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ASI NACIO EL PCMLE Pablo Miranda ASÍ NACIÓ EL PCMLE (Artículo publicado en la Revista de Unidad y Lucha No. 19, Órgano de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas –CIPOML-, en octubre de 2009. Es una rápida ojeada a los orígenes del PCMLE y a las perspectivas de su desarrollo) “Nacimos como un puñado de revolucionarios proletarios, enfrentando a la represión anticomunista que ilegalizó al Partido, persiguió, apresó, desterró y asesinó a varios comunistas y revolucionarios ecuatorianos; insurgimos en franco combate ideológico y político a la camarilla revisionista que se había apoderado de la dirección del viejo partido; nos involucramos abiertamente en el combate antidictatorial en las calles y plazas del país; siempre, en todas las circunstancias nos esforzamos por estrechar los vínculos entre el partido y las masas trabajadoras, entre el partido y la juventud. Ahora, somos un partido diferente, hemos crecido. Tenemos un lugar importante en el seno de la clase obrera y las demás clases trabajadoras, incidimos entre los pueblos indígenas y negro, entre la juventud. Pero, evidentemente, somos todavía un partido pequeño que debe desarrollarse en profundidad y amplitud, que debe multiplicarse numéricamente y calificarse ideológica y políticamente. Mañana seremos un partido más robusto y correcto, mejor pertrechado del marxismo leninismo, más experimentado y aguerrido, un partido en capacidad de conducir a las masas trabajadoras, a los pueblos y a la juventud ecuatorianos a la lucha victoriosa por el poder popular y el socialismo” (Acumular fuerzas, crecer para vencer.- Pablo Miranda.- Revista Política No. 20.Marzo 2005) Corrían los años sesenta del siglo XX, el mundo, América Latina y el Ecuador eran escenario de un vigoroso auge de la lucha revolucionaria de los trabajadores y los pueblos. El viejo mundo colonial se hacía añicos destrozado por la lucha de liberación nacional de los pueblos y países de África, Asia y América Latina, nacieron decenas de nuevos países. Los trabajadores con la clase obrera a la cabeza desplegaban poderosas luchas por sus intereses y derechos, las jornadas huelguísticas alcanzaban importantes conquistas laborales. El campesinado luchaba por la tierra y se involucraba en las batallas por la liberación nacional. La juventud estudiantil irrumpía vigorosa en todos los continentes y países; se expresaba valerosamente en la lucha por sus derechos y aspiraciones; se involucraba activamente en la lucha guerrillera que se libraba en campos y ciudades; se expresaba entusiastamente en la solidaridad con la lucha revolucionaria y democrática, en la lucha por la paz. La intelectualidad progresista se sumaba a la corriente liberadora que recorría victoriosa por la gran mayoría de países, incluidos los propios países imperialistas. La revolución y el socialismo eran el norte de las grandes manifestaciones de la lucha de los trabajadores y los pueblos El crecimiento económico ocurrido luego del fin de la Segunda Guerra Mundial tocaba techo en la gran mayoría de países capitalistas y el fantasma de la crisis económica amenazaba la economía y la sociedad, el proceso de acumulación y concentración de los grandes monopolios y países imperialistas y sobre todo las condiciones de vida de las masas trabajadoras. La contrarrevolución acudía a todos los recursos en el afán de detener el auge de la lucha revolucionaria. Las fuerzas imperialistas de EE.UU. se expandían por el mundo sembrando bases militares y ojivas nucleares; invadían con fuerzas militares los países en donde estaban en peligro sus intereses: Cuba, Vietnam, Camboya, Congo entre otros; ordenaron e impusieron golpes militares en casi todos los países de América Latina; cosa igual hacían en Asia y África. Iguales posiciones y actitudes desenvolvían los imperialistas ingleses y franceses. La batalla ideológica y política por subvertir el socialismo y combatir el comunismo desatada ferozmente por el imperialismo, la burguesía y la reacción alcanzó un importante triunfo con la reversión del proceso de construcción del socialismo en la URSS, con el asalto de la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética por parte de la camarilla de traidores y oportunistas acaudillados por Jrushov, con la transformación de la URSS en una superpotencia social imperialista, con la desintegración del campo socialista, con la degeneración de una gran parte de los partidos comunistas de todas las regiones y continentes. Eran años de intensa confrontación entre el trabajo y el capital, entre los pueblos y el imperialismo, entre la izquierda y la derecha, entre los reformistas y revolucionarios, entre los marxistas leninistas de lado de los trabajadores