"Amigo Sancho: Sólo la fortuna decide pero, en medio de la batalla, eres tú quien levanta la espada contra quien te amenaza o quien rodea las riendas preparando la huida. Y no hay crónica ni poesía más que para los valerosos, que citados ante la muerte no flaquearon ni temieron, y que vencedores desde el principio, no anduvieron dudosos de su destino. Para ellos es la fama. Para ellos, los relatos de las novelas y los versos de las odas. No hay historia para los cobardes ni para los fugados. Y acá presto voy, de lid en lid, arrebatado de mi sino, confiado en mi porvenir, y si he de morir que sea por amor a la Justicia, por amor a Mi Señora, o por amor a la gloria". Mirole Sancho y le vio tan viejo, tan famélico, tan desgastado que su discurso sabía raro en aquella boca ya desdentada, y entonces cruzó con él su mirada y supo, desde ese instante, que cabalgaba al lado de un héroe invencible. Y así, hablando con su señor, ambos tocaron el atardecer, del día y de su vida, llevando más ideas que hambre y más voluntades que ideas. (El Quijote, según Elias Barrymore) @arbolcom
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 09:03:47 +0000
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