Apología al gamedog. (por A.V.) Intentare abordar un tema que - TopicsExpress



          

Apología al gamedog. (por A.V.) Intentare abordar un tema que por sus diversas aristas y el gran desconocimiento que conlleva a nivel mundial así como los innumerables mitos y prejuicios que lo rodean, suele ser un tabú incuestionable y de antemano materia sentenciada en la mayoría de nuestras sociedades modernas: las peleas de perros. Hoy día, la gran mayoría de las personas que conocemos, sin duda se escandalizarían ante la sola idea de que alguien pueda disfrutar de dos perros pelando, lo ven como una de las actividades más sanguinarias, ilógicas e inhumanas que puedan llevarse a cabo y lo consideran fruto de la avaricia y el egoísmo de personas que solo buscan su interés económico a costa de unos inocentes animales. Pues la verdad no podría ser más opuesta, y aunque sé que lo antes expuesto es un consenso entre la abrumadora mayoría de los lectores y que comprendo sus deducciones, debo decir que estas no parten sino de la ignorancia, el desconocimiento y la generalización. Ante todo, invito a quien lee y que tal vez ya a estas alturas ha de estarse preguntando cómo es posible que yo pueda sustentar la apología de una actividad tan evidente, que por favor deje de lado sus preconceptos y se adentre en el artículo con la mayor objetividad posible sin tomar bando alguno de antemano. ¿Comenzamos? Ok. Cuando escucho a las personas criticar la cinomaquia, todos suelen partir desde los mismos puntos de vista y debo decir que comprendo de donde surge dicha preocupación pues quien desconoce la actividad y la raza (APBT) no tiene otra referencia que su cariñoso perrito de compañía al cual si sería absurdo e inhumano colocar en una situación como esta pues ni tiene la carga genética ni las aptitudes físicas ni mentales para semejante actividad y lejos de disfrutar lo que hacen, estarían sufriendo y en el mejor de los casos luchando temporalmente por sus vidas, esto, debo aclarar, no tiene nada que ver con el gamedog. El primer error que se desprende de este pensamiento es el siguiente: …obligan a los perros a pelear. Es precisamente lo opuesto, el APBT, (y de aquí en adelante me gustaría referirme no a perros de pelea sino a APBT que es la única raza realmente capacitada, genéticamente hablando, para el combate) JAMAS se obliga o fuerza a pelear, de hecho, dentro de las reglas Cajún las cuales rigen la mayoría de los combates modernos, es precisamente el perro que desiste en pelear o rehúye del oponente, al cual se declara perdedor y queda retirado de la contienda, es decir, el perro solo tiene que mostrar desinterés o ganas de abandonar la pelea para que hasta ahí llegue su participación en ella y por lógica, aquel ejemplar que no muestre interés desde el inicio, nunca pisara un ring. Tenemos que entender que no estamos hablando de animales ordinarios, ni del perrito del vecino o aquel imponente rottweiler que conocimos en casa de un amigo, tampoco nos referimos cuando mencionamos Pitbull, al concepto que el 99 % de las personas tiene de esta raza. Eso que casi todos llaman Pitbull no es más que un imponente perro mestizo del cual no podemos rastrear su ascendencia más allá de 5 generaciones en la mayoría de los casos y que posee un criterio de selección completamente diferente. Esos animales, aunque muy imponentes y musculosos, nada tienen que ver con el verdadero American Pitbull Terrier, de hecho, estoy casi seguro que más del 80 % de las personas que lee este escrito, jamás ha visto en su vida un verdadero APBT. Por supuesto que la mayoría de los criadores de supuestos Pitbulls, jurará a los cuatro vientos que sus ejemplares azules o blue fawn (o cualquiera que sea el color de moda en el momento) y de impresionantes cabezas, son de una pureza inigualable, pero realmente estas personas lo que buscan es el beneficio económico y lucran indiscriminadamente con los pobres animales, contribuyendo en el proceso, a la desinformación que ya de por si se tiene de esta tan injustamente