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Ayer cuando llegue a Tarragona (para disfrutar de 24 horas de Versos Lliures al Carrer), inicié mi caminata desde la estación de buses pasando por la rambla nova, me detuve unas dos cuadras antes de llegar al Mirador, debía orientarme para recordar porque calle debía subir hasta el Ateneu Llibertari Alomá , una vez situada comencé mi ascenso, no recuerdo el nombre de la calle, pero es esa que te lleva directo a la plaza de la Font, la gente iba y venía , inmersa en sus individuales mundos, ajena a todo aquello que no encaje en sus perfectas vidas. De pronto una melodía inundaba mis sentidos, las vellosidades de mi piel sufrían una reacción química interna, y mi corazón latió intensamente, frente a mí se hallaba un mujer de cabellos rubios, y ojos verde, de ese que describía Lorca, fue como si todo alrededor de mí se esfumara y solo quedará ella y su violín, en medio de todo ese mundanal ruido las notas de ese violín creaban una pequeña isla, de sonoros y melodiosos versos, Schubert se hacía presente con su Ave maría iluminando la fresca noche de septiembre en una calle de Tarragona, no fui la única que se sintió envuelta en esa atmósfera a mi costado una joven pareja se detuvo imbuidos en ese éxtasis provocado por aquella mujer y su violín, nosotros y ella, un solo espacio donde las notas danzaban en perfecta armonía, las estrellas jugaban con la luna, y Schubert invitaba a Verdi a formar parte de este universo de poesía melódica, Riggoletto era liberado atravesando las notas de aquel violín. Las personas deambulaban alrededor nuestro no miraban, no oían hasta que veían nuestros ojos hipnotizados, mas bien veían nuestras almas enamoradas, entregadas a la mujer rubia del violín, en ese instante caían presa de las bellas melodías que iban pintando el rostro de las antiguas calles de Tarragona, y yo me dejaba llevar por las historias que contaban las melodiosas notas de aquel violín... Al acabar aquel mini concierto aplaudimos casi instintivamente y no parábamos de decir: ¡Bravo! ¡Bravo!, la mujer del violín agradeció llevando su mano al corazón, nos acercamos a saludarla y supimos que era Francesa. Después de vuelta a mi andar la realidad caía sobre mí, nuevamente las calles inundadas con esas individuales y mezquinamente perfectas vidas.
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 22:05:41 +0000

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