Análisis del libro de los salmos,muy profundo.Salmos Son ciento - TopicsExpress



          

Análisis del libro de los salmos,muy profundo.Salmos Son ciento cincuenta cánticos y poemas espirituales usados en cultos devocionales por la Iglesia en todas la épocas. Fue usado como himnario del segundo templo. Los temas predominantes son la oración y la alabanza, pero los Salmos cubren una gran variedad de experiencias religiosas. Son citados con más frecuencias en el Nuevo Testamento que cualquier otro Libro, excepto Isaías. Son con frecuencia llamados Los Salmos de David porque él fue el autor de un gran número de ellos. Autores: No se ha determinado quien sea el autor de muchos de los salmos; es probable en algunos casos que el nombre atribuido a ciertos salmos se pueda referir al recopilador más bien que al autor. La siguiente es una lista sugerida de autores tomada de varias versiones de las Escrituras: Atribuidos a David: 73. Atribuidos a los hijos de Coré: 11. Atribuidos a Asaf: 12. Atribuidos a Hageo: 1. Atribuidos a Zacarías: 1. Atribuidos a Emán: 1. Atribuidos a Etán: 1. Atribuidos a Salomón: 2. Atribuidos a Moisés: 1. Atribuidos a Ezequías: Se desconoce. Atribuidos a Esdras: 1. El resto es anónimo. El libro de los Salmos (=Sal) contiene cánticos, poemas y oraciones nacidos de la experiencia religiosa de una comunidad que adora. El adorador, en los salmos, toma la palabra para dirigirse a Dios y compartir las experiencias y las aspiraciones más profundas del alma: luchas y esperanzas, triunfos y fracasos, adoración y rebeldía, gratitud y arrepentimiento; particularmente, el clamor que surge de la enfermedad, la pobreza, el exilio, la injusticia y toda suerte de calamidades y miserias que afectan a la humanidad. Nuestro Señor Jesucristo utilizó los Salmos durante su ministerio. Así lo vemos, por ejemplo, con ocasión de la tentación en el desierto (Mt 4.6; cf. Sal 91.11–12) o en las enseñanzas del Sermón del Monte (Mt 5.7, cf. Sal 18.25; Mt 5.35, cf. Sal 48.2; Mt 7.23, cf. Sal 6.8). Además, los evangelios relatan que, en sus últimas palabras en la cruz, Jesucristo citó dos veces los Salmos (Mt 27.46 y Sal 22.1; Lc 23.46 y Sal 31.5). A través de la historia, los Salmos han servido de inspiración tanto para la comunidad judía como para la cristiana. El pueblo de Israel dio expresión a su fe entonándolos en el templo de Jerusalén, y el judaísmo los hizo parte esencial del culto en la sinagoga. La iglesia los adoptó tal como estaban y, al recibirlos, los incorporó a la fe cristiana dándoles un sentido cristocéntrico. Las expectativas mesiánicas, originalmente centradas en el rey de la línea de David, fueron identificadas con Jesucristo (Hch 2.30). El libro de los Salmos, compilado al regreso del exilio en Babilonia sobre la base de antiguas colecciones, incluye salmos que datan de un período que abarca más de seis siglos, desde los albores mismos de Israel hasta la era postexílica; además, fue el himnario que utilizaron los judíos durante la reconstrucción del templo de Jerusalén, conocido como el Segundo Templo, después del exilio en Babilonia. El nombre hebreo del libro es tejilim, plural de tejila, que significa "cántico de alabanza". El título castellano "Salmos" se deriva de la Vulgata, donde recibe el nombre de Liber Psalmorum o "Libro de los salmos". El latín, a su vez, lo toma de la Septuaginta (LXX), en la que este libro se llama Psalmoi o "Cantos para instrumentos de cuerda", a pesar de que solo unos pocos de ellos se identifican en el texto hebreo como "cantos para instrumentos de cuerda" (en hebreo mizmor). En ocasiones se da al libro el nombre de "Salterio", derivado del griego, psalterion, que es el nombre del instrumento de cuerdas o "lira" que se usaba en la antigua Grecia para acompañar el canto. La poesía hebrea La poesía lírica gozó de gran popularidad en todo el antiguo Oriente próximo. Numerosos ejemplos de este género literario nos han llegado de Canaán (cuyos músicos y cantores gozaban de fama internacional), así como de Egipto y de Mesopotamia. Es evidente la contribución que en este sentido hizo Israel al mundo cultural de su tiempo. La poesía israelita abunda en la Biblia. Como ejemplos de este género véanse el Cántico de Moisés (Ex 15) y el Cántico del pozo (Num 21.17–18), el Cántico de Débora (Jue 5) y el Lamento de David a la muerte de Saúl y Jonatán (2 S 1.19–27). Así mismo, la Biblia se refiere a antiguas colecciones poéticas de las que solamente se conservan fragmentos, como «El libro de las batallas de Jehová» (Nm 21.14) y «El libro de Jaser» (Jos 10.13 y 2 S 1.18). Pero la mayor parte de la obra poética del antiguo Israel la tenemos en el libro de Salmos. El estilo de la poesía hebrea no se semeja al nuestro. Sus estructuras son similares a las