Buenos días: Anoche me apetecía dar una vueltecita por los arrecifes de la Caleta. Me senté sobre las frescas rocas que acompañan el camino que va a morir a las puertas del castillo San Sebastián. Al resguardo de viento de Levante, que bufaba con rabia enmarañando mi pelo, envolviendo las penas y llevándoselas mar a dentro. Las barquillas tenían su proa mirando al Este, desafiando el aliento del viento, marcando su procedencia, balanceándose al compás de las olas una y otra vez sin tregua. Y allí me encontraba yo. Observando el oscuro horizonte, oscuridad que solo rompe las luces de Rota y el Puerto De Santa María. El incansable rompiente a mi espalda, mostraba unas aguas alteradas que alzaban gotas saladas al aire. En la negra cúpula de la noche, las trémulas estrellas observan conmigo el espectáculo natural. Regalo de esta playa familiar. A pesar del enfado del viento. Donde yo me encontraba estaba amparado por el muro del camino. Donde tranquilamente gozaba de un estado de relax que no tiene precio. Intente buscar versos entre la espuma de las olas, pero mi imaginación se distraía por momentos en cada detalle, en cada sonido, en los bucles que se advertían sobre las aguas, en el cangrejillo que a hurtadillas iba cambiando de grieta… Estuve allí tanto tiempo, como el que tardo la luna en recorrer un gran trecho en el cielo. Luego, relajado y admirado volví a casa a descansar hasta el amanecer. Me hubiera gustado que vuestros ojos también fueran testigos de tan especial momento, pero sé que es quimérico y que tan solo os lo puedo describir con este conjunto de letras. Os deseo un buen jueves a todos.
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 05:49:24 +0000
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