BIOGRAFÍA BREVE DEL PADRE DIEGO El Siervo de Dios Diego - TopicsExpress



          

BIOGRAFÍA BREVE DEL PADRE DIEGO El Siervo de Dios Diego Hernández González, nació en Javalí Nuevo (Murcia, España) el 25 de diciembre de 1914 , recibiendo el Bautismo en su Parroquia de la Purísima Concepción el 4 de enero de 1915. Sus padres, de profesión agrícola e intensa vida cristiana, tuvieron ocho hijos de los que Diego ocupaba el segundo lugar. Ginés, su padre, era hombre de rosario y azada, mientras su madre, Valentina, mujer de casa, procuraba la Misa y comunión diaria. A los seis años como monaguillo, el pequeño Diego ya dirigía el Rosario en la iglesia parroquial. En su periodo escolar se distinguió por su gran aplicación y saber . Su padre como era el apuntador en las obras teatrales “autos sacramentales” del pueblo, pronto incorporó a su pequeño Diego, lo que hizo que el teatro fuera una de sus aficiones que utilizaría después como seminarista y párroco para atraer a todos hacia Dios y remediar algunas necesidades materiales . “Pensé ser sacerdote, ...desde que tengo uso de razón”. Ingresó en el Seminario diocesano de San Fulgencio de Murcia para empezar el "primer curso de latín" a los 10 años en septiembre del año 1925. En tiempo de vacaciones, reunía a sus amigos, los niños de la catequesis y compañeros seminaristas para hablar de Dios . Siendo seminarista, dirigió unas palabras en la plaza del pueblo con ocasión de la memoria de quien fue el primer párroco D. Francisco Zamora, su hermana Pura recuerda que comenzó diciendo: “También los niños sienten, también los niños aman, también los niños tienen corazón...”. De sacerdote procuró mucho el cuidado de los niños, “hagan rezar mucho a los niños” , “no es locura el estar enamorados de la gloria y honra de Dios, y el sentir un celo devorador de restaurarla en las almas de los niños. Ver a Jesús en los niños, salvar a los niños por los niños, he ahí el ideal” . “Mi vocación es de pintor” . Tenía excelentes dotes naturales para el dibujo y la pintura. Siendo sacerdote escribe, “un solo cuadro pintaré: Jesús. Una sola misión y trabajo, dar pinceladas a derecha e izquierda, ‘oportune et importune’ para perfilar más al vivo cada día la figura de Jesús en mí y en los demás. ¡Cuándo se terminará el cuadro: ‘vivit vero in me, (et in fratribus) Christus’!” . Su habilidad para la pintura la utilizará haciendo gráficos, esquemas y dibujos catequéticos. Llegado el año 1936, amaneció el día 18 de julio ardiendo la iglesia parroquial de su pueblo; en pleno incendio, el seminarista Diego, se lanzó a salvar las especies eucarísticas entrando por el mismo agujero de la pared que habían hecho los incendiarios. Consiguió su propósito y logró sacar del Sagrario el copón, al que tanto presionó contra su pecho, que cuentan que se le quemó la camisa y hasta la piel. A los pocos días fue detenido y encarcelado en el templo parroquial recién abrasado. El 30 de noviembre de 1936, ingresa detenido en la Prisión Provincial de Murcia. 29 de enero de 1937 es juzgado por un Tribunal popular que lo condenó a tres años de trabajo obligatorio. El ¿¿?? de febrero es conducido al Campo de Trabajo situado en el Seminario diocesano de Orihuela (Alicante) convertido en cárcel. Con ejemplar entereza y espíritu evangélico soportó toda clase de vejaciones y sufrimientos . Al tiempo, fue trasladado al Batallón disciplinario de Trabajo nº 3 en Huéscar (Granada), más tarde a Baza y por fin a los cerros de las Alpujarras (Granada) para realizar una carretera en trabajos forzados, donde se vio amenazado de muerte en varias ocasiones. Terminada la guerra civil reanudó su formación sacerdotal. Ordenado presbítero en Barcelona el día 9 de junio de 1940 por Monseñor D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara, obispo de Murcia y administrador de la archidiócesis de Barcelona. Celebró su primera Misa solemne el día 29 de junio de 1940, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en la iglesia parroquial de la Purísima de su pueblo natal. Muy devoto del Sagrado Corazón escribió en su estampa