de los otros pueblos semitas de la antigüedad. Posiblemente, de todas las formas peculiares del género poético hebreo, el "paralelismo" sea la más fácil de reconocer en una traducción al castellano. La estructura paralela era una de las formas favoritas de crear belleza literaria. La poesía hebrea carece de rima a la usanza de la castellana; en su lugar, el paralelismo ofrece una especia de "rima de ideas". En general suelen distinguirse tres formas de paralelismo: (a) Paralelismo sinónimo, que consiste en expresar dos veces la misma idea con palabras distintas, como en Sal 15.1: Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿quién morará en tu monte santo?. (b) Paralelismo antitético, que se establece por la oposición o el contraste de dos ideas o imágenes poéticas; p.e., Sal 37.22: Porque los benditos de él heredarán la tierra y los malditos de él serán destruidos. (c) Paralelismo sintético, que se da cuando el segundo miembro prolonga o termina de expresar el pensamiento enunciado en el primero, añadiendo elementos nuevos, como el Sal 19.8: Los mandamientos de Jehová son rectos: alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro: alumbra los ojos. A veces, el paralelismo sintético presenta una forma particular, que consiste en desarrollar la idea repitiendo algunas palabras del verso anterior. Entonces suele hablarse de paralelismo progresivo, como en el caso de Sal 145.18: Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Géneros literarios en los Salmos Una lectura atenta de los Salmos pone de relieve una serie de características de forma y contenido que permiten clasificarlos en grupos, de acuerdo con su género literario. Por otra parte, la identificación de estos géneros es muy importante para comprender los salmos adecuadamente. Podemos distinguir en el Salterio las siguientes categorías de salmos: (a) Himnos, utilizados en la alabanza a Dios (8; 15; 19.1–6; 24; 29; 33; 46; 47; 48; 76; 84; 93; 96–100; 103–106; 113; 114; 117; 122; 135; 136; 145–150). Se incluyen dentro de esta categoría dos subtipos de salmos: los himnos de entronización, que celebran a Dios como Rey de toda la creación (47; 93; 96–100), y los cantos de Sión, que expresan la devoción a Jerusalén y su santuario (46; 48; 76; 84; 87; 122). (b) Lamentos o súplicas, tanto individuales, en petición de auxilio ante alguna aflicción física o moral (3–7; 9–10; 12–14; 17; 22; 25; 26; 28; 31; 38–39; 41–43; 51; 54–59; 61; 63; 64; 69–71; 77; 86; 88; 94; 102; 109; 120; 130; 139–143), como colectivos, cuando todo el pueblo implora ayuda en momentos de calamidad nacional, tales como una sequía, una epidemia o una grave derrota militar (44; 60; 74; 79; 80; 83; 85; 90; 123; 125–126; 129; 137). (c) Cantos de confianza, en los que se expresa la certidumbre de la ayuda inminente de Dios (11; 16; 23; 27; 62; 131). (d) Acciones de gracias, expresiones de gratitud por la ayuda recibida (30; 32; 34; 40:1–11; 63; 65; 67; 75; 92; 103; 107; 111; 116; 118; 124; 136; 138). (e) Relatos de historia sagrada, que narran las intervenciones redentoras de Dios (78; 105; 106; 135; 136). (f) Salmos reales, que pueden ser de diversos géneros y que se usaban en ocasiones especiales de la vida del monarca, tales como su coronación, su boda o alguna operación militar (2; 18; 20; 21; 28; 45; 61; 63; 72; 84; 89; 101; 110; 132; 144). (g) Salmos sapienciales o didácticos, que son meditaciones sobre la naturaleza de la vida humana y de las acciones divinas (1; 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133). (h) Salmos de adoración y alabanza (15; 24; 50; 66; 68; 81; 82; 108; 115; 118; 121; 132; 134). (i) Salmos de peregrinaje, que entonaban los peregrinos camino de Jerusalén o a su regreso de la Ciudad Santa (84; 107; 122). (j) Salmos de género mixto, (36; 40). (k) Salmos acrósticos, que utilizan estructuras poéticas basadas en el alfabeto hebreo; cada verso comienza con una letra sucesiva del alfabeto (9–10; 34; 119). (l) Imprecaciones. (Véase más adelante.) Estructura y numeración de los Salmos El Salterio está dividido en cinco libros, cada uno de los cuales termina con una doxología. A pesar de que estas doxologías hoy se numeran como versículos de un salmo, en realidad son elementos independientes que cierran cada uno de los libros, con excepción del Libro V en el cual el último salmo es la doxología, que, a su vez, cierra toda la colección. La organización de los libros y las doxologías es como sigue: Libro 1 Salmo 1.1–41.12 Doxología 41.13 Libro 2 Salmo 42.1–72.17 Doxología 72.18–19 Colofón 72.20 Libro 3 Salmo 73.1–89.51 Doxología 89.52 Libro 4 Salmo 90.1–106.48 Doxología 106.48 Libro 5 Salmo 107.1–149.9 Doxología 150.1–6
Posted on: Mon, 19 Aug 2013 21:17:33 +0000

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