y los pueblos y, los oportunistas y revisionistas de lado de los capitalistas y el imperialismo. En el seno del Movimiento Comunista Internacional se librababa una intensa batalla entre el marxismo leninismo y el revisionismo contemporáneo. Los oportunistas con el pretexto del cambio de los tiempos, del aparecimiento de nuevos fenómenos sociales, económicos y políticos recuperaron viejas tesis de los Kausky y Beristaín, elaboraron otras nuevas y con el paraguas y el prestigio de la Unión Soviética, del Partido de Lenin las difundieron en el seno del movimiento obrero y revolucionario. Denigraron y renegaron de Stalin, de la grandiosa obra de construcción del socialismo. Renunciaron a la revolución y el socialismo, se sometieron al imperialismo y a la reacción. Negaron la dictadura del proletariado y enarbolaron la tesis del “estado de todo el pueblo”. Renegaron del partido de la clase obrera y propusieron “el partido de todo el pueblo”. Plantearon la “vía pacífica” para la conquista del poder, en realidad renunciaron a esa responsabilidad y siguieron el camino de las reformas. Esgrimieron la tesis de “la competencia pacífica” entre el socialismo y el capitalismo. En los hechos transformaron al partido comunista en un partido reformista, desarticularon el movimiento obrero y traicionaron varios procesos revolucionarios en marcha. En oposición a estos infundios contrarrevolucionarios propagados en nombre del comunismo se levantaron en todos los países los verdaderos comunistas, los marxista leninistas consecuentes. La lucha fue enconada y dura. Entre los partidos en el poder se erigieron como defensores del marxismo leninismo el Partido de Trabajo de Albania y el Partido Comunista de China, éste último degeneraría posteriormente en otra variante del revisionismo. En la gran mayoría de partidos se enfrentó una dura contienda ideológica y política que culminó en la creación de varias decenas de partidos que se reclamaban marxista leninistas. Surgieron desde fuera del Movimiento Comunista otras organizaciones y partidos que se reclamaron como el partido revolucionario del proletariado. En América Latina triunfó la revolución cubana echando a la basura la tesis oportunista del “fatalismo geográfico” según la cual era imposible hacer la revolución en el patio trasero del imperialismo norteamericano. Se desarrollaba un gran movimiento de las masas trabajadoras, el campesinado y la juventud. Se desenvolvía la lucha guerrillera en la gran mayoría de países. Surgieron varios partidos marxista leninistas y también buen número de organizaciones revolucionarias de la pequeño burguesía que incluso tomaron las armas por el revolución y en pos del ideal del socialismo. En el Ecuador los hechos reflejaban una situación similar: El proceso de relativa estabilidad económica y política de los años 50 tocaba a su fin. La acumulación permitida por la transformación del país en una república bananera cerraba su ciclo por el comercio desigual, la competencia de Centro América y África, debido al aparecimiento la enfermedad de la sigatoka negra que derrumbó la pequeña y mediana plantación bananera y facilitó la concentración de la producción y exportación; el modelo de sustitución de importaciones impulsado por la CEPAL en otros países de América Latina no tuvo ningún impacto en el Ecuador que siguió siendo un país exportador de productos agrícolas e importador neto de la producción manufacturada. Velasco Ibarra fue elegido abrumadoramente para su cuarta Presidencia y era derrocado por la lucha popular y la agudización de las contradicciones entre las clases dominantes poco después de un año. Se implantó una dictadura militar anticomunista para detener la lucha de las masas y, que también fuera derrocada por la marejada popular y el reajuste de cuentas entre los dominantes. Se impusieron dos gobiernos interinos y una nueva elección presidencial de Velasco Ibarra. Funcionó una Asamblea Constituyente que parió una nueva Constitución. La clase obrera desarrollaba su organización sindical, la lucha por sus derechos y se involucraba en la lucha política; el campesinado irrumpía en las haciendas, las tomaba y golpeaba al latifundio, la juventud estudiantil participaba activamente en la lucha social y política. El país vivía un ascenso de la lucha de las masas, la lucha reivindicativa se elevaba a niveles generales y políticos. Las fuerzas del imperialismo y la oligarquía, la reacción instigaban abiertamente el golpe militar para quebrar el auge de los combates populares. La derecha más recalcitrante en contubernio con la jerarquía de la iglesia católica planteaba la lucha política como una confrontación religiosa, organizaba grandes procesiones y misas para condenar el comunismo al tiempo que orquestaba