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By: Djdrakotr Mi aterradora experiencia en un hospital ¡Una hora! Faltaba una hora para que el doctor llegara. Me habían informado mal. Caminé por un corredor hasta encontrar un banco: aunque odiaba estar en el hospital no podía regresar a mi casa sin haber consultado. Esperando allí, sentado en un banco frío, levanté la manga de mi abrigo para consultar el reloj, y al hacerlo noté que tenía una pequeña mancha en el zapato. Me agaché y la limpié con el dedo. Cuando me enderecé había una enfermera frente a mí y sonreía. - ¡Hola! -me saludó, preguntándome luego-. ¿Estás aburrido? - Hola. ¿Se nota? Es que estoy esperando desde hace un buen rato y todavía falta para que venga el doctor. - Si quieres te muestro algo que te va a entretener -me propuso aquella enfermera. - ¿Lo qué? -pregunté intrigado. - Ven y te lo digo - me contestó. Caminó unos pasos, abrió una puerta y me observó desde allí, siempre sonriendo. Algo desconfiado y sin dudas desconcertado, me levanté y la seguí. Entramos a una habitación vacía, atravesamos otra puerta, y yo que no entendía nada. ¿Habría “ligado” con aquella enfermera? ¿Era una broma? En un instante cruzaron un montón de especulaciones por mi mente. Al ingresar a otra habitación similar a la primera, ella señaló a los únicos objetos que había allí: un banco viejo, y en el otro extremo una silla de ruedas, y dijo: - Si te sientas acá y tienes un poco de paciencia, vas a ver que esa silla se mueve: está embrujada. - ¿En serio? No, me tomas el pelo ¡Jaja! ¿O no?… - Tienes que averiguarlo tú mismo. Ahora siéntate y espera -y después de decir eso me dejó solo. Tendría que haberme marchado de allí enseguida, pero estaba tan sorprendido que esperé sentado. La silla de ruedas, vieja, grande y toda manchada, permanecía completamente inmóvil, mas sorpresivamente se movió hacia adelante, y quedó avanzando y retrocediendo un poco, y la parte del asiento se había hundido como si alguien se hubiera sentado en ella. Me levanté abruptamente y salté hacia la puerta. En respuesta a mi movimiento la silla se desplazó velozmente hacia mí. Cuando iba pasando la puerta sentí que intentaron aferrarse de mi abrigo, y me asusté tanto que grité. Ya en el corredor temblaba de terror, y en ese estado me fui de aquel lugar. Muy a mi pesar tuve que volver varias veces al mismo hospital, pero me mantenía en las zonas donde había gente, sin aventurarme en los corredores solitarios. A la enfermera no la vi nunca más, ¡por suerte! Pues después me di cuenta de que vestía un uniforme que ya no usaban allí desde hacía muchos años.
Posted on: Sun, 10 Nov 2013 19:10:47 +0000

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