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Acompaño un pequeño Ensayo que pretende transformarse en un segmento especial a Publicar más adelante, que recopila eventos vividos como Diplomático Chileno en el Exterior y que se Publicará en la Página WEB de este Periodista próximamente. En esta oportunidad el escenario es el Montreal que recibió a Carmen Gloria Quintana y otras yerbas.....Espero les agrade. CRÓNICAS DIPLOMÁTICAS Un verano muy caliente…dio paso a un otoño aún más ardiente… Corría el verano de 1986 en Montreal, Canadá, cuando en el Chile de Pinochet como en esa época se nos señalaba despectivamente , se comenzaba a escribir la nueva vida de una joven idealista que, sin pensar ni conocer de límites y consecuencias, es seriamente desfigurada en su rostro y cuerpo, tras sufrir quemaduras en un incidente contra las fuerzas policiales, evento del que probablemente nunca se tendrá mucha claridad y el que además dejo muertos. Sin duda alguna era una época compleja para vivirla en el propio Chile y aún más compleja para vivirla fuera de éste y representando al Estado de Chile, de un Chile que Por la Razón o la Fuerza como está grabado tanto en su Escudo Nacional como en el inconsciente colectivo criollo y aunque algunos lo nieguen, transitaba con autodeterminación y relativa independencia de poder desde una Dictadura del Proletariado de corte Marxista - Leninista a un País Libre, Soberano, con Libertad de Culto y bajo un modelo económico Neoliberal, basado en el Mercado abierto y enfocado a las Exportaciones, al que si bien se le criticaba por su origen de facto y militar, se le procuraba colaborar indirectamente para absorberlo e incorporarlo de modo definitivo al eje del mundo occidental y no volviera al extremo de aliarse con la extinta URSS ni convertirse en otra Cuba o Nicaragua… En ese escenario es cuando Carmen Gloria Quintana interrumpe el normal desenvolvimiento de la realidad interna y externa de ese querido y lejano Chile, lo que evidentemente vino a ensombrecer el grato verano en el hemisferio norte, siempre esperado y bien recibido en una tierra donde predomina la nieve y obscuridad propio de los países nórdicos. Diarias eran las protestas frente al Consulado de Chile, el que afortunadamente estaba en un piso 11, creo, de un céntrico edificio de la ciudad de Montreal, lo que sin duda era incómodo y poco grato no solamente para quienes laburábamos en esa Legación, sino para todos los inquilinos del Edificio y los muchos transeúntes de aquella céntrica ubicación. Recuerdo que en general aquellas protestas eran pacíficas, aunque en oportunidades debió actuar la Policía. Pero sin perjuicio con lo anterior, fueron varias las oportunidades en que me infiltré como uno más en las mismas para saber desde primera fuente lo que se pensaba y el ambiente en que esas manifestaciones se desarrollaban. Para mi sorpresa nunca me reconocieron como el Cónsul de Chile en Montreal, debido a que quienes acudían a las mismas no eran, en su gran mayoría, ciudadanos chilenos a los que yo reconocía como recurrentes a mis oficinas para solicitar gestiones de carácter Consular, sino que en general eran ciudadanos Canadienses y algunos Chilenos residentes o parientes de estos últimos, con profundo arraigo e independencia administrativa en esas frías tierras y cargados de resentimientos y odio propio de la Izquierda Internacional hacia una Administración Militar que había evitado una Guerra Civil como a la que estuvimos a punto de vivir en Chile. Por supuesto que todas esas acciones se hacían olvidando y dejando de lado lo que en esas mismas tierras canadienses había ocurrido como consecuencia de la quizás voluntariamente poco recordada Crisis de Octubre del año 1970 y que para quienes no la recuerdan, al menos en Chile, probablemente como consecuencia de que en Chile estábamos sumidos en nuestra propia Crisis…., procuraré resumir a continuación a modo de recordatorio, especialmente para quienes desde el mundo de la Izquierda quisieron imponer en esa bella Provincia de Quebec un camino violento a una causa que se encaminó luego y rápidamente por la vía Política, pero tras la imposición de