bandas de terroristas que ponían bombas en las iglesias para inculpar a los comunistas. En las filas de la izquierda se expresaba la magnitud de la situación, el crecimiento de las fuerzas y la demarcación de posiciones. El Partido Socialista se dividió en dos alas, la amarilla, abiertamente conciliadora y acomodaticia, y la revolucionaria que constituyera el Partido Socialista Revolucionario. Nacía la URJE (Unión de Juventudes Revolucionarias del Ecuador) que levantó grandes expectativas e incursionó en la intencionalidad de la organización de la lucha guerrillera. El viejo Partido Comunista se partía entre los reformistas y los revolucionarios dando origen al Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador, el PCMLE. El desarrollo de la lucha de clases en el país se expresaba en la aguda confrontación de las masas trabajadoras contra las oligarquías, en el crecimiento de la conciencia antiimperialista, en la lucha huelguística, en las grandes concentraciones y movilizaciones populares y juveniles, en el crecimiento de las organizaciones revolucionarias. Se desarrollaba un intenso debate sobre la necesidad y urgencia de la revolución ecuatoriana. El viejo partido comunista estaba cambiando de naturaleza; la camarilla que estaba encaramada en la dirección de tiempo atrás venía asumiendo las posiciones revisionistas impartidas por el bastón de mando del partido de la URSS. Paulatinamente venía sosteniendo la necesidad de ponerse a tono con los tiempos, de ser alumnos de las nuevas enseñanzas de la URSS y del PCUS. Buena parte de la política del partido se enfrascaba en las prácticas parlamentarias, en acuerdos y alianzas con el partido liberal y otros sectores de la burguesía. En el interior del partido se librababa una activa lucha ideológica entre las tesis revolucionarias marxista leninistas y las propuestas y planteos de la camarilla dirigida por Pedro Saad, Secretario General del Partido. Se pusieron al orden del día el debate entre la necesidad y la posibilidad de la revolución por un lado y la lucha por el bienestar del pueblo por otro; sobre la vía de la revolución, si estaba vigente la lucha armada revolucionaria o era posible la vía pacífica; sobre la naturaleza del partido, si se construía como un partido de cuadros estrechamente vinculado a las masas o se conformaba un “partido de masas”, de afiliados; sobre el rol del campesinado en la revolución ecuatoriana, si era una fuerza de la revolución o no; sobre si la burguesía nacional cumpliría un rol revolucionario o constituía una fuerza a ser neutralizada; sobre si la lucha por la paz reemplazaba a la organización de la revolución. Este debate político colocó a la mayoría del partido, principalmente a los militantes de la Juventud Comunista de lado de las posiciones revolucionarias. Esta circunstancia obligó a la dirección del partido a maniobrar para aparecer como abanderada de esas posturas. Utilizaron la palabrería revolucionaria para ocultar su verdadera naturaleza de reformistas. En 1962 tuvo lugar el séptimo congreso del partido y el desarrollo de las discusiones de los documentos vislumbraba el triunfo arrasador de las posiciones revolucionarias y la derrota de las propuestas conciliadoras y reformistas defendidas por la camarilla de Saad. Vísperas del congreso, el Comité Central del Partido cambio radicalmente su propuesta. Proclamó la necesidad y la urgencia de la revolución ecuatoriana, la vigencia de la “vía no pacífica” de la revolución y la tarea de organizar la lucha armada revolucionaria. En el congreso mismo, el propio Saad proclamo la constitución del ejército revolucionario y la decisión del partido para que el asumiera la comandancia del mismo. Funcionó la maniobra, el congreso aprobó por aclamación esas orientaciones políticas y eligió la nueva dirección ratificando a la gran mayoría de la camarilla de reformistas y traidores; de esta manera el viejo partido comunista proclamaba la revolución y su dirección trabajaba por sabotearla. La lucha ideológica continuó: los dirigentes consecuentes y las bases del partido exigían el cumplimiento de las resoluciones y orientaciones del séptimo congreso; los revisionistas proclamaban esas políticas y simultáneamente impulsaban políticas conciliadoras con la burguesía; en esos momentos y circunstancias llegaron a calificar al Presidente Carlos Julio Arosemena como el personaje que podría encabezar la revolución ecuatoriana. Al mismo tiempo en escala internacional hacia coro a las posiciones del PCUS, eran incondicionales de sus decisiones en todos los foros y reuniones. En mayo de 1963 esa lucha ideológica y política hizo crisis en el interior del Comité Central. La mayoría cerró filas con Saad y sus conmilitones y expulso del partido a tres