recordatorio: "Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones mas endurecidos". Sus primeros nombramientos u oficios pastorales fueron: coadjutor de la Parroquia de Santiago de Jumilla (Murcia), a los pocos meses fue nombrado Capellán de Coro de la Parroquia San Patricio de Lorca (Murcia) y después coadjutor de la Parroquia de S. Mateo de Lorca (Murcia); compaginó el anterior trabajo con el cumplimiento del servicio militar obligatorio, actuando como capellán en el Regimiento de Artillería "Mallorca 13". Durante esta época ejerció como consiliario de la Acción Católica masculina. Párroco de Ntra. Sra. de la Asunción de Fuensanta de Lorca (Murcia) y de San Antonio de Pradico, Los Morotes y Tirieza (Murcia) el día 2 de enero de 1942. Durante un año aproximadamente, atendió también (16 de enero de 1942) el cuidado de unos campos cercanos denominados Santa Gertrudis de Marchena y Aguaderas. Gentes sencillas y pobres económicamente, pero de gran bondad natural y buen espíritu religioso. Trabajó con entusiasmo y tesón cultivando su parcela en todos los aspectos, tanto espiritual como materialmente, “allí en la parroquia no se quedaba nadie sin comer a sabiendas de D. Diego” . Vivió amando y sacrificándose por todos, siempre irradiando alegría. En este tiempo también fue llamado con frecuencia por el Consejo Diocesano de la Acción Católica para dar Ejercicios Espirituales, retiros y charlas a los jóvenes. Por esta época conoció al P. José Soto al que trató durante años. “La tierra es chica para los que aman a Dios”. La dimensión misionera siempre estuvo presente en el corazón sacerdotal de quien deseó “tener mil millones de lenguas para anunciar por todas partes quién es Jesucristo” . En mayo de 1946 le proponen ir a Nicaragua de Padre espiritual de un Seminario , no llegó a realizarse, pero no se cansó de “pedir al Señor esta gracia: celo y comezón interior, avaricia por predicar el Evangelio” y de alentar la vida apostólica y misionera. Cualquier circunstancia hacía prender sus deseos misioneros: “al recibir la postal me da ansias de volar hacia aquellas palmeras, y gritar que amen al Señor” . Párroco de Santa María de Villena, aunque de la provincia de Alicante, pertenecía a la diócesis de Murcia y a esta ciudad llegó para asumir el oficio de pastor el 4 de marzo de 1949. La gente, al verle con el rostro tostado por el sol y algo estropeado físicamente, un día dijeron a su hermana Pura: "cuando llegó D. Diego decíamos -este cura parece un pastor-, pero cuando le oímos hablar cambiamos de opinión diciendo -¡vaya un pastor! No del campo, sino de las almas-". Venían de otras parroquias a oír sus homilías, formó la Acción Católica con sus cuatro ramas, la Adoración Nocturna, grupos catequéticos... Fue nombrado Consiliario de la Acción Católica del centro interparroquial de Villena el día 13 de junio de 1949 . A los jóvenes los reunía en lo que llamaba “cenáculos”, grupos de profundización del Evangelio donde se entrelazaban el estudio, la oración, el apostolado y la caridad. Se destacó por su dedicación a los pobres , procurándoles comida, ropa... Incluso aún se oye decir: "D. Diego se quitó su propia camisa para poder amortajar a mi padre". En el Asilo de las Hermanitas de ancianos desamparados desempeñó su labor de asistencia a los pobres y su dedicación al cultivo de la vida espiritual sobre todo mediante Ejercicios Espirituales y retiros. Su celo por los sacerdotes le llevaba a realizar convivencias en el Santuario de la Virgen de las Virtudes de la misma ciudad o en lugares de alrededor. Su casa, la cual siempre estaba dispuesta para acoger a cualquier sacerdote, fue convictorio de sacerdotes jóvenes que trabajaban por aquellas parroquias. También aquí fue tomado como director espiritual por muchas almas. Su vida sacerdotal de oración, penitencia, Sagrario, de predicación bien preparada y sobre todo de buen ejemplo llevó a muchos a decir: “como éste hay pocos” y "D. Diego practicó todas las obras de misericordia" . “Cuando me enteré de su traslado le dije: ¡qué solos nos deja usted Padre, cuánto le vamos