la Ley Marcial tras una década en extremo violenta en esa bella y antes citada Provincia Canadiense de origen Francés: La Crisis de Octubre le siguió a una década de especial e inusual violencia en la Provincia de Quebec y en un País de inspiración y actitud históricamente pacífica e indiscutidamente democrática en el marco de una Monarquía Constitucional dentro de la Commonwealth Británica y fue en términos muy generales una serie de acontecimientos gatillados finalmente por dos bullidos secuestros a relevantes Autoridades Locales por parte de algunos miembros del Frente de Libración de Quebec, ocurridos en octubre de 1970 en el área Metropolitana de la Ciudad de Montreal, Provincia de Quebec. Al igual que Septiembre de 1973 en Chile, los sucesos en comento y que originan esta Crónica, no fueron precisamente y como se dijo, de generación espontánea y su génesis quebequense se remonta a principio de la década de los años ’60, década en que nace y se desarrolla el Grupo Nacionalista de Quebec antes citado y autodenominado en idioma Francés como “Front de Libración du Qubec”, período en el que detonó casi un centenar de artefactos explosivos, predominantemente instalados en los Buzones de Correo del sector más tradicionalmente Inglés y evidentemente anglófono de Westmount. Sin perjuicio con lo anterior y ya terminando la década y tras otros notorios atentados en líneas férreas, instalaciones militares e industriales varias, en el Montreal City Hall, Oficinas de Reclutamiento para la Milicia Nacional Canadiense y en la Royal Mounted Police , destacó como el más grande atentado con bombas el perpetrado a la Bolsa de Comercio de Montreal, que dejó a casi 30 heridos y grandes daños materiales en aquel recinto y sus alrededores. Sin ser una curiosidad, sino más bien un paralelismo y coincidencia histórico-estratégica de las fuerzas terroristas de Quebec y las que operaban en el Chile de los ’70 ,’80 e incluso durante el principio de la Democracia, en Chile, de los años ’90, el FLQ financiaba sus acciones con lo recaudado en robos de Bancos y las cometía con material explosivo hurtado, por toneladas, a ciertas instalaciones Militares e Industriales. Tras el atentado a la Cámara de Comercio de Montreal y de frente a comenzar la década de los ’70, el FLQ por medio de su órgano de comunicación oficial, denominado La Cogne, advirtió y anunció a la opinión pública nacional y mundial, que más ataques estaban por venir. Comenzaba la década del ’70 cuando y conforme a lo advertido en el párrafo anterior, el FLQ comete una serie de plagios e intentos de secuestros, incluso con resultados de muerte, a diversos y prominentes Funcionarios locales e Internacionales de carácter Consular de Israel e incluso de los propios EE.UU., período de enorme convulsión socio-política cuya resultante culminó con la implementación, la única en la historia de Canadá en tiempos de Paz, de la Ley de Medidas de Guerra , invocada por el Gobernador General de Canadá de la época Don Roland Michener y bajo la estricta dirección del Primer Ministro Pierre Trudeau y tras haber sido solicitada por el mismísimo Primer Ministro de Quebec, Robert Bourassa junto con el Alcalde de Montreal, Jean Drapeau. Lo anterior trajo consigo el inmediato despliegue de las tropas de las Fuerzas Canadienses en toda la Provincia de Quebec y su Capital Ottawa, habilitando de paso a las Policías con amplios Poderes para arrestar, incluso sin derecho a fianzas y en donde el despliegue Militar en pro de la Protección y resguardo de múltiples Instalaciones Estatales, dando origen a un tema que hasta hoy es objeto de controversias en Canadá y que dio la impresión de que en esos momentos de convulsión e implementación de aquella Ley de Medidas de Guerra imperó incluso la Ley Marcial. Cuatro meses más tarde, un día 3 de febrero del año 1971, el entonces Ministro de Justicia de Canadá John Turner notificaba oficialmente a la Opinión Pública Nacional y Mundial que 497 personas habían sido detenidas bajo la Ley de Medidas de Guerra, en donde un total de 435 ya habían sido puestas el libertad, mientras que los 62 restantes recibieron diversos cargos, de los que 