“A DIOS NO LE GUSTAN LOS CHARLATANES NI LOS BARBEROS” DESAYUNO - TopicsExpress



          

“A DIOS NO LE GUSTAN LOS CHARLATANES NI LOS BARBEROS” DESAYUNO ESPIRITUAL: PARA ESCUCHAR CLICK EN EL LINK: EVANGELIO DEL JUEVES UNDÉCIMO ORDINARIO, 20 DE JUNIO 2013: Mt 6, 7-15: “A DIOS NO LE GUSTAN LOS CHARLATANES NI LOS BARBEROS”. Necesitamos aprender a ser sencillos, a rezar de manera sencilla. “A mí me da miedo rezar el Padre Nuestro”. Eso me decía una señora en Caracas… Tenía la inquietud de querer aprender a orar. Nos reunimos y yo le estaba hablando sobre la oración y la gran necesidad de la oración, para perseverar en nuestro trabajo en este mundo de hoy. La oración, pero no una oración de charlatán ni de barbero, sino esa oración sencilla. Cuando le hablé de la necesidad de la oración sencilla, ella misma me dijo: “Padre, a mí me da mucho miedo rezar el Padre Nuestro; tanto miedo me da rezar el Padre Nuestro, que cuando voy a la segunda parte y empiezo a decir: ´perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden´, se me hace un nudo en la garganta y no puedo continuar…” ¡Qué sencilla era esta persona y qué sincera! De esto nos habla el Evangelio de hoy, y agárrate porque el Señor nos tiene una sorpresa. A DIOS NO LE GUSTAN LOS CHARLATANES. Primero empecemos con eso de que a Dios no le gustan los charlatanes. Jesús no lo dice así como te lo digo, pero lo dice con sus palabras cuando nos habla de no ser como los paganos que se imaginan que, a fuerza de mucho hablar, van a ser escuchados. Es verdad que en este mundo cuando quieres algo, cuando más gritas, puede ser que te escuchen. Sin embargo, así no funciona Jesús ni funciona el Padre Celestial. Y es bien sencillo de entender, porque Dios sabe tus necesidades. Dios es más sencillo de lo que tú piensas: tú no eres la causa ni tus gritos para entonces ser escuchado. Con Dios no funciona la oración del charlatán. Al final veremos cómo ser escuchados. A DIOS NO LE GUSTAN LOS BARBEROS. A Dios no le gustan los barberos, es decir, a Dios no le gustan aquellos que vienen como diciendo: “Oh, Señor, Tú que siempre nos atiendes, Tú que viniste a este mundo y dijiste que todos iban a ser perdonados, que Dios quiere que todos se salven…” Ante Dios este mecanismo no funciona. Dios conoce tu corazón, mi corazón, el de todos. A Dios no lo podemos chantajear. Dios conoce lo que hay dentro del corazón. Más vale la oración del sencillo, porque es la oración del que abre su corazón. Te estoy dando la respuesta casi de por qué el Señor no escucha ni al charlatán ni al barbero. Dios escucha a quien con sencillez le habla. Y Jesús nos invita a que aprendamos a hablar con sencillez a Papá Dios, cuando nos enseña el Padre Nuestro. Es interesante que, cuando Jesús habla con su Padre, le dice Papá. Y cuando nosotros también, como Jesús decimos: “Papá que estás en el cielo” estamos relacionando con “venga tu reino”. Dios está en el cielo, pero también está en la tierra, desde el momento en que su amor es tan grande que no quiso estar solamente allá. Quiso mandar a su Hijo para que el reino del amor, también sea el reino que aquí en este mundo se viva. ¡Qué hermoso que el mismo amor que reina en el cielo termine reine también en la tierra! Jesús nos enseña también a decir “santificado sea tu nombre”, en el sentido de hacer la Voluntad de Dios. Cuando rezamos el Padre Nuestro estamos comprometiéndonos a hacer la Voluntad de Dios, en la tierra así como en el cielo. Jesús nos dice: “Yo rezo el Padre Nuestro así, y les invitó a que ustedes lo recen así también”. ORAR TAMBIÉN TIENE SU CURVA, Y AGÁRRATE. Podemos orar con sencillez, pero nos cuesta obrar bien. En la segunda parte del Padre Nuestro, estamos ya pidiendo que Dios nos dé el pan nuestro de cada día, e inmediatamente nos viene la curva: estamos pidiendo perdón, y a lo mejor ya no podemos seguir rezando, porque se nos hace un nudo en la garganta al decir: “Perdóname como yo perdonó a los demás”. Muchas veces no perdonamos a los demás, y por eso nos cuesta decir la segunda parte. Cuando ya dejas de ser charlatán, cuando ya dejas de ser barbero, y te planteas en la oración de cara a cara, frente a Dios, te costará pedir perdón, dependiendo de cómo tú perdones. Quizá lo mejor es que te presentes de manera sencilla a hablar con Dios y uses palabras sencillas para decirle a Dios: “Mi corazón es duro, me cuesta perdonar muchas veces, quiero hacerlo, y se me atoran las palabras, pero quisiera en esta oportunidad rezar bien el Padre Nuestro. Quiero que me des la fuerza para que en mi corazón desaparezcan rencores, resentimientos, deseos de venganza, y pueda vivir el amor, como en el cielo reina el amor. Que en mi corazón también termine reinando el amor. Yo quiero aprender a perdonar y aprender a amar. Gracias, Jesús, porque hoy también he aprendido contigo a rezar el Padre Nuestro y a decir junto contigo: Padre que estás en los cielos y también vives en mi corazón. Amén”. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme y pedirme como amigo: Link: https://facebook/salvador.gomezgonzalez.1
Posted on: Fri, 21 Jun 2013 00:04:39 +0000

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