a echar de menos! Y él me dijo: ¿cómo te atreves a decir que estáis solos si constantemente tienes a Jesucristo en el Sagrario?” Director espiritual del Seminario diocesano de Orihuela (Alicante). Después de reestructurar los límites entre diócesis, Villena pasó a depender del Obispado de Orihuela. D. Diego párroco de Santa María de Villena tenía un nuevo nombramiento por el que se le hacía párroco de Abarán (Murcia), pero el nuevo Obispo de Orihuela D. Pablo Barrachina y Estevan, a los pocos días de tomar posesión, el 15 de septiembre de 1954 lo nombró director espiritual del Seminario Mayor , cargo que desempeñó hasta su muerte. “Yo estoy muy contento. Eso no quita para que sienta nostalgia de la vida de apostolado, pero el Señor ha querido enterrarme, ¡bendito sea!, tengo la esperanza que, si soy el que debo, mi granito se convertirá en una espiga de santos sacerdotes, que tanta falta está haciendo en todos los pueblos” . Su vida fue del todo ejemplar. Vivía muy pobre y lo que tenía lo empleaba en la caridad constante. Se levantaba a las cinco y cuarto de la mañana , oraba largamente ante Jesús Eucaristía y cuando llegaba la comunidad de seminaristas ya estaba en el confesionario. Tres veces por semana dirigía la meditación y, durante el día siempre estaba dispuesto a escuchar a los seminaristas; dedicaba mucho tiempo al estudio, sobre todo de los documentos del Papa, del Magisterio y la doctrina del Vaticano II base constante de sus enseñanzas y de su vida. Preparaba con esmero los temas que tenía que impartir en sus clases de Teología espiritual a los seminaristas mayores, y a las religiosas del Noviciado de la Congregación de Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo , llegando a confeccionar un compendio en tres tomos llamado “Apuntes. Vida cristiana y religiosa”. Es de destacar su intervención de modo singular en la elaboración de las nuevas Constituciones y Directorio de esta Congregación. En diciembre de 1958, el Obispo creó la Junta Diocesana y Secretariado Diocesano de Catecismo de la que el P. Diego fue nombrado Secretario . Después ocupó el cargo de Director de Catequesis primero en Orihuela y después en Alicante hasta julio de 1965 . En 1960, se reorganiza la Acción Católica y el Obispo constituyó un Centro de actividades apostólicas en el Colegio Sto. Domingo de Orihuela, para vitalizarla e impulsarla. Creó en este centro “unos como Colegios o Hermandad de Consiliarios... a los que acudirán y estarán en comunicación constante los Curas y Consiliarios de la Comarca” . Como encargado del Colegio de Consiliarios de jóvenes nombró al P. Diego. Compaginaba estos ministerios organizando con frecuencia cursillos diocesanos e interdiocesanos de espiritualidad sacerdotal. Recibía sin dilación a los sacerdotes que de todas las tendencias acudían a él para pedirle su consejo: “Me parece, al menos no lo quiero, que no soy tradicional ni progresista, quiero ir al compás de la Iglesia y de la adaptación progresiva, prudente y juiciosa que aún los cambios humanos requieren...” . Tuvo como modelo sacerdotal constante, y así lo procuraba inculcar, al Maestro S. Juan de Ávila. Trabajó en la Junta diocesana pro Canonización del Beato Maestro Juan de Ávila , estuvo en la comisión diocesana del IV Centenario del Beato , hasta que por fin asistió con gran gozo a su Canonización en Roma por el Papa Pablo VI el 30 de mayo de 1970. La época de las secularizaciones sacerdotales fue sobrellevada por él con gran dolor pero con ánimo renovado. Oraba y hacía orar a todos por la santidad sacerdotal y por eso, casi nunca aceptaba estipendios porque su intención en la Santa Misa era la santificación de los sacerdotes y seminaristas, “Jesús está personalizado hoy en el sacerdote; es Jesús que pasa a través de los tiempos, de los pueblos y de la sociedad, continuando su misión vivificante”. Con la reorganización diocesana de 1962, el Obispo encargará al P. Diego un ministerio de gran importancia que compaginará con la dirección espiritual de los teólogos del Seminario diocesano trasladados a Alicante, ser Director del