Buenos días, hoy hace muchísimo frío, por suerte yo puedo - TopicsExpress



          

Buenos días, hoy hace muchísimo frío, por suerte yo puedo encender la calefacción y preparar un vaso de leche para cada uno, hay quien no tiene tanta suerte. Hoy os dejo una historia para reflexionar, y seguro que hace un rato ha ocurrido en más de un hogar. Los que podáis, pasar un buen día. La ultima magdalena. Hacía muchísimo frío aquella mañana, pero no quedaba otra que levantarse, en la cama, bajo las mantas se estaba bien, pero fuera…a los niños volví a arroparlos, aunque en unos minutos deberían levantarse. Me puse la bata de felpa, _que viejeita está, _ pensé. La pobre está pidiendo a gritos una nueva… La casa estaba helada, y eso que la sana costumbre de ventilar por las noches, se había perdido, los niños se congelarían al levantarse. Una vez vestida volví al cuarto a levantarlos. Como cada mañana corrimos hacia el cuarto de baño, era la hora del deporte matutino. Una vez allí, haciendo una carrera contra reloj y contra el frío les lavé la cara y les vestí. Laurita todos los días se quejaba de lo fría que estaba el agua, Pedrín se hacía el valiente y decía que eso era por ser una chica, blandita, a lo que Laurita respondía con un “Lo decía de broma”. Mientras nos arreglábamos, practicábamos un poco de boxeo y carreritas por la casa, era la mejor manera de calentarnos, no, era la única manera de calentarnos. Una vez vestidos, para seguir entrando en calor, o para no helarnos si nos quedábamos quietos, me ayudaban a hacer las camas, aquello formaba parte del juego. _Ale chicos _ les dije aquella mañana con una amplia sonrisa_ al cole. _Pero no hemos desayunado mamá _ me recordó Laurita. _Anda es verdad _ le respondí igual de animada. _Uy, vaya_ exclamé pareciendo muy sorprendida_ ayer se me olvidó comprar leche y solo queda un vaso. _No te preocupes mamá _dijeron los dos_ lo compartiremos. Compartieron el vaso de leche, igual que hicieron con la última magdalena que quedaba en la despensa. Después de eso corriendo porque llegábamos tarde nos fuimos al colegio. Me quedé tranquila al verlos entrar, allí por lo menos, no pasarían frío, a mediodía les darían un plato de comida caliente. Con suerte, la cocinera, una antigua amiga que sabía de mi situación, con disimulo les guardaría algo para la cena. A las 5 yo los recogería y podrían merendar un bocadillo de esos de moda, pan con pan y se imaginaban lo que había dentro, para ellos era un juego, un juego cruel, pero cuyas reglas habían entendido perfectamente. Mañana no habría ni magdalena ni vaso de leche para desayunar. El banco de alimentos aún tardaría dos días en repartir la ayuda del mes. Me subí el cuello del abrigo y me dirigí a la otra punta de la ciudad, donde confiaba no me conocería nadie. Me senté a la puerta del supermercado y pedí que por favor me ayudaran con una botella de leche y una bolsa de magdalenas. Calentarme la casa era más difícil. (MANOLI)
Posted on: Tue, 03 Dec 2013 09:21:34 +0000

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