estigmatizada raza y a la reproducción masiva de ejemplares mestizos los cuales no son buscados bajo lineamientos adecuados, y claro está, en muchos casos estos pseudocriadores dejan de lado lo más importante: la parte mental del perro, su salud y una adecuada aptitud para el trabajo, o sea funcionalidad. Los verdaderos APBT son perros que vienen siendo seleccionado a través de siglos para una sola actividad y en donde la crianza va enfocada a una sola cosa: el game. Y aquí llegamos a otro error muy común en el que coincide el público desconocedor: piensan erróneamente que estos perros son criados para fomentar su agresividad y que esta es generalizada indistintamente hacia perros o personas. ¡Craso error! Y quizás uno de los que más daño a hecho a la raza en los últimos años. No entiendo cómo puede resultar tan difícil de entender que agresividad hacia perros no es sinónimo de agresividad hacia personas, de hecho, si estos animales fueran demonios incontrolables como le gusta hacer ver a la prensa, no serían manejables dentro de un ring y resultarían una bomba de tiempo, cuando realmente es lo contrario, parte de su selección a través de siglos se basa en encontrar esa ambivalencia de ser al extremos dócil con el ser humano y despiadado en un ring frente a otro perro. Sin embargo hay algo que no quiero que pierdan de vista, estos no son animales criados por agresividad (y acá me estoy refiriendo a la agresividad hacia otros perros), la agresividad es fácilmente visible en innumerables razas e individuos dentro de ellas, el APBT es criado por game. Y se han de estar preguntando nuevamente dé que va esta palabrita, pues trataré de explicarlo de una forma sencilla con temor de sonar reduccionista: game es la característica de seguir adelante pese a todos los obstáculos, nunca retroceder ni pararse, y de no ser detenido, morir en el intento de alcanzar la victoria. Esto queridos amigos, es lo más parecido que encontraremos en el mundo animal al arrojo y la valentía humana, al heroísmo y al sacrificio de la propia vida, en pro, no de la preservación de esta última, sino de la victoria que nunca se perdió de vista aun desangrado en el campo de batalla. Es por eso que tal vez el APBT no sea el perro más fuerte, el más grande, el más rápido o el más feroz, pero sin dudas es el único poseedor de esa rara cualidad: el game, y eso, no lo duden, hasta en los seres humanos es difícil de encontrar; por lo tanto, el APBT es la única raza usada en las peleas de perros (me refiero a las peleas organizadas entre profesionales no a los pandilleros y delincuentes que sin tener la menor idea de lo que hacen tiran en un patio a pelearse dos perros cualquieras y que al final son quienes quedan en el noticiero de las ocho) porque traen una carga genética inigualable, porque aunque les cueste creerlo, disfrutan peleando, nacen para pelear, no quieren ser, ni hacer otra cosa y lo que cualquier otra raza experimentaría como un evento traumático y de supervivencia, el APBT lo disfruta al máximo pues está diseñado para eso. Lamentablemente, como muchas otras cosas en la vida, hay quienes desarrollan esta actividad por lucro y de forma poco profesional anteponiendo los intereses económicos o el orgullo personal a la integridad de los animales; también están los neófitos que piensan que pelear perros es soltar un par de mestizos con cabezas impresionantes a los cuales el público general identificara erróneamente como pitbulls a que se muerdan y desgarren por 10 minutos hasta que se queden sin aire. Por desgracia para nuestra raza, esta es la concepción que se forma el mundo sobre las peleas de perros sin saber que existe todo un sistema bien organizado y especializado al cual lo respaldan siglos de tradición y un amor genuino, no por las apuestas, la victoria o la derrota, sino por desarrollar y mantener lo que por cientos de años ha venido siendo simplemente el mejor perro del mundo, con cualidades completamente únicas y sin par en el mundo canino, dignas de admirar incluso ante