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ANDANZA N. 313. LOS PELIGROS DE LA ADOPCION En casa tenemos un problema a veces, y es que somos capaces de adoptar cualquier ser, vivo o no, que esté solo o nos lo parezca. Un día mi sobrina (no tendría más de ocho años) se presentó llorando en casa con un cachorrito de perro. Lo había encontrado abandonado, sin collar, sin señas de identidad, y se fue con él a enseñárselo a su santa madre, mi hermana. Cuando vio aquello la madre de la criatura (de mi sobrina, claro, no del perro) puso el grito en el cielo y le instó a desprenderse del perro o a preparar las maletas. Mi sobrina optó por lo segundo, cogió una bolsa con lo que le pareció necesario y al cachorro y se fue a casa de la yaya Cloti, puerto seguro. Mi madre no tuvo corazón para abandonar a ni a la nieta ni al perro y mi padre, menos todavía. El perrito se quedó con nosotros hasta que mi padre le encontró un hogar. Mi sobrina, hasta que la tormenta amainó. Ella siguió con sus hábitos de recoger animales, pero a partir de entonces sólo pájaros. No sé si fue el destino que ya no le puso perros ni gatos (ni ratas de cloaca confundidas con hámsters como le pasó a una amiga suya) delante suyo. Pero canarios y periquitos, recogió unos cuantos. El último rescate fue una historia rocambolesca. Anna encontró a un periquito atrapado en la persiana metálica de una tienda. Tras varios picotazos, fue a buscar un guante de lana y le encontramos una jaula. Le dimos miga de pan, agua, y el pajarito se recuperó un poco. Al mismo tiempo, nos enteramos que a la amiga de una amiga que vive muy cerca se le había escapado un periquito. Total, que llevamos al animal a casa para que la mujer lo viera. Ella se emperró en que no era el suyo. Y seguramente no lo era, pero no aceptó que le regaláramos este. Total que se quedó en casa. Ese día, domingo, teníamos comida familiar. En mi casa estaba por aquel entonces Negret, el cual fue sometido a un proceso de esterilización para que no se fuera de ronda y no volviera más como pasó con Napo. Y sobre todo, por la querencia a las piernas de mi madre. El gato se mostró indiferente ante el periquito, al cual pusimos de todas formas a una cierta altura. Negret era sometido a vigilancia por parte de todos y él nos regalaba con cierta indolencia. Nos estaba probando. En un momento de jolgorio (¿iríamos por los postres, quizás?), vemos al gato saltar como buen felino y pegarle zarpazo a la jaula. Vamos, batió el récord de salto de altura gatuna. La jaula y el periquito volaron por los aires. Negret se llevó una reprimenda y fue a esconderse debajo de la escalera. El pájaro no sufrió mayor descalabro que el susto y decidimos que ambos animales no podían convivir, con lo que fue a aumentar la familia de mi sobrina, para mosqueo de mi hermana. También hemos adoptado muñecos y peluches. A uno lo encontramos en la Plana a primera hora de la mañana en un banco. Estuvo allí todo el día porque a las diez de la noche salimos a dar un paseo y seguía allí. Mi madre no quiso que “ningún gamberro de los que pasan borrachos” lo rompiera y lo recogió. Lo bañamos, lo adecentamos, le cosimos el jerseycito y todavía duerme en la cama de invitados. Otra adquisición fue un peluche orangután-orangután. Nada de esos monos de cara sonriente, no. De pelo oscuro y morro inmenso. Lo estaba mordiendo un perro en un solar abandonado. Ahuyentamos al perro y rescatamos al pobre bicho, un poco roído, pero qué más da. Lo primero que hice fue ponerlo en la lavadora y tenderlo al sol. Lo puse boca abajo en el tendedero de una terracita desde la cual se ve el patio de la casa de mi hermana (la madre de Anna) En mal momento salió la pobre Anita. Justo acababa de tender la Cahuín al orangután cuando ella salió a regar las plantas y al levantar un poco la vista… ¡vio cernirse sobre ella un amenazador mono casi negro dispuesto a atacarla! El grito fue impactante. Salimos mi madre y yo asustadas pensando qué le pasaba a su hija y hermana respectivamente. La vemos desencajada, con una mano en el corazón y señalando hacia arriba. Pobre, a primera vista sólo había percibido una bestia horrible dispuesta a despedazarla. Si es que de verdad, el mono era feo de… narices…
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 15:59:05 +0000

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