BODAS DE FACTO QUE PRETENDEN ESCAMOTEAR LA REALIDAD HISTÓRICA No - TopicsExpress



          

BODAS DE FACTO QUE PRETENDEN ESCAMOTEAR LA REALIDAD HISTÓRICA No todo lo legal es legítimo. No todos los hechos alcanzan el nivel simbólico capaz de darle la singularidad histórica y la calificación de únicos y primigenios. Los hombres más de un vez han intentado traicionar el curso inexorable y normal de la realidad histórica, para erigirse sobre ella con desacatamiento, soberbia y desparpajo. Mucho mas hoy cuando se vive de lo mediático y fugaz, de tretas y ardides que intentan tergiversar y escamotear la verdad. Las llamadas primeras bodas religiosas no católicas con efectos civiles celebradas en el país el 28 de agosto del año en curso, constituyen una burla la comunidad evangélica de nuestro país, factura de la insensatez y la torpeza del magistrado Roberto Rosario Márquez, un hombre rústico y desgarbado, inconsecuente con su investidura, que desconoce la majestad de su titularidad y posición, que más que un árbitro de solemne sobriedad y compostura, es un instigador de rebatiñas, de pleitos mediáticos, que atropella y hace uso inadecuado del poder que le confiere su cargo. Un gesto tan despótico y desconsiderado solo se puede esperar de una persona que, aunque arbitra una parte esencial de nuestro sistema democrático, desconoce su profundidad y sustancia, que da discursos copiados y repite frases manidas y harto conocidas, que evidencian su desconocimiento y la falta de compromiso auténtico que deriva de las funciones que desempeña. No importa las motivaciones alegadas, ni los impulsos reactivos que pudieran activar la infortunada iniciativa del magistrado Rosario, la celebración de las primeras bodas religiosas no católicas con efectos civiles, tenía que constituir un acto de justicia histórica, jamás una pérfida jugada para el desquite de disgustos y desaguisados intrascendentes que no tienen ningún alcance. El magistrado Rosario no ignoraba las gestiones y esfuerzos que hicieron los líderes evangélicos para que la Asamblea Nacional Revisora de la Constitución del 2010 reconociera los derechos de las confesiones no católicas, lo que facilitó la aprobación y promulgación de la Ley 198-11 que establece el matrimonio religioso no católico, y que al mismo tiempo le reconoce el legítimo derecho que tienen los ministros protestantes de oficiar el matrimonio con todo su alcance legal. Se trata de un logro social y cívico de la comunidad evangélica en la República Dominicana, un justo reconocimiento a la presencia e importancia que en los diferentes aspectos de la vida pública se han ganado los oficiantes de credos religiosos no católicos, muy especialmente los evangélicos, que constituyen la parte que más ha empujado para la promulgación de esta ley. Este acto no podía ser festinado torpe y antojadizamente, porque es en este aspecto la bandera simbólica de la lucha por los derechos y las libertades públicas, y son precisamente los que lucharon por este logro a quienes les corresponde levantar esta bandera, es decir a quienes les corresponde celebrar estas bodas. Por la fuerza de la verdad y para honrar la historia con la justicia, las primeras bodas evangélicas con efectos civiles están pendientes de celebración. Mucho cuidado si algunos líderes evangélicos se van por la puerta de atrás y celebran otras bodas de facto. Estas primeras bodas deben celebrarse por todo lo alto en una iglesia evangélica emblemática y con el debido despliegue y la solemnidad que amerita la ocasión. Deben planificarse dentro del protocolo litúrgico que nos caracteriza y no deben faltar los señores Carlos Peña, Miguel Franjul y Eugenio Cedeño que fueron los diputados que impulsaron desde la Asamblea Nacional Revisora hasta su conversión en ley de este proyecto, de este logro de la comunidad evangélica dominicana, que sin ninguna mezquindad ni reclamos, también ha beneficiado a otras confesiones, algunas de las cuales ni siquiera creían que estas conquistas eran posibles. No debe faltar tampoco el obispo Elvis Medina, el pastor Reynaldo Franco Aquino, ni muchos otros líderes que se fajaron para convertir en ley un derecho merecido de la comunidad evangélica dominicana. Por Tomás Gómez Bueno Vida Nueva Radio vidanuevaradiotv
Posted on: Mon, 02 Sep 2013 00:22:51 +0000

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