A mí no me lo contó nadie. Yo lo sufrí, lo viví, lo disfrute. Derramé mil lágrimas de alegría esa noche, grité como muchas veces lo he hecho en la rxca, con la misma fuerza. Disfrute LA ÚNICA ALEGRÍA QUE HE VIVIDO CON MI VIEJO, colocolino que por inculcarme el blanco en el pecho, me hizo disfrutar, antes de ese 5 de junio, 3 veces ser campeón, el 86, el 89 y el 90. Celebré con la Laurita, al día siguiente, en la plaza de la calle, donde gente de la U, de Cobreloa, de Palestino y de la Católica nos iban a felicitar. Ella, a sus 55 años en ese entonces, llevaba más de 40 siendo colocolina de tomo y lomo. Con su yo-yo del Cacique, nos entretuvo toda la tarde, contando historias del Campeón de América. Yo le contaba que en la calle saludabamos a los cabros que venían arriba de los techos de las micros, después del partido, mismo lugar donde 12 años después ella murió atropellada por la misma micro. En el colegio, todos eramos albos. Con las cajitas de leche chocolatada, que las improvisabamos de pelota, yo me creía Luis Pérez. Leandro era Barticciotto y Marcos era Morón, aunque Marcos era de la Católica. Perro que veía, me recordaba a Ron, el perrito que un par de semanas había mordido a Montoya, en la verdadera final de esa Libetadores. La del 5 de Junio del 91, sólo fué la preparación de la fiesta, para celebrarla tranquilos. Todos ya sabíamos, que La copita se quedaba en Pedreros. A mis tiernos 8 años, es lo más destacado de lo que recuerdo de aquella fecha, hace ya 22 años. No aludiré a nada más, porque no me parece correcto. Solo recordar la alegría, la fuerza, la ilusión y aliento que ese equipo de 12 jugadores, con camiseta blanca y un Indio en el pecho, me entregó aquel día. Al décimosegundo jugador, decirle solamente hoy: Gracias, David.
Posted on: Wed, 05 Jun 2013 05:33:42 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015