Así como nota tan bien Gabriel Jackson, todo el mundo fue desbordado , sobre la izquierda, se debordó sobre la derecha hasta la violencia, hasta la guerra. Es porque el ejército, la aristocracia, la iglesia, habían luchado y con cual energía desconsolada, porque no podía tener de reconciliación sincera o de Clemencia. No había en España , un Lincoln para hacer una paz sin rencor hacia quienquiera o un general Grande para aconsejar a los Sudistas desmovilizados de volver rápido a sus casas con el fin de plantar las siembras de primavera. El caso es que el miedo no había dejado a los vencedores, es que permanecían convencidos que el menor fallo permitiría a los comunistas alzar la cabeza, y esto equivalía para ellos a una sentencia de muerte. Es por esto que todos los republicanos han estado considerados como rojos. Aunque se supone que el general Franco preservó España de un régimen comunista esclavizado por Moscú. No podemos confundir entre sus adversarios, los emisarios al sueldo del partido y los republicanos sinceros, los demócratas de buena fe. Pero para los franquistas el peligro Rojo queda permanente. Es el miedo que, desde el 1939 cuajó la sociedad española y que, a pesar de la industrialización, a pesar del progreso tecnológico, a pesar de la evolución de las ideas y el Concilio Vaticano II, finalmente desemboca, treinta años después. Sobre la ley propuesta el 22 de julio de 1969 a las Cortes, para aprobación a la mayoría de los dos tercios, por el general Franco, y cuyo artículo primero es redactado así: cuando la dirección del Estado será vacante, la Corona será instaurada en la persona del Príncipe don Juan Carlos de Bourbon que lo transmitirá, según la orden regular de sucesión establecido en el artículo 11 de la ley fundamental del Estado del 10 de enero de 1967. Y hasta entonces, el reinado del general Franco se proseguirá, establecido sobre el foso difícil de colmar. En cada campo los sufrimientos fueron demasiado pesados para que se pueda olvidarlos. En las matanzas de sacerdotes y de religiosas por los republicanos, en la represión brutal de los nacionalistas, pueblo se expresó, que era el heredero directo de los compañeros del Cortes y del Pizzare, los prelados y los religiosos de la Inquisición. Es por lo menos, la impresión que lo retira el turista que, 50 años después, estudia una de las tragedias más grandes contemporáneas con máximo de buena voluntad y el mínimo de prejuicios. Es también la impresión que retira el veraneante que, a una cincuentena de kilómetros en el Norte de Madrid, sobre las primeras estribaciones de la Sierra de Guadarrama, sobre una de las líneas de fuerza de 1936, visita el Valle de los Caidos , ascendido el santuario gigantesco y prodigioso por el general Franco a la memoria de las víctimas de la Guerra Civil.
Posted on: Sat, 19 Oct 2013 11:14:08 +0000
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