32 fueron acusados de crímenes de Sangre. Lo significativo de todo esto, fue que recién en 1988, esta Ley de Medidas de Guerra fue reemplazada por la Ley de Emergencia y la Ley de Preparación para Emergencias, perfeccionando a la distancia prudente que da el tiempo, el uso de una Herramienta Constitucional tan dura como efectiva como la descrita y no prevista para los casos de Terrorismo Interno, pero en cuyo contexto histórico causó un enorme y coincidente consenso respecto a que el Pueblo de Quebec, su Nación, encontraban no solamente innecesario sino que repulsivo los actos terroristas observados, por más que la causa fuera una causa compartida, prefiriendo buscar un camino a su Independencia dentro de la vía Democrática. Como contraparte, se lamentaba en el fuero interno de quien suscribe esta Crónica, que la aparentemente frágil memoria de quienes me rodeaban en Montreal y que estimaban o estuvieron en contra de la independencia de Quebec, pero que trabajaron bajo el convencimiento de minimizar las diferencias entre Quebec y el resto de Canadá, la voluntad independentista y diferencias de esa Provincia no podría desde ningún punto de vista ser aplacada, pero menos procurase y aceptase ser implementada por la fuerza, sino mediante el diálogo democrático en el marco Institucional vigente. De cara a lo anteriormente expuesto se hace casi imposible para este Relator no retornar brevemente a la realidad nacional del Chile Administrado por un Gobierno Cívico-Militar como el que yo representaba en Montreal el año 1986 y observar que la vara con que se medía un actuar frente a otro, era no solamente diametralmente opuesta, sino que además no consideraba los antecedentes históricos lejanos y mediatos, ni la realidad de las necesidades políticas en un mundo aún Bipolar y enfrentado entre el Comunismo Marxista y las Libertades y desarrollo alcanzadas en esas y otras latitudes y Naciones más y mucho más avanzadas que la Chilena. Tan distinta eran estas realidades, que en la Canadá descrita en tiempo y forma las encuestas de opinión , incluyendo en la Provincia de Quebec, arrojaban un abrumador apoyo para el uso de la comentada y por largo tiempo comentada, Ley de Medidas de Guerra y sus tentáculos y consecuencias en el área de las Libertades Civiles. Tan elocuente era el apoyo ciudadano del resto de Canadá y muy en especial el de la Provincia de Quebec a la aplicación de la Ley de Medidas de Guerra, que se llegaba según la Gallup, a que el 89% de los Canadienses Anglosajones la apoyaban y el 6% lo desaprobaba, mientras que el 86% de los Canadienses Francófonos hacían igual cosa, con un 9% de desaprobación. Por otra parte, a Chile se le criticaba por estar camino al desarrollo y libertad económica como el que había logrado Canadá, EE.UU. y muchas otras Naciones, junto con procurar un alineamiento político-estratégico para con occidente, mientras se luchaba contra un mundo de izquierda que no quería soltar la oreja y liberar a Chile del yugo marxista y el caos que se pretendía reinstaurar tras el nefasto gobierno de la Unidad Popular. Pero la sensibilidad de centro izquierda, especialmente predominante en la Provincia de Quebec y que respondía a una Nación muchísimo más adelantada civilmente que la nuestra, impedía observar con menos pasión una realidad tercermundista y víctima de la bipolaridad entre los Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética de la que Chile fue víctima y actor por un espacio de 20 años., a lo que se sumaba una Diáspora mayoritariamente exiliada durante la Administración Militar que encabezó y para muchos encarnó el General Pinochet. Esa era la realidad a la que este entonces Cónsul de Chile en Montreal vivía casi a diario en las dependencias de la Legación Consular y pese a que su labor no era Política y estar sujeta a lo que señala la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, se procuró siempre dar una atención de excelencia y dar la imagen de un Consulado al Servicio de la Comunidad Residente en Montreal, lo que en términos generales se cree haber cumplido, ya que nunca recibí queja alguna respecto al Trabajo Consular y Administrativo