ACABO DE TERMINAR OTRO TRABAJO con el nombre de MEMORIAS DE UN - TopicsExpress



          

ACABO DE TERMINAR OTRO TRABAJO con el nombre de MEMORIAS DE UN NIÑO DE BARRIO, un esfuerzo más que terminará como otros: olvidado en una vieja gaveta sin la más mínima posibilidad de ver la luz pública. Pero como dijo el güisquil: “algún día seré colocho”. Comparto con ustedes un fragmento: "Cierto día fui en busca de Carlos, pero no lo encontré. Tendría yo entonces ocho años. Yo sabía que Carlos me ayudaría a elaborar el barrilete, pues, debido a mi corta edad, me faltaba conocimiento y experiencia. Y como iba ser mi primer barrilete, quería que alguien me ayudara a elaborarlo para quedara lo más hermoso posible. Entonces se me ocurrió ir en busca de Hugo, un primo por parte de papá. Se ofreció gustoso y hasta me dijo que iba a elaborar el barrilete más hermoso que yo hubiera visto jamás. Se entregó de lleno a la tarea y yo me ofrecí de su ayudante, pues mi mayor anhelo era aprender a crear aquellas maravillas aerodinámicas que tenían la capacidad de volar y sostenerse en el aire como cualquiera de las aves que surcaban el cielo en verano. ¡Quedó muy bonito! Le puso alerones largos a los lados; una estrella de papel brillante en el centro y una cola enorme hecha con los retazos de una sábana vieja que encontró en algún lugar donde posiblemente su mamá guardaba aquellas cosas posiblemente inservibles. ¡Yo estaba feliz y me moría de deseos por verlo volar! Llegó el momento esperado. De una cesta de mimbre donde mi tío guardaba las agujas de madera que le servían para tejer sus atarrayas, Hugo sacó de manera furtiva un carretel con hilo blanco, muy resistente, y fuimos a elevarlo. El barrilete se elevó como un pájaro. Un hondo suspiro se me escapó de lo más profundo del pecho cuando vi que iba ascendiendo hasta quedarse quieto y suspendido en el aire haciendo luego un hermoso zigzag con la cola en la medida que el viento arreciaba. Por un momento se quedó como dormido, con el hilo tenso. Mi primo me pidió entonces que tomara el carretel. ¡Qué hermoso era sentir su fuerza y ver sus movimientos en lo alto del cielo! Han pasado ya muchísimos años y aún puedo ver en lo profundo de mi imaginación mi primer barrilete de colores remontando el hermoso cielo azul de mi barrio. Pero, de repente, el inesperado coletazo. Hugo saltó a mi lado y me arrebató el hilo con presteza, echando mano de sus habilidades para detener su caída, pero fue por demás. Se vino a pique, hasta quedar prendido en la rama de un árbol de punzantes espinas donde se hizo pedazos. Mis ojos se llenaron de lágrimas y una inmensa tristeza invadió mi corazón. Volví a casa llorando inconsolablemente, pero mi madre, que me amaba tanto, me arropó con sus brazos, me acarició la cabeza tiernamente, me secó las lágrimas con su delantal y me consoló con la promesa de que iba a conseguir más dinero para que Carlos pudiese elaborarme otro barrilete más hermoso aún que el que había perdido".
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 04:22:06 +0000

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