mi padres se pusieron demasiado serios, y viendo que se me venía un rto por mi actitud, tímidamente y con voz baja dije: "-Me eligieron abanderado de la escuela...". Casi me matan de los abrazos y felicitaciones que recibí! Y yo me quería esconder debajo de la mesa o huir de ese momento. Lo cierto es que, después de pasada esa emoción que pude compartir con mi familia, tomé conciencia de la responsabilidad que era ser portador de la bandera, en cada fiesta patria, durante todo el año siguiente. Y así fue como le tomé el amor que le tengo a mi enseña nacional. Ese último año de escuela primaria, durante todos los días icé la bandera en el mástil del patio principal del colegio, y cada fecha patria porté con orgullo mi bandera. Es más, por circunstancias de la vida, nos mudamos de casa, nos fuimos a vivir lejos de mi escuela, pero teniendo otras opciones más cercas, permanecí y terminé el colegio allí mismo. No quise ceder el honor que me habían conferido mis compañeros y mis docentes. Orgullosamente, fui abanderado de mi escuela! Por amor a mi bandera! Les he contado esto porque me resultan graciosas mis actitudes de niño tímido. Roberto Mario Bareille Arévalo
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 04:02:49 +0000

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