miembros del CC que defendían las tesis marxista leninistas. Estas nuevas condiciones plantearon la escisión: los comunistas verdaderos entendieron que ya no era posible la lucha en el interior del PCE, que se planteaba la necesidad de constituir un nuevo partido. Comprendieron también la necesidad de continuar la lucha al interior del partido con el propósito de esclarecer entre las bases la naturaleza revisionista del grupo de Saad y de ganar para el verdadero partido comunista a la militancia más consecuente. En Pichincha circuló, animado por los marxista leninistas el periódico Revolución en cuyas páginas de desenvolvió activamente el debate, se confrontó las tesis revisionistas y se sustentaba las posiciones revolucionarias. Fue un buen instrumento para el debate y la construcción del partido. En julio de 1963 el imperialismo norteamericano ejecutaba el golpe de estado que derrocó a Carlos Julio Arosemena e impuso una feroz dictadura anticomunista que ilegalizó al partido comunista, persiguió, reprimió, apresó y torturó a centenares de dirigentes populares y revolucionarios, que asesinó en las cárceles y en las calles a varios comunistas y revolucionarios. Esta dictadura se veía venir: la derecha, la iglesia católica, los partidos conservador y liberal la reclamaban abiertamente, pedían a los militares poner orden en el país. El movimiento obrero y popular, el campesinado y la juventud continuaban la lucha impulsados por los comunistas y otros revolucionarios. La dirección del partido proclamaba que el golpe no pasaría, que se lo frenaría con la lucha popular, que el partido estaba preparado para responder. Era parte de la fraseología para engañar a las masas y a la bases del partido. El golpe de estado se produjo al medio día del 11 de julio, por la noche la gran mayoría del CC y de los Jefes provinciales del partido eran apresados en sus domicilios demostrándose de esa manera como estaban preparados para la resistencia y la lucha revolucionaria. Los hechos desenmascararon la naturaleza cobarde y acomodaticia de la camarilla revisionista. En realidad, esa circunstancia les permitía justificar su inoperancia, pues como lo decían, no se podían hacer la revolución desde la cárcel. Una parte de los comunistas verdaderos que participaban en la lucha del pueblo fueron apresados con anterioridad al golpe militar, en el curso mismo de los combates de las masas. El día de la asonada golpista ningún camarada pudo ser apresado. Inmediatamente después del golpe militar correspondía la responsabilidad de preservar las fuerzas y continuar la lucha revolucionaria y por la construcción del partido y a esa tarea se dedicaron con entusiasmo y en medio de grandes dificultades los camaradas que estaban al frente de la organización. En diciembre de 1963 una reunión ampliada de los cuadros y dirigentes de los comités provinciales de Pichincha y Guayas del Partido Comunista, resolvió elegir una dirección nacional provisional y hacer públicos las posiciones políticas y las divergencias existentes entre los comunistas y los revisionistas. En la resistencia a la represión dictatorial y la organización sindical y de masas los marxista leninistas enfrentaron también la tarea de construir el partido, de ganar a lo más granado de la membrecía comunista y reclutar nuevos militantes. En esa labor enfrentaron la persecución de las fuerzas policiales y la labor de delación de los miembros de la camarilla revisionista. Se trataba de un trabajo intenso y tesonero, en condiciones muy difíciles que daba frutos, que planteaba la perspectiva cierta de la organización del partido. En junio de 1964 debía realizarse el Congreso constitutivo del Partido. Estaban dados los pasos fundamentales para la celebración. Un cerco policial en el barrio donde debía cumplirse la reunión obligó a suspender esa convocatoria. El 1º. de agosto de 1964 en la población de Pascuales, en ese entonces un pueblo cercano de Guayaquil tuvo lugar el Primer Congreso del PCMLE. Fue un congreso en la más absoluta clandestinidad. 18 camaradas representando a la organización del partido de las provincias de Pichincha, Guayas, Loja, Azuay, Esmeraldas y Los Ríos concurrieron a las deliberaciones. El Congreso debatió la situación del país y las tareas de los comunistas y el pueblo, puso atención a la necesidad de colocar a la orden del día la lucha por el derrocamiento de la dictadura militar, la unidad de los trabajadores, los campesinos y la juventud, señaló la responsabilidad de trabajar en el campo, junto al campesinado pobre en la perspectiva de organizar la lucha armada revolucionaria, orientó impulsar la organización y la lucha de la juventud. El Congreso tomo posición por las tesis marxista leninistas que se debatían en escala