Aforismos sobre literatura (parte II) La gloria de los escritores - TopicsExpress



          

Aforismos sobre literatura (parte II) La gloria de los escritores verdaderamente grandes es gloria artificialmente impuesta al público, gloria escolar y subvencionada. La gloria auténtica, popular, espontánea, no corona sino a mediocres. Lo terrible de la crítica de arte es que induce al crítico a creerse escritor. Basta que el tiempo las envejezca un poco para que sea difícil no reír de la mayoría de las innovaciones literarias. La crítica literaria nació en los periódicos y agoniza en las universidades. Los juicios literarios de valor perdieron credibilidad desde que la jurisdicción en literatura se repartió entre la muchedumbre ignara y los expertos universitarios. Escribir de manera vulgar le garantiza hoy al escritor un amplio círculo de lectores. Los géneros literarios no fructifican todos igualmente en cualquier estación de la historia. La novela, por ejemplo, es género decimonónico; la novela anterior es prólogo, la posterior epílogo. Una pudibundez ridícula no le permite hoy al escritor inteligente tratar sino temas obscenos. Pero ya que aprendió a no avergonzarse de nada, no debería avergonzarse de los sentimientos decentes. Al hallar la fuente de una obra, el crítico literario cree descubrir su explicación, cuando meramente tropieza contra su pretexto. El único escritor del XVIII resucitado por la admiración de nuestros contemporáneos ha sido Sade. Visitantes de un palacio no admiran más que las letrinas. Lo que es cambiante, variable, móvil, no es el gusto, sino el mal gusto. PARA no escribir groseramente se necesita hoy ser muy atrevido. "Haber vivido mucho" suele significar meramente la asidua frecuentación de prostíbulos. Lo internacional no es, en literatura, modelo para copiar, sino nivel debajo del cual no es lícito caer. La sabiduría de este siglo se reduce a observar el mundo con la mirada amarga y sucia de un adolescente depravado. El buen libro de ayer no le parece malo sino al ignorante; en cambio, el libro mediocre de hoy puede parecerle bueno hasta a un hombre culto. La fascinación con que pintan el mal se desconcha pronto como barniz barato. Gustar de mediocres escritores pretéritos puede ser prueba de refinamiento literario. Gustar de mediocres escritores contemporáneos es prueba de mal gusto. DEPLOREMOS menos la obscenidad del novelista actual que su infortunio. Cuando el hombre se vuelve insignificante, copular y defecar se vuelven actividades significativas. Vivir entre almas bajas exaspera en pasión nuestro apetito de lo grande. El tiempo destaca la desigualdad entre los libros con una implacable crueldad. Vivimos inmersos en las trivialidades contemporáneas más de lo que conviene a nuestra sanidad. Las grandes obras necesitan años para emerger del acervo de cadáveres literarios que las asfixian. La tarea ineludible de la crítica, mañana, será el resdescubrimiento del gusto. Pocos lectores saben leer sin sentirse vigilados por las modas literarias de su tiempo. LA lectura de poetas menores seguramente figura entre los suplicios del infierno. LA reciente aparición de una literatura de profesores nos reconcilió con la literatura de periodistas. Nicolás Gómez Dávila
Posted on: Tue, 24 Sep 2013 02:38:01 +0000

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