ADICCIÓN A LA TELEVISIÓN E INTERNET... EXCELENTE ARTÍCULO... Oscar Yescas La presencia de los medios masivos de difusión y las redes sociales en nuestra vida cotidiana es una realidad inocultable actualmente. Mucho se ha especulado acerca de si su cercanía con nuestra vida personal genera una adicción. Advierto de antemano a quien lea estas líneas, que me dispongo a especular sobre este punto, para que el lector decida si seguirme mientras “arrastro la pluma”, o abandonar en este punto la lectura. Antes de que surgieran los medios masivos de difusión (concretamente la televisión), las familias mantenían una relación interpersonal “cara a cara”, estableciendo contacto visual y comunicándose verbal y no verbalmente. Cuando surge la televisión en los años cincuenta, las relaciones interpersonales sufrieron un cambio ya que ahora se realizaban “hombro con hombro”, en virtud de que los integrantes de la familia estaban sentados hombro con hombro mirando fijamente la pantalla de la televisión. En este punto plantearía la siguiente pregunta a mis contados lectores. ¿Cuál sería su reacción si llegase un día a su casa y encontrase a sus hijos en su recamara escuchando con mucha atención a un desconocido que les ofrece una serie de productos irresistibles para todo niño?, ¿o si encontrase a su esposa completamente extasiada y absorta viendo a un grupo de desconocidos discutir en la sala de su casa? Pues bien, esto es lo que sucede diariamente cuando encendemos la televisión, permitimos que gente desconocida entre a la intimidad de nuestro hogar y robe nuestra atención con un sinfín de historias. Poco a poco, la televisión ha ido ganando terreno en la penetración de nuestra intimidad familiar, de tal forma que hoy en el siglo XXI, forma parte indispensable de nuestra vida familiar. Hace unos 40 años, leí en un periódico de circulación nacional un reportaje que describía como un periódico italiano (me disculparán, pero no tengo los datos precisos, sólo recuerdo la historia), organizó un experimento social (si así podría llamarse), en el cual contrató 10 familias italianas para permanecer sin televisión durante un mes. Las condiciones del contrato excluían por completo todo contacto social durante ese período, inclusive se les decomisaron los teléfonos para que no pudiesen comunicarse con amigos y familiares que les pudiesen informar de sus series favoritas. Antes de diez días, 4 familias se dieron de baja y encendieron sus televisores, abandonando la jugosa recompensa ofrecida. A los 20 días otras 2 familias no pudieron aguantar más y encendieron sus televisores. Las otras 4 familias restantes terminaron sus 30 días sin televisión. Al ser entrevistadas y preguntarles como se sintieron sin poder encender sus televisiones, comentaron que experimentaron una serie de sentimientos: ansiedad, tristeza, vacío, depresión, comentaron que sentían como si hubiese muerto alguien muy querido de la familia y que no hallaban que hacer con su tiempo. También reportaron que se fortaleció el vínculo familiar al dedicar más tiempo a interactuar entre sí, a través de juegos de mesa y otras actividades. Aquí preguntaría a quien me ha seguido en su lectura hasta este punto, ¿estaría usted dispuesto a permanecer sin televisión durante un mes? Difícilmente podría encontrar a alguien que respondiese afirmativamente. La televisión es una presencia indispensable en nuestros hogares hoy en día y quien lo dude, solo le remito a analizar lo que pasó en Baja California semanas atrás cuando se intentó lograr el primer apagón analógico. sdpnoticias/estados/2013/05/30/protestan-ciudadanos-y-autoridades-locales-por-apagon-analogico-en-baja-california En esta nota, curiosamente dice: “Al parecer al mexicano le pueden subir los precios de la gasolina, la canasta básica y los impuestos, pero Dios salve a quien se atreva a quitarle la televisión”. Protestan ciudadanos y autoridades locales por apagón analógico en Baja California sdpnoticias
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 04:15:37 +0000
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