Armonías. La música irrumpió en la noche como un leve bisbiseo de llovizna. Las notas de un saxofón surcaron la textura del aire y en siete direcciones se difundieron los compases boreales. Ventarrón de cinco expiraciones, el pentagrama retozó con su cuerpo esbelto al alojarse en el externo balcón del aposento. La melodía navegó por las estepas de la noche hasta internarse en muros saturados de estantiguas. Sigilosas, las armonías descubrieron a través de las sombras unos ojos negros paralelos a la expansión del cosmos, se dilataron cascada de luz hacia el abismo y el fulgor de su expansión destelló en las tinieblas como Sirio reflejado contra el mar. Síncopa agónica, una respiración se contrajo en el centro del pecho, una ondina de doble vibrato transitó ininterrumpidamente por el instante de una supernova. El cuarto se colmó de contrapuntos. El viento prosiguió sus cuatro rutas y un piano acompañó a la luna a través de los espejos. El clamor ahogado del relámpago y la voz distante del bajo penetraron mas allá de las cortinas. Descubierta entre ritmos, una efigie arropada por neblinas emitió un suspiro de pleamar hacia el silencio, perpetuó la melodía estival en su mirada, sus labios saborearon el licor de las estrellas y entreabierta, como nube separada por el trueno, su boca paladeó brisa del alba, el sabor del mar en la distancia y el rayo primigenio de una nueva sinfonía. Omar Medina G. (2002)
Posted on: Wed, 18 Sep 2013 01:58:06 +0000