Convictorio de sacerdotes jóvenes en la recién inaugurada Casa sacerdotal de Alicante de la cual fue el primer Director . Trabajó de manera directa en el Sínodo diocesano de 1967 . Fue miembro del Consejo Presbiteral diocesano. Su labor se extendía también en el cuidado espiritual e incluso material de múltiples conventos de religiosas y religiosos, a las tandas de Ejercicios Espirituales en diversos lugares de España, a la atención personal de quienes encontraban en él un padre en los caminos del espíritu... El apostolado de la pluma era permanente en él, contestando a gran cantidad de correspondencia, apuntando siempre al crecimiento en la perfección cristiana. Le preocupaba "la soledad" y, sobre todo, la santificación del sacerdote. Consciente de que la ayuda mutua es un medio excelente para la santidad de los sacerdotes, procuraba entre los seminaristas crear "grupos o equipos de amistad". Deseaba y alentaba la vida común del clero en sus diversas modalidades (reuniones de revisión sacerdotal, equipos sacerdotales, casa común...). Fue miembro de la asociación sacerdotal "La Unión Apostólica" , siendo de la misma Director diocesano y Consejero nacional: “Esta fue la técnica de Cristo para formar su unión apostólica: trato íntimo, olvido de sí, entrega a unos pocos, grey pequeñita, con amor (Lc 12, 32), que no se impacienta, no se cansa, ni es egoísta, es sufrido, todo lo soporta... (1ª Cor. 13, 4). No es escribirle una carta y recomendarle un boletín de actos, porque a distancia ni se engendra ni se cría. Es dárselo todo: amor, aspiraciones, salud, dinero; “todo lo que recibí del Padre os lo he dado a vosotros” (Jn. 15, 15). ¡Si se formase ese grupito apostólico...; cuánto bien vendría sobre todos los sacerdotes de la diócesis!” . Sin pretenderlo, todo un autorretrato de su vida. “Un grupito de almas totalmente entregadas a Jesús y al apostolado” . En los últimos años de su vida manifiesta su deseo de formar un grupo, no como una estructura de apostolado , “ lo nuestro es de vida cristiana, de entrega a Cristo con todas sus consecuencias” , que impulsen y guíen a otros por los caminos de la santidad. ”¡Cuánto me agradaría dar unos ejercicios a unas poquitas religiosas y seglares de éste estilo, de ahondar en el espíritu apostólico y prepararnos para dar ejercicios y retiros espirituales! A ver si este verano nos vamos quince días por ahí a empaparnos de Cristo y comenzar un camino para darlo a los demás” . “He vuelto a vivir a los 21 años lo que ha sido mi sueño. No hay que darle prisas a Dios sino prepararse para cuando Él quiera y la Jerarquía”. En una sencilla casa del barrio obrero de Rabasa (Alicante), con cinco seminaristas reinicia el curso preteológico el 29 de septiembre de 1975 . Se reservó las labores menos gratificantes de la casa. Estaba convencido que el ejemplo es la mayor fuente de exigencia ,“mi afán no es hablar, les hablo muy poco, quiero ir más bien delante haciendo, y el Señor se encarga de lo demás... vivimos como en el cielo, si es que lo hay en la tierra. Claro es que mi natural tira a la vida cómoda...; es mi cruz, pero por amor a Dios la he de llevar” . Era su deseo formar para la vida sacerdotal desde la sencillez y el estudio, con hondas raíces contemplativas que impulsan la vida apostólica, en vida fraterna y mutua ayuda en el camino de la santidad sacerdotal, siempre sintiendo con la Iglesia en obediencia y amor, sin mirar “a otra parte sino a la gloria de Dios, y ésta busquemos, y de ésta seamos pregoneros” . El crisol purificador de las enfermedades no podía faltar a un espíritu enteramente centrado en Dios, y así, a partir del infarto del 29 de septiembre de 1963, siguieron otras dolencias: a principios de 1964 es operado de vesícula , 4 de noviembre de 1971 es operado de próstata ; enferma de hepatitis tóxica por una transfusión de sangre el 28 de diciembre de 1971, pasa un mes en un hospital de Murcia y está en Javalí recuperándose hasta junio de 1972 que vuelve al Seminario para despedir el curso de los seminaristas y así siguió trabajando de manera incansable hasta su