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Buenos días, esperando que tengan un excelente domingo, pongo a su disposición la quinta entrega de mis reflexiones sobre la libertad contemporánea. La reproducción de las relaciones sociales de producción significa que cada quien desempeñe el rol social que le fue asignado. Es decir, significa que el obrero acepte su condición de obrero, que el albañil acepte su condición de albañil, que cada quien ejerza su rol sin cuestionarlo y sin protestar. ¿Cómo se logra que alguien acepte morirse de hambre sin protestar? Existe un proceso que en Psicología conocemos como proceso de socialización, que consiste en el constante aprendizaje que se da en todo individuo desde que nace hasta que fallece. A través del mismo cada individuo desarrolla una personalidad psicosocial, que consiste en una determinada forma de pensar, sentir y actuar que nos hace únicos y diferentes a los demás. Esta personalidad es el resultado de la interinfluencia que mantenemos o hemos mantenido a con las diferentes figuras significativas en los distintos grupos sociales a los que pertenecemos o hemos pertenecido. Se inicia al interior de la familia donde se forman las bases de la personalidad, ya que los primeros años de vida son determinantes en su desarrollo, recibiendo la influencia de los padres, quienes con su conducta moldean la personalidad de los hijos. Continúa con la influencia de los medios masivos de comunicación (principalmente la televisión). Si consideramos el tiempo que pasa una familia frente a la tv actualmente y la percepción superior que tienen los niños a edades tempranas, veremos que la tv también “educa” o más bien malforma. La escuela aporta lo suyo en los términos ya descritos por Rodolfo Bohoslavsky. La Iglesia contribuye a generar sentimientos de culpa y actitudes de obediencia. El ambiente de trabajo hace su aportación al definir comportamientos socialmente aceptables y no, a través de la elaboración de reglamentos, normas, etc. Todo lo anterior contribuye a crear individuos que aceptan el status quo sin cuestionarlo. Por otro lado, Serge Moscovici plantea en su texto La era de las multitudes algo muy interesante. Describe que antes del advenimiento de la sociedad industrial existía un fuerte lazo de unión entre los integrantes de las comunidades. Se manejaba una identidad colectiva y el lenguaje de nosotros. Existían sentimientos de solidaridad entre unos y otros. Con el surgimiento de la industrialización, a través de la introducción de la máquina en el proceso de producción, surgió la división del trabajo, la especialización, donde cada individuo realiza solo una parte del proceso de producción. Con el desarrollo de la industria, crecieron las ciudades a un grado tal que surgió la sociedad de masas. Con ello surgió también la ideología individualista y competitiva característica de nuestra época, que lleva a que una persona experimente grandes sentimientos de soledad y aislamiento, aún cuando esté rodeado de una multitud. Esta ideología individualista y competitiva, genera sentimientos y actitudes de egoísmo e indiferencia social, reduciendo grandemente los sentimientos y actitudes de solidaridad y generosidad social. Mañana continuamos.
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 17:49:43 +0000

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