desplegado. Ahora y volviendo a los acontecimientos históricos que vivió Quebec antes, durante y después del cruel y sanguinario FLQ, fue el nivel de desarrollo y madurez cívica de esos canadienses la que afloró una vez más y que da el prestigio a su Democracia en el marco de una Monarquía constitucional que, si bien se puede apreciar anacrónica, encaminó la apelación y clamor del Pueblo Quebequense tras los acontecimientos de aquel Octubre de 1970 hacia un inapelable y granítico y amalgamado apoyo en contra de cualquier acto violentista para con los esfuerzos de obtención de la soberanía de Quebec, encaminando aquel movimiento independentista pseudo revolucionario y abiertamente terrorista hacia una senda política y democrática para alcanzar una mayor autonomía y eventual independencia, gracias a lo que en 1976 llevó al Partido de Quebec a formar Gobierno. Es decir, pudimos en estas líneas apreciar en primer término el valor y poder de la Democracia, la que si bien en oportunidades requiere apoyo de la Fuerza en el grado que amerite, esta última es una herramienta que está no solamente para usarse, sino que en oportunidades para mostrarla y amedrentar para uso disuacivo, lo que a la luz de los acontecimientos de la Crisis de Octubre, implicó una pérdida de apoyo ciudadano hacia el FLQ que usando la violencia terrorista quiso acelerar e imponer, a una mayoría, ideas que se trabajaron por más de una década y ya estaban incorporadas a la consciencia ciudadana de Quebec que procuraba y encontraba justa la implementación de un Quebec Independiente y existencia de un Partido Quebecois, todo lo cual volvió casi a foja “0” todo lo andado y solamente retrasó la llegada al poder de un Partido Quebecois, para el año 1976. Es decir, esta Crisis de Octubre, fue un error político de un grupo Terrorista que en un período reciente de la historia de Canadá involucró muertes y secuestros en la Provincia de Quebec, lo que llevó a la Democracia, por Monárquica que fuere, a responder con firmeza y decididamente tanto al Gobierno Federal como al Provincial, llevándolos a implementar lo que en inglés se conoce como War Measusres Act o Acta de Medidas de Guerra, conllevando si no la Declaración de Ley Marcial, la firme sensación y apariencia de que así fue. Pero, contrariamente a lo que aquí se ha expuesto y a la imagen dictatorial que la Administración Militar en Chile puede y de hecho despertaba en esos tiempos, la cosa es que el equipo humano que trabajaba como empleados locales y en los que descansaba la labor interna administrativa del Consulado de Chile en Montreal eran dos Profesionales de sensibilidad política totalmente opuesta a la que imperaba en Chile y muy alineada con la corriente socio-política descrita y existente en esa Provincia al momento histórico referido, los que incluso y en oportunidades caían en renuncios y deslealtades que bien pudieron ameritar su destitución, pero que la tolerancia y criterio de los Jefes de Misión Consular, procuraron encausar de buena forma y trabajar en la mayor armonía posible en virtud al bien superior que era la debida Atención Consular para con la Diáspora Chilena. Sin perjuicio con lo anterior, lo paradójico era que entre los dos Diplomáticos que nos encontrábamos en la Legación, uno era joven, Diplomático de Carrera, Egresado del Servicio Exterior y el otro, de mayor rango, no era Diplomático de Carrera, sino que ingresado a la Cancillería Chilena en un Curso Marmicoc e incorporado al Servicio Diplomático con el Rango de Consejero y Cónsul General, lo que contraponía convicciones y visiones formativas de cómo trabajar y aproximarse no solamente a las Autoridades Locales sino que a una Colonia abiertamente de izquierda o a lo menos socialdemócrata. Duros fueron los encontrones que se producían cuando el suscrito implementó el envío de Periódicos Chilenos a miembros de la Colonia, algunos muy prominentes como el ex Médico del Presidente Allende, con el que este entonces joven Diplomático había entablado una amistad franca y clara, lo que no era compartido por el Consejero y Cónsul General. Duros fueron también los diálogos respecto a oportunidades perdidas para