los ojos de los que desconocen y critican esta actividad. Y mientras otros autoproclamados defensores de los animales y amantes de determinada raza se esfuerzan en desarrollar un particular estándar físico a costa de la funcionalidad y sacrifican salud y aptitudes físicas, no solo de un individuo sino de un grupo racial, por motivos completamente egoístas y superficiales como lo son los concursos de belleza, los verdaderos amantes del APBT enfocan su energía en preservar un perro verdaderamente funcional en el cual lo que importa son sus cualidades internas, no su apariencia. Una linda metáfora que incluso se extrapola a muchas otras facetas de nuestra cotidianidad. Y como la vida es caprichosa, aun seleccionando a los individuos más allá de un estándar morfológico, el resultado a la vista no podría ser más perfecto y equilibrado, pues quien ha visto un verdadero APBT no me dejara mentir cuando afirmo que físicamente resulta el canino más balanceado y hermoso que existe. Hasta el momento hemos derrumbado varios mitos con los siguientes argumentos: 1- El APBT jamás es forzado a pelear, ha de ser él mismo quien le muestre a su dueño el momento en que mental y físicamente está listo para darle rienda suelta a su carga genética. 2- El APBT no se cría por agresividad, esto es fácil de conseguir en innumerables razas, se cría por GAME. 3- Agresividad hacia perros no es sinónimo de agresividad hacia humanos. El APBT posee una ambivalencia única en este sentido, es un perro sumamente dócil con los humanos. 4- Las peleas de perros nada tienen que ver con incidentes aislados de sujetos antisociales o personas egoístas que solo usan la raza para lucrar (esto no solo sucede en las peleas también en la venta y cría indiscriminada y en el bum de seudocriadores que existe hoy día solo por llenar sus bolsillos). Existen personas serias con mucho conocimiento, experiencia y amor por la raza, que trabajan desinteresadamente para que no se extinga este invaluable animal que durante siglos ha resultado ser la admiración de amantes y detractores. 5- El APBT nada tiene que ver con esos perros cabezones y de imponente apariencia que vemos frecuentemente en el barrio y a los que todos les dicen Pitbull, la mayoría del público general, NUNCA ha visto un verdadero American Pitbull Terrier. En lo personal considero que el gran problema con la cinomaquia es precisamente su ilegalidad, pienso que lo más apropiado sería una buena regulación tanto a los jugadores como a los criadores, que se busque por medios legales, que la actividad se lleve a cabo bajo las medidas de seguridad necesarias y preservando dentro de la lógica, la integridad de los animales, brindando un buen cuidado veterinario pre y post contienda, verificando las condiciones de salud de los participantes y estableciendo ciertos estándares y requisitos para quienes desean incursionar en el gamedog. Claro que en esta actividad, como en muchas otras, se solapan individuos antisociales, psicopáticos y sádicos que lejos de tener un genuino amor por el mantenimiento y desarrollo de la raza y los animales, usan el gamedog de excusa para dar rienda suelta a sus impulsos desadaptativos o simplemente buscando el beneficio económico. Esta es la lacra que daña y tergiversa ante los ojos del neófito, lo que en realidad debe ser el gamedog. Precisamente una adecuada regulación serviría de antídoto para mantener lo más sano posible el mundo de la cinomaquia. Sujetos que usen a sus perros de forma desechable o que no den el requerido cuidado veterinario, alimenticio o las adecuadas condiciones de vida en general a sus ejemplares, no deben ser parte activa en estas actividades y por supuesto, pienso que debe caerles todo el peso de la ley pues una cosa es trabajar en pro de mantener las cualidades del verdadero perro game y otra muy diferente aprovecharse de estas cualidades para el beneficio personal. Actos como: 1- Dejar morir a un perro en el ring solo porque ya no tiene oportunidad de salir vencedor y no ha convencido en su desempeño. 