internacional, condenó al revisionismo contemporáneo y planteó la vigencia plena del internacionalismo proletario, la solidaridad con los revolucionarios de América Latina y el mundo, al tiempo que decidió involucrar al PCMLE activamente en el Movimiento Comunista Internacional Marxista Leninista. Los revisionistas y otros oportunistas hablan de que la CIA habría organizado el PCMLE. Es una falacia que pretende ocultar su naturaleza de traidores y agentes de la burguesía etiquetando a los revolucionarios proletarios de instrumentos de la inteligencia imperialista. Los hechos son suficientemente claros, están demostrados en libro del ex agente de la CIA Philip Agee que denuncia su propia labor como agente en el Ecuador. El viejo partido comunista estaba penetrado por agentes en varios niveles. Tres de esos agentes fueron destinados a integrarse en las filas de los revolucionarios proletarios y efectivamente entre los cuadros que organizaban el partido estaban Arellano, Cárdenas y Vargas, inclusive fueron elegidos al CC. Su labor fue dañina, nos causó grandes dificultades: realizaron una activa labor de intrigas y descomposición entre los compañeros, de diversión ideológica y política en las filas del partido, de delación policial a varios camaradas que fueran apresados por la dictadura. Esa actividad fue descubierta, denunciada, combatida y estos agentes fueron expulsados en 1966 y 1967, desenmascarados por sus actividades de carácter policiaco. Más adelante cuando se publicara el libro de Agee el partido y otros revolucionarios comprobamos la calidad de agentes a sueldo de la CIA. Estos episodios no avalan la perniciosa afirmación de los oportunistas, expresan que el imperialismo estaba consciente de la naturaleza revolucionaria del partido y de la necesidad de infiltrarlo, descomponerlo y / o dividirlo; demuestran que la organización estaba atenta y supo descubrir a tiempo a estos traidores, expulsarlos y sanear sus filas. Nacimos como una necesidad histórica, el viejo partido comunista había perdido su naturaleza revolucionaria y era un partido para las reformas y la conciliación, la clase obrera y los pueblos del Ecuador requerían de su vanguardia revolucionaria, de la organización comunista que los organice y conduzca en la lucha liberadora. Nacimos como una respuesta del proletariado y las demás clases trabajadoras a la traición de los revisionistas, como la verdadera organización comunista, como el partido político de la clase obrera, como el partido de la liberación social. Nacimos para impulsar la lucha contra el imperialismo y la reacción, para organizar a las masas trabajadoras, a los patriotas y conducirlos a la lucha por la liberación nacional. Nacimos con el objetivo de organizar y hacer la revolución. Insurgimos como defensores de los principios revolucionarios del marxismo leninismo, como discípulos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, como sus continuadores. Surgimos para desenmascarar y combatir al oportunismo y al revisionismo. Surgimos en condiciones difíciles, pequeños y débiles; pero plenos de optimismo y de confianza en la clase obrera y los pueblos. Teníamos y tenemos la razón histórica, contamos con la guía del marxismo leninismo, con la decisión de luchar por la revolución y el socialismo. Nacimos para luchar y vencer, para conquistar el poder y construir el mundo nuevo. Ecuador, octubre de 2008 Anexo COMUNISTAS Y REVISIONISTAS, (1) Entre los izquierdistas y ciertos sectores de las masas se viene hablando de la división de los comunistas, de que se han fraccionando en dos bandos contrapuestos, entre los partidarios de Pekín o guerreristas y los seguidores de Moscú o partidarios de la vía pacífica. Ciertamente lo que fue el Partido Comunista del Ecuador está dividido. De un lado estamos los comunistas verdaderos, los revolucionarios consecuentes, los que queremos y luchamos por la revolución a través de la lucha armada, los que creemos en las virtudes de la clase obrera, del campesinado y de la juventud estudiantil, los que estamos en las trincheras y combatimos por el poder. Al otro lado están los traidores, aquellos que renegaron del pasado revolucionario del partido comunista, los que no creen en la clase obrera y el pueblo y confían en los representantes de las oligarquías como Carlos Julio Arosemena y Clemente Yerovi, los partidarios de la llamada vía pacífica. Es también una verdad que los verdaderos revolucionarios, los comunistas marxista-leninistas coincidimos con los planteamientos y posiciones del Partido Comunista de China, del Partido de Albania, con los camaradas vietnamitas, con la revolución cubana y, que los revisionistas son seguidores de los dictados de Jrushov y del Partido Comunista de la Unión Soviética. Pero esto