sumar puntos con las Autoridades Locales en momentos en que Chile requería apoyo internacional o al menos una no intervención negativa para con nuestros Intereses Nacionales en materia Internacional y más aún cuando la visión con la que se informaba a Chile no era lo profesional y objetiva para lo cual se nos pagaba puntualmente un sueldo, lo que al menos ameritaba una lealtad patriótica estricta. Es decir, si las Autoridades Militares y Civiles de Chile enfrentaban un frente Interno y otro Externo adversos, no era menos verdad que tenía un tercer Frente, un flanco débil, soterrado y espurio, que provenía de sus propios Servidores Públicos, los que con el afán de seguir en sus Puestos de Privilegiados o menos Privilegiados, pero seguros, seguían la premisa de que lo mejor era NO HACER NADA, ya que de ese modo no existía la posibilidad de error, lo que a la larga podría transformarse en la excusa para eventualmente separarlos de sus cargos. Por consiguiente, la inmovilidad del Superior con el que se debió servir, fue el mayor obstáculo para un desempeño más fructífero en esas lindas tierras, las que incluso vieron nacer a una de mis hijas, la que por ser hija de un Diplomático al Servicio de una Nación extranjera, no recibió la calidad de Nacional de Canadá, lo que se resalta para los siempre existentes mal pensados, egoístas y chaqueteros conocidos como Compatriotas. A estas alturas algunos pudieran estar pensando en que lo central o medular de esta Crónica del Recuerdo se ha alejado de esta redacción y que el caso Carmen Gloria Quintana ya no tiene asidero y conexión orgánica , pero no es así, puesto que la guinda de la torta en este Capítulo “Canadá”, se enmarcó dentro del contexto de la aparición en la escena pública de la citada y gravemente herida joven, puesto que tras esta estar en condiciones de viajar a Canadá para su recuperación, ya que le había sido gestionado en Montreal un tratamiento muy específico y avanzado para sus quemaduras, llegó efectivamente para tales efectos varios meses después de lo que le ocurriera en Chile y habiendo llegado a ese País del Norte los fríos propios de las temporadas frías, período en que las protestas frente a la Legación Consular retornaron y con fuerza, aunque de igual forma se desvanecieron con el tiempo y los fríos cada vez mayores. Sin embargo, un buen día se recibe la solicitud e Audiencia con el Cónsul por parte de un ciudadano Chileno de apellido Ruz, el que por ser el segundo apellido de Fidel Castro y el primer apellido de Carlos Ruz Vieira, Camarógrafo muerto años antes graficando y filmando el Conflicto y Guerra Civil en el Centroamericano El Salvador, es perfectamente recordado por este Cronista. Como era lo acostumbrado, se accedió a la solicitud, puesto que la Política de Atención de Público que se aplicó siempre fue la de Puertas Abiertas y bajo la debida privacidad y reserva que normalmente la Actividad Consular amerita y recomienda. Grande fue la sorpresa cuando a corto andar en la conversación, este Sr. Ruz me dice que el motivo de su presencia no era para solicitar ninguna consulta ni gestión de carácter Consular, sino para advertirme que la Lucha contra la Dictadura seguía más viva que nunca y que desde ese momento se comenzaría a matar Cónsules, partiendo por mi persona. Luego de unos muy pocos segundos tras ser sorprendido por esta amenaza que se me hacía cara a cara en mi Oficina, le respondí a este compatriota que le agradecía su notificación, ya que tendría tiempo para despedirme de mi familia. Seguidamente le señalé cual era mi Dirección Particular, las horas y ruta que tomaba….y finalicé preguntándole a modo de lograr alguna reacción que lo obligara a meditar acerca de la barbaridad que me había dicho y sostenía, que si él era pariente de Ruz, el Camarógrafo de TVN muerto por los izquierdistas Salvadoreños mientras reporteaba para TVN sobre la Guerra Civil en ese Territorio…. Algo sorprendido me responde que no y que la verdad era que lo que él pretendía era el amedrentarme para lograr que yo le declarara determinada simpatía, a lo que respondí que si bien me podía ver joven, algo que no tenía era miedo de ninguna