inesperada muerte. Terminada su última Misa, el domingo 25 de enero, se le rompió el cáliz que era en su exterior de barro, se fundió la bombilla del Sagrario de la sencilla iglesia parroquial de Rabasa, y en la cena con los seminaristas partió una barra de pan en unos trozos por ser imprevisiblemente la última de la despensa . Había sido un domingo lleno de actividad apostólica. Después de escribir algunas cartas, poco antes de la medianoche sintiéndose con un dolor intenso en el corazón, un vecino con un seminarista le trasladó al Sanatorio Perpetuo Socorro de Alicante donde murió en la madrugada del lunes 26 de enero de 1976. Era el día de S. Timoteo, discípulo de S. Pablo. LAUS DEO. “Señor, dame vocación de mártir, para ser quemado todo en tu gloria” . La inesperada noticia de su fallecimiento, se divulgó con rapidez por toda la Diócesis de Orihuela - Alicante así como en la de Murcia y el resto de España. Se realizaron tres celebraciones exequiales: en la Parroquia S. Pablo de Alicante presidida por el Rector del Seminario–Teologado Rvdo. Vicente López, en el Seminario diocesano de Orihuela presidida por el Obispo diocesano Mons. Barrachina y en la Parroquia de su pueblo natal presidida por el Obispo diocesano Mons. Azagra. Numerosa fue la congregación de fieles, mayormente de sacerdotes, seminaristas y religiosas, los cuales aunque muy entristecidos, estaban alentados por la sensación general y compartida de saber, que había muerto un sacerdote “santo” al modo de S. Juan de Ávila . Los seminaristas le pusieron una corona de laurel encima del féretro “esto es muy significativo, ha muerto como un héroe, como mártir, al pie de sus deberes de Padre de las almas, de sus amados seminaristas a quien no perdió de vista nunca y se sacrificó hasta dar la vida” . El Obispo D. Pablo Barrachina en su emotiva homilía del Seminario de Orihuela dijo: ”...también quisiera que fuera como un acto de gratitud al Señor y de reconocimiento por habernos deparado este ejemplar sacerdote que acaba de fallecer... D. Diego estaba tan enamorado de ese (su) sacerdocio, que era sacerdote siempre... Era celo. Era entusiasmo. Era perfume. Era como la orla del manto del Señor que pasa junto a nosotros... Quería ser semejante a Jesús... Siempre Cristo. Para todos Cristo. Y nada más que Cristo... Desead ser como él” . Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Javalí Nuevo. La fama de santidad desde su muerte fue aumentando como pone de manifiesto los muchos escritos y numerosas firmas solicitando la introducción de su Causa de canonización, la publicación de algunos de sus escritos y una biografía divulgativa, los testimonios de favores espirituales y materiales que se atribuyen a su intercesión y algunas curaciones supuestamente inexplicables. Pero sobre todo, el recuerdo de su vida y sus palabras siguen alentando a vivir en santidad. La apertura del Proceso de Canonización sobre la vida y virtudes del Siervo de Dios Diego Hernández González, se celebró en el Seminario diocesano de Orihuela (Alicante) el día 25 de enero de 2002. Presidió el Obispo diocesano Mons. Victorio Oliver Domingo: “En el nombre del Señor gastó su vida D. Diego... Vida entregada, como lo aprendía del Evangelio y en la Eucaristía diaria. Vida de servicio. Vida de sacerdote... Redescubrir la vida de D. Diego (...), ha de hacer bien... La Diócesis era su madre y su casa. Le ofreció lo que era: sacerdote. Le ofreció amor y fuego, todo lo suyo. No le pesó. Y entendió que su mejor contribución era la santidad. Su aportación más original. Lo más renovador e innovador. Algo así necesita hoy este tiempo nuestro... la vida de D. Diego nos marca, por fin, una dirección y una fuente... tendremos que seguir sus pasos... Es tarde luminosa de esperanza en nuestra Diócesis y en nuestra Iglesia. Publicar el Decreto de inicio del proceso me ha supuesto una decisión importante, que tomé y he firmado en el Nombre del Señor, con las primicias del Espíritu, para gloria de Dios Padre” .
Posted on: Thu, 19 Sep 2013 17:42:01 +0000

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