2- El sacrificio de aquellos ejemplares que no cumplen nuestros estándares, cuando debemos como criadores tener la capacidad de asumir tanto los aptos para la reproducción como los que no deseamos en nuestro plan de cría. 3- Privar a un perro de atención veterinaria, alimentación, etc., solo porque no estuvo a la altura de nuestras expectativas. 4- Usar otras razas u otros animales inferiores (genética, mental o físicamente no aptos para las peleas) para incrementar la confianza de algún ejemplar. 5- La cría industrial sin desarrollar un verdadero lazo entre amo y perro. Son completamente inaceptables y hoy en día lamentablemente manchan la imagen del gamedog y es precisamente por su carácter de ilegal que este tipo de situaciones pasan desapercibidas. El verdadero perrero no es aquel que solo quiere ganar peleas e intenta llenarse los bolsillos, pero tampoco es aquel que cría dejando atrás la selección tradicional que ha acompañado al APBT a través d los siglos. Que dos perros peleen y muestren su coraje, fortaleza y habilidad bajo la supervisión humana no es nada aberrante ni contra natura, máxime cuando ese impulso por el combate lo lleva el perro en sus venas y forma parte irremediable de su genética. No es tan difícil de explicar y pienso que tampoco de comprender, así como hay perros que llevan el instinto por la cacería, o por correr o por el pastoreo y a los cuales resultaría absurdo intentar enfocar en una actividad fuera de su funcionalidad, así mismo hay un tipo de perro que lleva en su sangre el deseo incontrolable por pelear y seguir adelante, no por una cuestión de supervivencia sino de amor por la batalla, por el enfrentamiento. No estoy hablando acá de condicionamiento ni de entrenar al perro para que se convierta en un peleador, de hecho, ese es uno de los tantos mitos que acompaña nuestra raza: el público general cree que somos los humanos los que fomentamos y desarrollamos a través del entrenamiento y las condiciones de vida que le proporcionamos al perro, su afán por la pelea. Esto es un absurdo gigantesco pues nadie puede a través del condicionamiento, construir estas cualidades de las cuales estamos hablando, simple: el APBT nace, no se hace. Los criadores no convierten un perro en peleador, los criadores crían perros peleadores; y aunque parezca gramaticalmente sutil, la diferencia es abismal. Y recordemos lo antes mencionado, un perro peleador nada tiene que ver con un perro agresivo, son dos rasgos diferentes y aunque pueden darse paralelamente en un mismo ejemplar, uno no es consecuencia del otro. A diario leo y escucho a personas que critican y hacen elaboradas campañas en contra de las peleas de perros, y sin embargo cuando ahondo un poquito en la crítica me doy cuenta que la gran mayoría no tiene la menor idea sobre lo que hay detrás de una verdadera pelea de perros (ni siquiera las muy autoproclamadas organizaciones en defensa de los animales), las razones, los involucrados, el cómo se lleva a cabo, el desenlace y por supuesto lo que sucede después. Volviendo al principio, inmediatamente se conectan de forma empática con un pobre animalito que se ve forzado a defender su vida en un ring donde humanos inescrupulosos sacian sus impulsos sádicos y llenan sus bolsillos, o por otro lado, imaginan a dos perros casi demoniacos que han sido convertidos en máquinas asesinas para el mero entretenimiento de personas enfermas. Ambas concepciones son coloridas fantasías y son estas las que realmente dañan irremediablemente la imagen de nuestra raza, no las peleas de perro. El APBT ama pelear, no por agresivo sino por guerrero, por game, y el APBT, más que ninguna otra raza, es fiel y adora al humano. Por eso lo admiramos, lo valoramos y nos causa asombro, pues es el único gladiador canino, el único con esa extraña capacidad de amar hasta la muerte, de ser dócil y sumiso aun teniendo las armas para afrontar la más sangrienta de las contiendas. Entonces amigos, no extingamos este inigualable animal, no por raro y poco congruente con nuestra