especie, ya que la palabra “ plumas” no estaban en mi diccionario, que mi trabajo era por vocación social y familiar, y que en principio las amenazas son meras palabras de acciones que usualmente no se concretan, además de que él no se veía una persona particularmente odiosa y de escasa formación educacional. Verdaderamente, lo ocurrido con este Sr. Ruz fue algo muy extraño y que me tomó por sorpresa, pero que estoy convencido provino de alguien ofuscado, dolido con su País quizás, pero de ninguna manera enajenado o con deficiencia mental alguna, lo que fue motivo del más profundo desencuentro con mi superior el Cónsul General cuando le entregué al siguiente día el informe de seguridad correspondiente para despacharlo a Chile y se negó a hacerlo, aludiendo que no quería problemas…. Como es posible apreciar, este capítulo desviste en alguna medida la mediocridad mental y de mínima lealtad, orgullo y autoestima en quienes el Estado de Chile confió la defensa de intereses en el plano Internacional, lo que es precisamente lo que más afectó y desde temprano, la moral de quien suscribe esta Crónica. Fue justamente en Montreal en donde este entonces servidor público supo y observó con atención especial para que fuera una idea a aplicarse en Chile, acerca de la existencia de la Entidad Jurídica denominada Le Petit Courts” o Pequeña Corte en Castellano, que no eran más que lo que hoy se ve desarrollado y aplicado por la ya mítica Doctora Polo en los Estados Unidos y que descomprimiría los atestados Juzgados Nacionales. Pero a corto andar y desarrollar un trabajo acerca de aquello, se me ordena por mi superior dejar de hacerlo debido que en Chile para eso existían los Juzgados de Policía Local. Es decir, en Chile todo estaba perfecto y no había que dar ideas, por novedosas que parecieran. Convencido de que Chile puede aún en estos días avanzar en tal sentido, dejé de trabajar en aquel proyecto que, hasta hoy me deja sumamente frustrado y me hace recordar otros eventos y renuncias observados que mejor callo, puesto que la intención es el aprender de la Historia y no de hablar mal de un otrora y mal llamados “colega”. Lo que se quiere decir con todo lo expuesto, es que el desarrollo de los Canadienses y en especial de la Nación de Quebec, no es casualidad ni producto de su nivel de desarrollo Económico-Social y Cultural, sino de un sistema general en donde se conjugan determinados elementos o mecanismos que potencian el buen andar del engranaje general en su conjunto. Son pequeños elementos que sumados entregan una obra casi perfecta en materia de civilidad y trabajo en común, lo que evidentemente falta en Países como el Chile de ayer y el de hoy. Soslayando las diferencias morales y éticas descritas, nunca se guardó rencor hacia ese antiguo superior jerárquico, pero dejó en claro que no tenía pergaminos para ostentar ni ese ni ningún otros cargo Diplomático, lo que sin embargo no fue impedimento para que se jubilara muchos años después y tras ocupar otros varios cargos en el Exterior, incluso tras la llegada de la Democracia a Chile en año 1990. Se terminan de este modo estas líneas, concluyendo que la tradición Cívica de Naciones Norteamericanas como la Canadiense aquí citada, está a años luz de la termocefálica, frágil o quizás mediocre civilidad tercermundista como la criolla. Esta última reflexión no es para nada halagüeña ni positiva y tan solo es una opinión personal basada en la experiencia y no en chismes o cuentos de terceras personas. Ser Diplomático es algo más que ostentar un Cargo relativamente pomposo…Ser Diplomático es aplicar lo que reza el Emblema de la Academia Diplomática de Chile y que traducido del Latín que dice ” PRO CHILE LOQVOR”….significa… “VER Y VELAR POR CHILE”, lo que a todas luces no se vio aplicar e incluso se prohibió e impidió aplicar por la fuerza de la jerarquía y miopía o inexistencia en la aplicación del Criterio y sentido común, que en la práctica es el menos común de los sentidos. Ricardo Gallardo Puelma Periodista Diplomático de Carrera
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 23:18:20 +0000

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