ACEPTEMOS SIEMPRE LO QUE DIOS QUIERE Jesús está subiendo a un - TopicsExpress



          

ACEPTEMOS SIEMPRE LO QUE DIOS QUIERE Jesús está subiendo a un monte, debe ser a medio día de un día lleno de sol y calor. La gente de los poblados lo sabe y poco a poco van acercándose hasta Jesús. Les explica una bella parábola en la que resplandece el amor de Dios por cada una de sus criaturas, en especial por los que sufre, sea este sufrimiento el que sea. Cuando acaba se sienta, lo mismo hacen los discípulos. La gente no quiere irse y piden a Jesús que les siga hablando. Dos hombres suben al monte con un bulto cada uno sobre sus hombros. La gente que ocupaba un gran espacio al lado de Jesús se arrima a un lado y otro para dejar pasar a los dos hombres. Llegan cerca de Jesús y posando aquellos bultos en el suelo les quitan un manto que los cubría. Son dos niños enfermos, que gimen y lloran bajo un intenso dolor. Arrodillados los hombres ante Jesús uno dice: -Señor, tú que amas a los enfermos…éstos están enfermos. No pueden ver. Los médicos han tratado de curarlos con fuego e incisiones, pero solo han logrado agravar su dolor. Señor, ten piedad de ellos, porque tu amas a los niños y a los enfermos. Ahora Jesús se vuelve a los niños que tienen vendados los ojos y la cabeza y pregunta: -¿Desde cuando estáis así? Pero los niños no responden. Lloran terriblemente, se convulsionan y tratan de escapar. El padre dice a Jesús. -Es que tienen miedo que los atormentes con fuego, señor. -No os voy hacer mal. Confiad en mi. ¿Como os llamáis? Es el padre que contesta: Este se llama Fara y la niña Tamar. -¿Quieres que te cure Fara? -No quiero que me toques -¿Crees en mi? ¿Sabes quien soy? -Mi padre me ha dicho que eres Jesús de Nazaret, ese que hace milagros y que eres Hijo de Dios. -¿Quieres creerlo tú, Fara? -Si, Señor. -¿Y tú, niña? Pero la niña no contesta. Llora terriblemente. Entonces Jesús toma a Fara en sus rodillas y le dice: -Ten fe. Déjame sacarte las vendas. Jesús desenvuelve las vendas con cuidado. Aparecen sus ojos quemados, heridos y cerrados, sin pestañas, sin cejas. Las órbitas están destrozadas. Jesús pone su mano sobre los ojos y dice: -Quiero que la luz venga a tus ojos. Quiero que esa luz alumbre todos los días de tu vida. Saca los dedos de sobre los ojos de Fara y éste lanza un grito de alegría. El padre cae de rodillas mientras el niño dice. -Veo, veo. Puedo ver. Tamar deja que te cure PARA VOLVER A JUGAR JUNTOS. Al decirlo se lanza al cuello de Jesús en un abrazo apretado. Así está un rato, luego abraza a su padre y dice a su hermanita: -Deja que te cure. Ha sido como una caricia de mamá. No me ha hecho ningún daño. Pero la niña llora, aunque consiente que su padre la ponga sobre las rodillas de Jesús. Entonces Jesús desenvuelve las vendas. Aparecen unos ojos llenos de postillas purulentos que derraman ese pus por las mejillas, huelen a corrompido. La niña con sus manitas tapa los ojos. Jesús saca esas manos de los ojos y limpia con sus manos su mejilla purulenta. Jesús hace lo mismo que con el hermano. La niña al verse CURADA CON VISTA Y SIN DOLOR ABRAZA AGRADECIDA a Jesús, mientras el padre inclinado en tierra llora de alegría y besa los pies de Jesús... Un anciano fariseo que también es ciego y que ha estado muy atento a lo que sucedía está sentado sobre una piedra. Un amigo le dice: -Debieras de pedir tú también que te cure tu ceguera. Si se lo pides serás curado Pero el hombre entre gritos convulsivos dice: -¿Yo ¿ ¿yo pedirle a ese demonio que me cure? Prefiero estar ciego todos los días de mi vida. Otros vitorean al anciano y muchos se ponen en contra de Jesús porque había currado a dos ciegos en sábado, diciendo que solo puede ser un demonio. El padre de los niños dice a Jesús: -Lo siento, Señor, que por mi culpa tengas que oír semejantes oprobios. -No sufras por mi, buen padre. Es el amargo pan de cada día que me brindan los hombres por el bien que se les hace. Vete a tu casa, ama y adora a Dios, y procura instruir en la fe a tus hijos. Se que con la enfermedad de tu hermana sufres. Solo Dios podría devolverle la salud.Nadie puede borrar de ti el dolor, pero es necesario que en todo se cumpla la voluntad de Dios. Las razones de Dios no las comprendemos, no es fácil comprenderlas hoy. No está Jesús en medio de nosotros para devolvernos la vista yla salud en nuestros males, pero nos dejó una frase que pronunció este día que dice: “Cuando estemos más allá del tiempo ¡cuantas gracias vamos a dar a Dios por los beneficios que nos ha hecho, y cuantas le daremos también por los beneficios que nos ha dejado de hacer” No sabemos cuando es bien la salud o la enfermedad, ni cuando es mejor la vida o la muerte. Nosotros no lo sabemos. Pero Dios si lo sabe. Por eso estoy seguro que con tu hermana va hacer loo mejor que a ella le convenga. ¿No sabes que la resignación, junto con la oración, cuando pedimos por un enfermo, hace que sus sufrimientos sean menos? Y si a caso Dios decidiera llevársela ten en cuenta que la resignación a la voluntad de Dios es la oración que mitiga sus penas si es que tiene algo que purgar. Carlos Javier MI BLOG Fraaancisco.blogspot
Posted on: Sun, 29 Sep 2013 20:42:34 +0000

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