Aquel verano, este pueblo recuperò la libertad... los viernes mis hijos se iban con su papà a dormir y yo al salir del canal me encontraba con amigos de la facultad en un boliche de San Telmo, la Alberca se llamaba ese rincòn en la calle Balcarce. Esa noche entrò una mujer despampanante, con una capellina blanca y una boquilla de nacar humeante de tabaco rubio...se dirigiò a la barra y preguntò por "Seske". El artesano era un hombre muy alto, una especie de Quijote con su nombre rebuscado y su original forma de vender aros en diseño para una sola oreja. La enigmàtica muchacha planeo una mirada perisfèrica y se detuvo en mi, que estaba con el del piano, cantando bulerìas. Nenita, ¡ què simpatica!... còmo cantas español, sonrìo. Nos hicimos muy amigas. Los siguientes viernes ya acordamos que dormìa en su casa a unas pocas cuadras del bar y evitar el regreso en el Sarmiento. Todo iba bien hasta que una madrugada, siento que Rita me zamarrea y mucho: irene irene levantate. ¡Hirieron a Pirru. El gato sangrando entraba por la ventana del primer piso y apenas se sostenìa. Recorde las indicaciones de mi amigo y cirujano del Pirovano, Lucho Herzage: azucar, en una herida: "azucar". Curè a Pirru durante una hora y luego me tirè otra vez en mi cucha. No, no, sentencìo Rita, ese lugar es para Pirru. Supe esa noche que la historia con los gatos no es chacota. Donde terminè yo mi sueñode verano, es algo que no voy a comentar.je
Posted on: Sun, 28 Jul 2013 01:23:18 +0000
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