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By:Promotor PARTE 1 "QUIEN MIRRO ATRAVÉS DE LAS PUERTAS ABIERTAS??? No sé lo que sucedió ni por qué, tampoco podré decir lo que le pasó a él, ni la razón de que yo saliera vivo de allí; menos podré tan solo imaginar una explicación del porqué de la existencia de seres como aquellos. Lo que pasó es lo que trataré de contar. El tiempo que me queda es corto pues me han hecho tomar una dosis aumentada de tranquilizantes-más que la de ayer-para llevarme con esto, y en final, más sosegado hacia la institución mental como fue dispuesto por el psiquiatra a mi familia debido al resultado de mis sesiones. Todo en base a mi historia, perturbadora y mórbida, y a la reacción violenta de mi parte hacia mis semejantes por su falta de crédito a la misma, siendo luego separado por ellos mismos con la marca del desequilibrado. A continuación escribiré esta historia-mi recuerdo-como testimonio de mi experiencia. Pasó a paso, tratando de no alterarme y desaprovechar esta ultima oportunidad para contarla por última vez, antes de que me encierren. Empiezo de esta forma, desde el inicio de mi convivencia con él. Sentado en la banca de un parque situado un poco lejos de la ciudad, leía uno de los cuentos del famoso escritor: Sr. Edgar allan poe. Precisamente el muy escabroso relato: “La verdad sobre el caso del señor valdemar.” Terminaba de leerlo al igual que mi cigarrillo cuando su voz clara pero profunda…como reprimida, me pedia la colilla del cigarrillo aun encendido para con este encender el suyo. Cuando mire a quien me pedia tan común favor, observé a un joven de aspecto incordial, con un cuerpo enfermizo a pesar de tener una edad saludable igual a la mía-como supe posteriormente-unos 22 años. Su cuerpo en detalle era delgado y alto, su cabeza parecía salir de una cabellera espesa y abundante, dudosamente peinada con cuidado, dejando ver su rostro pálido, alargado y cadavérico, con marcadas ojeras, muy oscuras, al pie de la mirada triste que mantuvo siempre hasta que escapo por sus ojos el terror que le invadió y le deformo el rostro en aquel fatídico y extraño día que trato de relatar. Cuando me devolvió la colilla dejo su mano extendida pidiéndome ahora el libro. Note varias cicatrices de cortadas, también de quemaduras, y dos de sus dedos los tenía vendados. Cubrió de inmediato su esquelética mano al percatarse de mi grosera manera de mirarla, yo entonces le ofrecí el libro con amabilidad, a modo absurdo de disimulo por mi imprudencia. Él tomo el libro dándome un gracias sarcástico y mientras lo ojeaba expreso su agrado hacia el con comentarios a los que yo asentía por acertados. Debatimos un corto momento sobre el escritor y fue después de ese instante que deje escapar una invitación a sentarse para acompañarme, a lo que él aceptó gustoso. Encendí otro cigarrillo con la misma colilla antes de tirarla al suelo y los dos hablamos animosos, no por unos minutos, sino por horas en una conversación agradable, variada y enriquecedora; terminando en la creación de una nueva amistad. Después frecuentamos en varios lugares entre bares y parques, entrando, al conocernos más, en una relación de confianza. Me contaba mucho sobre si, sobre el distanciamiento emocional de su familia y los conflictos de autoridad que parecía pasar de mano en mano entre los miembros, me contó sobre su posición económica y como al ser el más problemático de los tres hijos sus padres decidieron no invertir en su colegiatura, por ende sus escasos estudios académicos, empero variados en lo esotérico y lo pasado, resultado del trabajo con un anticuario y de su energía inaprovechada. Precisamente cuando hablaba sobre esto se excitaba de una manera notable. Esto se percibía en la manera que describía sobre unos rituales de fuego, sangre y salvajes de carne en los cuales eran necesarios los sacrificios humanos. Siento ahora el pavor que desvanece desde el interior a mis nervios, tendiéndolos en mi mente dándole paso al descontrol emocional como pasa desde ese día al recordar sus relatos. Esos sacrificios malignos de cuerpos, en que los envolvían a veces en orgías de instrumentos y elementos para la tortura corporal y mental, sumiéndoles así en dolor implacable descrito solo en inimaginables gritos que a su vez servían de coros a los cánticos morbosos en notas cacofónicas inducidoras de danzas pervertidas y extasiantes. Me retuerzo al pensar en individuos fanátistas ofrecerse a tales rituales. Todo en preludio a ceremonias establecidas para el culto o el favor de dioses de irracionables dogmas o en ocasiones a entidades sombrías e incorpóreas que acuden al llamados de personas, no con el poder de convocarlas, sino por la entrega voluntaria o insospechada de si mismos a quienes llaman. Él me confeso saber sobre los procedimientos de algunos de estos ritos.Los horribles conocimientos los adquirió de diversos libros. Él me los mostró el día que fui a visitarlo a su casa. Casi todos de fácil adquisición en las librerías locales; hechicería, compresión de la magia negra, religiones paganas antiguas. Todos con la excusa de conocimiento, de aprendizaje sobre culturas pasadas. Solo unos contados con la mano no tuvo la confianza de rebelarme el lugar en donde los había adquirido. Eran libros grandes y gruesos, su pasta era de un raro cuero bastante deteriorado, al tacto arenoso, muy duro y sin portada; solo tenían unas señas… unas líneas curvadas y largas que entre espirales y dunas formaban algunas geométricas, con unas figurillas pequeñas similares a jeroglíficos. Él me explico que eran un antiguo tipo de escritura y que estaba tratando descifrarlos con prometedores avances. Estos libros los clasifico como “los importantes”, y solo me los enseño por unos segundos, sin abrirlos y sin dejar de sostenerlos, guardándolos luego en el mismo lugar de donde los saco. Una gran caja rectangular de madera, sostenida en sus uniones por unas gruesas platinas remachadas de metal al igual que la tapa. Cerró con llave el hermético cajón, quedando adentro los prohibidos libros con el más grande y grueso que no quiso siquiera sacar -¡incluso negó!- No me importo su conducta quisquillosa, lo vi como una excentricidad de cada quien y él solo se limito a comentarme sobre los que permanecieron afuera, inquieto y excitado como siempre que hablaba de estos temas.
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 08:56:28 +0000

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