no quiere decir que nosotros somos "pequineses o chinos" y que los traidores son moscovitas o "cabezones". Las aguas están demarcadas por la actitud ante la revolución: los revisionistas han renunciado a la naturaleza revolucionaria del partido comunista y se han convertido en cultores del reformismo, de la supuesta posibilidad de hacer la revolución a través de las concesiones; los verdaderos comunistas, los revoluciónanos consecuentes persistimos en la decisión de trabajar por la revolución. Cierto que la división del viejo partido comunista colocó de un lado a la mayoría de los integrantes de la Juventud Comunista y de otro a los miembros de las camarillas nacional y provinciales, a los "viejos", que hablaban de la revolución, de la lucha armada, de que el partido estaba preparado para alzarse y que se entregaron miserablemente a la dictadura para explicar el engaño a que habían sometido a la militancia. Pero, de ninguna manera esto significa que la delimitación tenga carácter generacional, que de un lado estén los jóvenes y de otro, los viejos. La cuestión es más de fondo, de principios. En la orilla revolucionaria estamos los consecuentes, los luchadores, los que queremos y trabajamos por la revolución, en el lado opuesto están los traidores, los contrarrevolucionarios, los que hablan del comunismo para oponerse a la lucha del pueblo. Algunas personas piensan que la división del partido comunista es entre partidarios de la guerra revolucionaria y los que quieren la revolución sin derramamiento de sangre. Varias de esas personas nos llaman la atención diciendo que si los dos bandos son comunistas, quieren la revolución y lo único que los divide es la forma de alcanzarla, lo normal, lo lógico es que se junten y sigan luchando. Estas apreciaciones son completamente falsas. Es necesario que les digamos a aquellos amigos que la división tiene que ver con los principios. No se trata de la forma de llegar a la revolución sino de si luchamos por la revolución o renunciamos a ella y, esto es lo que ha ocurrido entre los revisionistas y nosotros. Claro está los traidores, los revisionistas utilizan el prestigio del viejo Partido Comunista del Ecuador, el cariño que sienten por él importantes sectores populares; se esconden tras el paraguas del Partido de la Unión Soviética, utilizan las figuras de Lenin y Marx para camuflar su propia naturaleza Con una gran palabrería hablan del desarrollo del marxismo-leninismo y de verdad se han inventado una serie de teorías que quieren pasar como revolucionarias. Así hablan de la vía pacífica, de la posibilidad de que los pueblos alcancen la revolución, el poder a través de las elecciones; también se refieren a la competencia pacifica, a la coexistencia pacífica, al hecho de que la gran capacidad militar, industrial y científica de la Unión Soviética hará que los pueblos se inclinen a su favor y que los imperialistas les permitan el transito pacifico al socialismo; se lavan la boca con una serie, de planteamientos que supuestamente desarrollan el marxismo-leninismo. La realidad es bien distinta. Los traidores, con Pedro Saad a la cabeza han desarmado al proletariado y al pueblo del Ecuador, se han convertido en delatores de los revolucionarios verdaderos y están haciendo el triste papel de oponerse al comunismo diciendo que son comunistas. Esta es la esencia de su naturaleza, son revisionistas, pretenden revisar los principios revolucionarios, cambiarlos para que su traición no sea descubierta. No se atreven a decir que se oponen a la revolución y al comunismo como en realidad lo hacen porque perderían piso, se desenmascararían totalmente ante las masas. Los marxista-leninistas no nos hemos erigido como otra organización para oponernos a los revisionistas, a los traidores. Estamos de pie, construyendo un nuevo partido comunista con el propósito de organizar la revolución, la razón de nuestra existencia no es debatir y competir con los revisionistas, estamos para combatir contra el imperialismo y por la revolución. Esto significa que la división no es entre jóvenes y viejos, entre pequineses y moscovitas, entre chinos y cabezones No. La división es entre revolucionarios y contrarrevolucionarios, entre comunistas y revisionistas, entre luchadores y traidores, entre combatientes del pueblo y sirvientes de la burguesía; entre lo nuevo y lo viejo, entre el futuro y el pasado, entre la revolución y reacción. Nosotros estamos con la razón, con la historia, los revisionistas están con el pasado, con la traición, son sirvientes del capital. 1.- Publicado en “RUTA REVOLUCIONARIA”. Órgano del CP de Loja del PCMLE. Mayo de 1966
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 17:03:34 +0000

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