Ayer comentaba con el buen amigo Francisco, sobre lo privilegiada que es esta isla, perdida entre la olvidable infertilidad del suelo campechano y su anónimo papel como generador de riqueza para el estado y el país. Es asombroso darse cuenta como no existe un sentimiento de pertenencia a ella, a pesar de que aquí somos mucho más afortunados que en el suelo donde nacimos. Bueno, yo soy de aquí pero olvídenlo. :-) Ese déficit en el sentido de pertenencia al lugar (que por otro lado es marcadamente lógico) hace que esta ciudad, con tanta generación de riqueza y pletórica de recursos, no sea más que el trampolín de paso y el receptáculo de lo que no se quiere llevar a la tierra oriunda. Triste pero cierto.
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 03:27:48 +0000
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