ANDANZA N. 321. TE RECUERDO, SHERIFF Te recuerdo por tu energĂa, por tu espontaneidad, por tu bravura, por tu humildad. No quiero ni imaginarte apagándote como una vela consumida, ese no debĂa ser tu destino, pero a veces, parece que la parca se equivoca de personas, de fechas, de circunstancias. ÂżY sabes por quĂ© te recuerdo tambiĂ©n? Por esas frases lapidarias que tanto te gustaba decir. Por tus NAF´S y BAF´S. Pero hoy me viene a la mente otra: cuando hablabas de la vida, lo hacĂas en tĂ©rminos de “debe” y “haber”, lo cual dice bastante tambiĂ©n de ti. De ese mucho de reflexiĂłn que tanta gente no veĂa. Una vida tiene sentido cuando la balanza se inclina hacia ese “haber”. Me ha hecho pensar en el mio. ÂżQuĂ© tengo yo? Primero, y ante todo, me tengo a mi misma. Me he comprado un anillo de compromiso conmigo misma y lo luzco orgullosa. Nacemos solos y morimos solos, aunque nos puedan tender la mano. El resto no es mio, pero lo siento parte de mi. Tengo un hijo en plena ebulliciĂłn hormonal que se enrabieta conmigo por cualquier cosa. Recuerdo aquella frase: quiĂ©reme más cuando te sea totalmente esquivo porque será cuando más te necesite. Mi dulce niño sufrirá una transformaciĂłn y otra y otra, como todos aunque a su ritmo más lento. Más duro, más difĂcil si cabe. Pero llegará un momento en que (como casi todos) nos acordaremos de los besos de nuestra madre y de sus desvelos. TambiĂ©n tengo unos pocos y valiosos amigos, alguno cada dĂa al pie del cañón incluso dejando a un lado temporalmente su drama personal, alejándolo un tiempo de su mente, para consolarme por mis pequeñas cosas. Mi madre es capĂtulo aparte: es increĂble cĂłmo una persona de 88 años puede ser tan fuerte y ágil mentalmente. Quiero tener la curiosidad que siente ella por todo lo que le rodea, esa curiosidad que te hace crecer como persona. No estancarte, no dejar que se instale el hastĂo en ti porque entonces sĂ que, querid@, eres definitivamente viejo. Y tengo alguna posesiĂłn material a la que me aferro como una niña en ocasiones. AlgĂşn peluche al que abrazo cuando siento miedo (mi hijo es muy especial en tema “abrazos”, ya sabĂ©is, y a mi madre no le gustan los achuchones) Por cierto, pobrecillo mio, me ahogo cuando le veo con el jerseycito de lana, muy cool, pero… Voy a tener que tomarle medidas y comprarle una camiseta de algodĂłn. PodrĂa ir desnudo, como corresponde a un mono, pero como es ya casi una reliquia, tengo que cubrirlo porque está casi calvo. Pero yo lo quiero, quĂ© caray, y casi me parece que suda con la manta morellana. Y mi otro consolador (uyyy quĂ© mal suena esto, pero no sĂ© cĂłmo llamarlo porque “fetiche” suena casi peor) es el muñequito del que os hablĂ©. Ese que ahora a todo el mundo le da por decir que es una niña, y yo se ve que soy la Ăşnica que le ve como un niñito. Pues lo siento, se llama Pepe y ahora no le nombrarĂ© como “Pepa” por mucho que os empeñéis. A ver si ahora le tendrĂ© que explicar que es una niña. No puedo ni imaginarme que a mi me dijeran que en realidad soy un tĂo. Y ya no tengo que depilarme si no quiero, y tengo que hacer pis de pie y pensar que todas las tĂas están buenorras. Y encima llamarse diferente. TenĂa razĂłn la madre de mi amiga cuando adoptĂł a una perrita que fue bautizada como Betty. Quizás no es un nombre muy habitual para un animal pero… Âżacaso debĂa crearle un conflicto de personalidad? Ya lo dicen los indios americanos (si queda alguno): hay que tener mucho cuidado al decir el nombre de una persona porque entras en su espĂritu. Y los animales igual. A ver, pobre Betty o pobre Pepe, quĂ© derecho tengo a ponerles otro nombre. Por cierto, querido Manel: al final he acabado con un tema algo más frivolĂłn, pero sĂ© que tĂş nunca hubieras deseado que te recordáramos con tristeza. Por eso brindo por todos esos momentos inolvidables que nos hiciste vivir. Gracias.
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 17:34:06 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015