plástica realidad actual ha de ser exterminado. El ser humano en su supuesto camino hacia la civilización está matando muchas de esas cualidades que tanto asombran en el verdadero APBT, con el paso del tiempo nos hemos ablandado, nos hemos androgenizado y hemos borrado en gran medida nuestro propio espíritu luchador, somos criaturas blandas, temerosas, resistentes de su propia historia; no extendamos esto a quien no lo necesita. Valoremos aquellos que realmente luchan y dedican su vida a la conservación del verdadero APBT pues son pocos. Puedo entender que existan personas en desacuerdo con la cinomaquia, los individuos poseemos diferentes puntos de vista y debe respetarse cada postura. Lo que si no puedo entender es que sujetos con total desconocimiento y hablando exclusivamente desde sus preconceptos, se expresen con tanto odio y rechazo. Los verdaderos criminales y exterminadores son aquellos ignorantes que pretenden redefinir la esencia de esta raza, los que bajo el estúpido lema de enfocar las aptitudes del APBT hacia actividades diferentes, no saben que están dejando de criar APBT y en unas cuantas generaciones poseerán perros comunes y corrientes, y es que resulta una ecuación muy simple: el día que dejemos de seleccionar al APBT como se ha venido haciendo hace cientos de años, estaremos matando un trabajo de siglos y cambiando perros excepcionales por perros ordinarios. Existen muchas otras razas de perros para innumerables fines, escojan otra, el APBT es un perro de pelea. No caigan en la hipocresía de admirar algo que luego han de denigrar producto de sus prejuicios y desinformación. Lo primero que debemos hacer en nuestro camino hacia la verdad es comprender de una vez por todas que la mayoría de nuestras concepciones sobre las peleas de perros y sobre el American Pitbull Terrier están erradas. Lo que usted piensa que es un APBT no es otra cosa que un perro mestizo y en este caso si sería inhumano usarlo en un pit (ring donde se enfrentan los perros de pelea). Por supuesto que esta afirmación es una de las que más resistencias encuentra entre el público general pues son los perros que posee la gran mayoría de los supuestos amantes del APBT y paradójicamente nadie quiere tener un perro que no sea puro, si usted desprecia las peleas y sabe que los Pitbulls históricamente se desarrollaron y han usado para este fin, entonces ¿Por qué admira dicha raza y alega hasta la muerte la pureza de su supuesto APBT? Esa es la doble moral que nunca entenderé. Sin embargo, por más que los pseudocriadores juren y perjuren la pureza de lo que venden, la realidad es que aquellos ejemplares que no puedan ser rastreados más allá de unas cuantas generaciones, no son otra cosa que mestizos de moda. Exíjale al que le vendió su ejemplar que le muestre la ascendencia de sus perros lo más atrás que pueda en el tiempo y se sorprenderá de la respuesta. Yo no critico los gustos de cada cual, de hecho, muchos de estos mestizos son muy bonitos e incluso funcionales en varias actividades, pero lo que no acepto es que se engañe a los que no saben y se perjudique con la desinformación a una raza que muy lejos está de la gran mayoría de actos que le atribuyen. El verdadero crimen no es pelear perros, esto se puede hacer bajo las condiciones adecuadas y con los animales adecuados resultando en una experiencia agradable y necesaria tanto para criadores como para los ejemplares y la raza, el problema está en los detractores supuestamente amantes de la raza, amantes de una raza que ni siquiera conocen y que desde una montaña de ignorancia pretenden autoproclamarse los salvadores del APBT. Primero aprendan bien lo que es un APBT, luego estudien un poquito de historia y experimenten en la práctica qué involucra el desarrollo de esta raza, entonces después, con una visión un poco más objetiva, atrévanse a emitir un juicio, será bien recibido. Escrito por: Alfredo Vázquez.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 17:34:09 +0000

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