6) Pereza Will enredó sus dedos en el pelo de Jem lenta y metódicamente, el último se revolvió en sus brazos. Jem dejó salir un suspiro entrecortado y Will miró hacia abajo para encontrar su rostro. Estaba algo triste, Will podía sentirlo. Y sí, él se preocupaba, pero… estaba cansado. Un año no podría ser suficiente. Entonces aquello le golpeó de Nuevo: el dolor. Jem era estúpido al intentar seconder sus emociones, ellos eran parabatai después de todo. Sus párpados se le figuraron hechos de plomo, luchó para mantenerlos abiertos. Él era tan cómodo, con Jem aferrándose a él como trozos de madera a la deriva en el océano. Will permitió que sus ojos se cerraran, pensando que podría dormir un poco ahora que todo estaba tranquilo- “¿Will?” Will forzó sus ojos a abrirse. “¿Sí?” El peliplata no respondió, simplemente suspiró de nuevo y aferró la mano de Will temblando ligeramente. “¿Qué va mal?” Suspiró Will. “Nada, sólo estoy… cansado.” Yo también, pensó Will. “¿Sin embargo?” Jem lo miró con reproche. “A diferencia de ti, estoy muriendo —no digas que no lo estoy, William porque ambos sabemos que sí— y me canso más fácilmente ahora.” Las palabras despertaron a Will y frunció el entrecejo de forma amenazadora. “No. Estás. Muriendo.” Separó cada una de las palabras con un beso sobre la frente ajena. Jem resopló y rió, aunque era una risa amarga más que nada. “No, no es así. Ambos lo sabemos.” Silencio. El pelinegro volvió a acariciar el cabello plateado y Jem cerró lso ojos, tratando de sofocar la poderosa urgencia de tomar otra dosis de yin fen. No le haría ningún bien ahora, sólo serviría para preocupar más a Will y… Matarlo más rápido. “¿William? Voy a extrañarte, cuando me vaya.” “No hables así.” Inquirió Will con fiereza, alzando el mentón de Jem y deslumbrándose con sus ojos plateados. “Pero es-” “No me importa si es cierto, no será ahora y… no quiero perderte. No puedo.” “Ama a Tessa-” “Pero ella no es tú. Yo sólo te quiero a ti.” Jem tosió, haciendo muecas al probar la sangre en su boca y, con dificultad, tragó. Will no podía saber qué tan cerca estaba del final, que tendría que irse… El plateado se mordió el labio y enterró su cara en el cuello del ojiazul. Una gota tibia cayó sobre su piel. “Will…” El galés se apartó y sus ojos se ensancharon con sorpresa al comprobar que era una lágrima lo que había caído. Una lágrima de Jem. “Will,” susurró, “no quiero morir.” “Oh, Jem, nadie lo quiere.” Will atrajo el tembloroso cuerpo de su compañero a su regazo y le hizo descansar la cabeza en su pecho. “Shhht, olvídalo, está bien. No voy a irme… Estaré todo el tiempo justo aquí contigo.” Pero eso sólo inquietó más a Jem. Su cuerpo entero se sacudió en un silencioso lamento y Will lo atrajo todavía más cerca, gentilmente acariciando sus mejillas y tratando de deshacer el repentino nudo de su garganta mientras Jem hablaba. “No quiero dejarte, tú eres lo único que me queda y…” Rompió la frase al trizarse su voz, luego tomó aire y continuó. “Te… necesito.” El último susurro fue apenas audible, implorando. “Siempre estaré allí.” Repuso Will. “¿Lo prometes?” “Claro que sí. ¿Mejor?” El peliplata asintió en el hueco del cuello de Will y éste suspiró. “Al fin. Ahora, si valoras tu vida me dejarás dormir.” Se acomodó gruñendo. “Mil años no serían suficientes.” El galés sintió la sonrisa presionar sobre su cuello y pudo prácticamente escuchar a Jem rodando los ojos en su tono de voz. “Por supuesto.”
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 22:19:19 +0000